| 𝐕𝐈 › Capítulo Seis

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El ambiente en la mesa era tenso y podía sentirse aún estando todos los presentes en completo silencio; los guardias reales se sentían incómodos, era la primera vez que presenciaban una cena de tal magnitud en donde los hombres más poderosos eh in...

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El ambiente en la mesa era tenso y podía sentirse aún estando todos los presentes en completo silencio; los guardias reales se sentían incómodos, era la primera vez que presenciaban una cena de tal magnitud en donde los hombres más poderosos eh influyentes en todo el continente se hallaban sentados uno al lado del otro mientras compartían una copa de vino y una exquisita comida preparada solo para ocasiones así.
La cabeza que siempre estuvo desocupada por años ahora se encontraba siendo ocupada por el más fuerte de esa 'familia'. Dastan tenía una mirada fría, muerta, poco cordial para los concubinos. No era de extrañar que el esposo oficial se sentiría enfadado por estar compartiendo de su comida con los 'amantes' de su esposa y también competencia suya. Todos eran concientes de que no era queridos por el emperador.

—Eh estado intentando entender— la charla inició con él, la cabeza de aquel harem —¿De qué sirve un harem?— su pregunta debería de ser respondida ¿O no?, Ninguno de los otros hombres deseaba decir ni una sola palabra de no ser que él lo ordenara —¿Uniones políticas?, ¿Influencia dentro de los mercados?, ¿Poder, riqueza...?— soltó una ligera risita que extrañó a los demás —todo eso lo tengo en mis manos. Así que no logro entender aún ¿De qué sirven ustedes aquí en este palacio?

Fue duro aquel comentario para los cinco concubinos del harem de la emperatriz. Tal vez el emperador tenía razón y ya no había motivo para que ellos siguieran siendo parte de la dinastía de Latrasil; lo que ellos alguna vez pudieron haberle ofrecido a su esposa Dastan podría ofrecerle el triple de ello. No era un simple duque, o un marqués, o un dueño y heredero de hoteles, o un gran mercenario, o un príncipe bastardo...él era un poderoso miembro imperial de la dinastía Rukhandem. Uno de los ocho príncipe de Menfis, el menor de los hijos.

Y aunque estuviera demasiado lejos de la línea directa al trono de Menfis, era igual de poderoso que su hermano mayor. Todo lo que deseara, lo que fuera que quisiera, lo tenía al alcance de sus manos sin siquiera tardar demasiado tiempo.

—Claro que le eh planteado este problema a mi esposa— volvió a hablar —y ella se niega a...desocuparlos de su deber como concubinos reales.— con los mayores de los cuidados hablaba el emperador y lo hacía con el único objetivo de aún tener dignidad. Sabía que si hablaba de más con su lengua suelta no dudaría en dejar soltar los insultos más nefastos y fuertes capaces de ser dados a un 'amante' o un 'cualquiera' (según él lo eran aquellos cinco hombres) —Por lo que parece ser que la suerte está del lado de cada uno de ustedes.— Dastan alzó su copa de vino y seguidamente también lo hicieron los demás hombres —Seguirán siendo parte del harem de mí esposa. Espero no tener que espetar las reglas que rigen a cada uno de ustedes.

Reglas. Fue algo que había tomado a todos los concubinos tan por sorpresa; cuando firmaron el contrato de concubinato no había en él alguna cláusula dónde manifieste por escrito determinadas reglas de las cuales tanto el emperador habla. ¿Será una modificación repentina? De ser así, el príncipe Klein sería el que menos aceptaría algo como eso.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2023 ⏰

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𝐄𝐌𝐏𝐄𝐑𝐀𝐃𝐎𝐑 𝐎𝐅𝐈𝐂𝐈𝐀𝐋 |The Men of my Harem✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora