Sol y Luna

219 30 2
                                    

— Pruébalas Hyung — el sonriente TaeHyung soltó, ya después que me tranquilizase.

Asentí. — ¿Pueden ayudarme? Por favor —.

— Claro — habló Jin acercándose y tomando una de las protesis para poner el encaje en mi pierna y después ajustarlo. Hizo lo mismo con la otra pierna.

— ¿Cómo te siente Hyung? — preguntó JiMin con una expresión entre felicidad y duda.

— Se sienten bien, ahora alguien ayúdeme a levantarme — dije con una sonrisa y NamJoon se acercó para ayudarme.

Me sujete de él y empecé a caminar, se sentían muy raro y no podía sostenerme si no me agarraba de algo me pregunto si así se sienten los bebés cuando están aprendiendo a caminar. Después de un rato caminando, tomándome de las cosas y así me cansé por lo que decidí sentarme.

— Me tomará un tiempo acostumbrarme — suspiré.

— Sí, pero luego podrás caminar libremente — animó JiMin con una sonrisa.

Asentí.

La cena terminó tarde, después de eso nos pusimos a ver los demás regalos a todos les gustaron los regalos que compré. JiMin se volvió loco, porqué le conseguí entradas para el concierto de Taeyan y JungKook me agradeció mucho por la tarjeta para comer en una barbacoa gratis por 1 mes, y el hecho más raro es que la gané jugando en una competencia de videojuegos, creí que sería una estafa, pero parece que no fue así.

No le había entregado el regalo a YoonGi aún, lo haría mañana en navidad.

Cuando todos se fueron limpiamos todo, nos dimos un baño y nos acostamos, ya que estábamos muy cansados.

Al despertar, pude ver como YoonGi me abrazaba como un Koala. Sonreí y empecé a dar caricias en su cabeza; lo que provocó que YoonGi despértara de a poco.

— 5 minutos más — se quejó contra mi pecho.

Reí un poco y seguí dando mimos.

Me volteó a ver. — Déjame dormir —. Hizo un puchero.

— Sólo te estoy mimando ¿no te gusta? — pregunté viéndole y tomé sus mejillas para acariciarlas.

— Sí me gusta, sólo vuelve a dormir —. Empezó también a acariciar mi cabeza.

— No puedo, estoy muy despierto — sonreí.

— Pero yo no — se quejó.

— Duerme entonces —.

— Ahora ya no puedo, me despertaste — dijo removiéndose un poco.

— Lo siento, ¿me perdonas? — hice un puchero viéndolo.

— No —.

— ¿Por qué no? — seguí con mi puchero.

— Porque no me has dado mi beso de buenos días — ahora el hizo un puchero.

Sonreí. Me acerqué para besarlo y fui correspondido.

— ¿Ya me perdonas? — hablé después de separarme.

— Sí —. Sonrió y me volvió a abrazar.

— Feliz Navidad, Yoonie — hablé luego de unos segundos abrazados y viéndonos a los ojos.

— Feliz Navidad, Hoba — respondió con una gomosa sonrisa.

De a poco nos acercamos y volvimos a juntar nuestros labios en un lento vaivén, la intensidad subía de a poco, produciendo que el calor en nuestros cuerpos auméntara.

Avalancha || HopeGaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora