Tribus

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Capítulo tres

Mattheo Riddle

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Mattheo Riddle.

«—Vigilad que el hijo de Lucius consiga su objetivo.

—Si padre. —respondió mi hermano.

—No me falleis, sois mi representación, mi mejor creación. Este mundo será mio y vosotros estaréis sentados a mi lado.»

"Mente fría, mente fría" me dije a mi mismo mientras sentía como las pulsaciones de mi corazón aumentaban. Tenía que ocultar todo sentimiento si no quería que mi hermano se enterara y se lo contara a padre, eso no sería nada bueno. Quizá si llevara otro apellido junto a mi nombre, mis preocupaciones serían menos pero el apellido Riddle pesaba toneladas en estos tiempos.

Podría considerar a Hogwarts como mis salvación en estos ultimos cinco años pero desde que Lord Voldemort regresó de entre los muertos, Hogwarts era un lugar de miradas y susurros. ¿Como era posible? Yo, una persona que nunca se hizo notar, pasara de eso a infligir miedo con solo mi presencia.

El compartimento en el que ibamos mi hermano y yo, estaba sumido en un pesado sielencio. Quería contarle a mi hermano, contarle todo pero la voz y las palabras se me atascaban en la garganta. Quizá por que era un cobarde, quizá porque tenía miedo a que él fuera corriendo a padre y se lo contara todo. Estaba solo, completamente solo.

—Recuerda lo que dijo padre, no podemos fallar.

—Ya. —dije mientras miraba por la ventana ditraidamente con la barbilla apollada en mi mano.

—¿Quieres mirarme cuando te hablo? —y ahí estaba la otra cosa, Tom Riddle era la copia exacta de Arioc Riddle. Dominante, posesivo, maligno, discriminante...

—Ya. —dije estaba vez mirando sus ojos.

Pasaron las horas y el silencio pesaba cada vez mas. Tuve que aflojarme la corbata varias veces. Mis manos picaban y sudaban. Estaba a punto de tener otro ataque de ansiedad hasta que Tom dijo que habiamos llegado. Antes de salir, fui al servicio del tren y me enjuagué la cara varias veces con agua fria, después, caminé junto al grupo de "amigos" de mi hermano.


Dumbledore dio un discurso como cada año, terminando con lo que me temía. Todas las miradas fueron puestas en mi y en mi hermano. Ya veo que ni aquí ya se puede estar tranquilo.


En el día después, el jefe de nuestra casa, el profesor Snape, nos repartió los horarios de este nuevo curso.

—¿Te importa si me pongo aquí? El resto ya están ocupadas. —le dije a Lieberg, la prefecta de la casa Ravenclaw. La pelirroja me observó atenta y luego miró hacia la mesa de Slytherin. Puede que si tuvera hueco en las demás pero lo que mas quería ahora era silencio y no ser el centro de la atención y Lieberg parecía ser mi mejor opción.

Ella asintió con la cabeza y en un silencio, el cual agradecí eternamente, cada uno se puso a hacer la poción. Al teminar, quise avisar al profesor Slughorn pero este tenía toda la atención a Potter el cual ganó la poción de Felix Felicis. Vi a mi compañera bajar la mano, parece que no fui el unico en terminar antes de Potter y no ganar la poción.

—¿Porqué no te pusiste con nosotros Mattheo? —me dijo Flora Carrow.

—No habia sitio. —quise terminar la frase pero mi hermano me cogió del brazo y me llevó a un sitio mas apartado.

—¿Recuerdas lo que te dije ayer? —asentí—. Pues aplicalo a tu día a día. No vuelvas a ignorarme.

Tragando en seco disimuladamente, volví a asentir. Éste me dejó de agarrar el brazo y al fin pude escapar de su mirada. Tom Riddle daba miedo, no solo al resto de la gente, sino que también a mi. Lo conocia como la palma de mi mano pero también era como un desconocido para mi. Sabía lo que era capaz de hacer, lo había visto desde que tenía memoria. Tenía sed de sangre y sabía que lo podía conseguir.

Otra vez esas sensación de ahogo recorrió mi cuerpo. Podía sentir mi nuca mojada por el sudor y mi corazon pidiendo por salirse del pecho.

Mi cuerpo se relajó  al escuchar una melodía que provenía del aula de musica. Era relajante pero con un toque de poder. Me acerqué mas y pude ver que la puerta estaba entreavierta. No quise entrar pero al observar quien estaba dentro del aula, me sorprendí al ver a Lieberg bailando con los ojos cerrados y cuando quise darme cuenta, mi cuerpo se habia olvidado del miedo y había encontrado la paz que necesitaba.

Swan lake||Mattheo RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora