🐺 Loma plateada, 2021🐺
Un balde lleno de agua es recogido del pozo, es exactamente el último que necesita para llevar la vasija repleta de regreso a casa. Su espalda duele por el trajinar del día a día, pero él es joven, puede soportar unos cuantos trabajos más. Su mejor regalo lo espera en casa, un pequeño retoño otorgado por los cielos le fue concedido hace cinco años, cuando recibía todo el amor de su cálida pareja.
La espera le es eterna, ¿hace cuánto que no lo ve? Lo extraña todas las noches mientras arrulla a su pequeño en la espaciosa cama que le hace recordar la ausencia de su persona especial. Sabe que no los ha abandonado, pero es simplemente muy difícil mantenerse comunicado en estos tiempos. Cuando la guerra llegó, su pareja, como el alfa de la manada vigente, tuvo que liderar el ejército, haciéndole imposible rechazar su posición y abandonar todo por quedarse con su familia. Sin embargo, una promesa era una promesa, y KyungSoo creía en ellas. Su pareja jamás le había fallado y, a pesar del casi nulo contacto que ha mantenido con él en los últimos meses, sabe que su corazón aún late, puede sentirlo a través de su vínculo de enlace.
—¡Papi! ¡Papi! —Su bebé lo recibe con sus bracitos abiertos.
KyungSoo deja la pesada vasija en el suelo y atrapa a su niño en brazos, regalándole muchos besos en su rostro.
—¿Cómo se ha portado el mejor hijo del mundo? —le dice mientras le hace cosquillas en sus costillas y el niño ríe a carcajadas—. ¿Esperaste mucho a papi?
—¡Sí! —responde feliz, colgándose un poco más de su cuello.
El omega desciende a su hijo hasta el piso y lo sujeta de una mano para caminar juntos hacia la cocina. El pequeñito camina dando uno que otro saltito, se muestra lleno de alegría, él siempre es así cuando su papi llega a casa para almorzar.
—Lavémonos las manos para almorzar —le dice.
Automáticamente, el pequeño se sube al murito de concreto que se encuentra debajo del lavadero. KyungSoo le enseñó a subirse para que alcanzara el lavadero con mayor facilidad. El padre orgulloso sonríe ante la astucia de su hijo, definitivamente será un miembro muy diligente dentro de la manada. Siempre estuvo seguro de su categorización, desde que lo llevó en su vientre supo que sería un alfa al igual que su papá, y eso le hace sonreír porque su bebé se parece tanto a su compañero.
—¡Listo! —avisa el menor con las manos mojadas al aire.
KyungSoo se acerca a secarlo y lo lleva hasta la mesa en donde pronto serán servidos sus alimentos. El menú de hoy es un guiso rojo con lentejas, el favorito de su esposo. Es el día de su cumpleaños, por lo cual, aunque su compañero no esté presente, quiere celebrarlo en su nombre y, de paso, enseñarle a su hijo la importancia de este día.
—San —llama su atención con el diminutivo afectuoso que le ha puesto—. ¿Sabes qué día es hoy?
El niño sonríe curioso y menea muchas veces su cabeza en señal de negación. Es un niño todavía, el recordar fechas no son su fuerte. KyungSoo espera que en un futuro cercano lo haga.
—Es el cumpleaños de papá JongIn —le cuenta y tira de una de sus regordetas mejillas con cariño—. Él aún está trabajando, pero pronto volverá para reunirse con nosotros. Tengo muchas ganas de que hagamos recuerdos los tres juntos, memorias que jamás se irán de tu pequeña cabecita.
Su voz comienza a entrecortarse, es normal porque lo extraña casi demasiado, todavía no entiende cómo es que ha podido sobrevivir casi dos años sin el calor de su pareja. Las únicas noticias que recibió de él fueron por medio de extensas cartas, diciéndole lo mucho que lo amaba, que por favor esperara por él y que besara todas las noches a su hijo de su parte. Pero de eso ya ha pasado algunos meses, la espera solo lo asusta más. KyungSoo ha sido testigo de lo que la guerra suele hacerle a las familias, hace tiempo lo vivió en carne propia y no quiere volver a pasar por eso, no quiere ese futuro para su niño tampoco.
Los días pasan de esta manera, entre KyungSoo yendo a hacer sus labores como omega de la manada por la mañana, junto a los demás miembros, y regresando a casa para cuidar de su pequeño hijo, quien se queda en compañía de una joven beta que lo ayuda en casa. La noche cae pronto, tan de prisa que ya casi ni lo siente. Su mente está plagada de cosas, la mayoría de ellas es acerca de su hijo y la otra parte son plegarias a la madre luna para que cuide de su esposo donde quiera que esté para que regrese sano y salvo.
KyungSoo se acuesta con su hijo en la cama que una vez compartió con su pareja. Su niño está inquieto, no quiere dormir, por más que ha intentado arrullarlo no puede hacer que se duerma.
—Papi, ¿papá nos quiere? —la pregunta lo sorprende. El niño jamás le había preguntado algo como eso.
—Por supuesto que sí, mi amor —le responde con ternura y acaricia su cabecita.
Pero el pequeño se separa un poco de su lado, volviendo su mirada hacia arriba para encontrarlo.
—¿Cuándo volverá?
KyungSoo le sonríe.
—Pronto, cariño.
—Uhm... ¿Mañana? —intenta adivinar.
KyungSoo ríe bajito.
—Eso es muy pronto.
—¿Pasado mañana o pasado, pasado mañana?
Y esas preguntas le traen viejos recuerdos. Suspira con nostalgia y se acurruca más cerca de su hijo.
—Te pareces tanto a él, incluso cuando haces estas preguntas —le confiesa.
—¿De verdad?
El mayor asiente y cierra los ojos mientras abraza a su hijo.
—¿Quieres que te cuente una historia mientras esperamos ese pasado, pasado mañana?
El niño asiente repetidas veces y aplaude con sus manitas de la emoción por escuchar aquel relato.
—Entonces... ¿Por dónde debería comenzar?
ESTÁS LEYENDO
Sweet Creature ❝καιѕοο(ᴠᴇʀ.)⁀➷
FanfictionKyungSoo ha tenido una larga temporada cuidando a su hijo. Mientras esperan la llegada de papá, él se encargará de contarle una historia sobre cómo dos dulces criaturas unieron sus vidas, en medio de un gran caos en su mundo, con la esperanza de cre...