001-«𝖊𝖑 𝖗𝖎𝖛𝖆𝖑»

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.-[olivia's POV]-.

Estaba tan apresurada que no me di cuenta que la camiseta. —La cual llevaba buscando por media hora— La tenía Gavi, quien estaba detrás mío. Apoyado en el marco de la puerta ya aburrido de todo el desorden que provoqué.

— ¿Te puedes calmar y verme?— Sugirió aburrido mi amigo, el cual seguía detrás mío.

Bufe en respuesta mientras me daba la vuelta, antes de que pudiese hablar, ví su mano.

—¿La tenías tu todo este tiempo?— Me cruce de brazos, cabreada.

—Te lo dije un montón de veces y no me escuchabas. — se excuso y me lanzó la camiseta y me apuró.

Pedri vendría por nosotros en 10 minutos y yo estaba muy atrasada.

Bueno, conciderando que soy una de las chicas que si le dicen " tienes dos horas para arreglarte" se demoran 3, eso es normal en mí.

Y seguramente, Gavi o Pablo cómo a veces le llamó, ya lo sabe.

Ya que desde hace más de una hora aguanta todos mis gritos y apuros —Sin contar todo el desorden que le dejé— buscando la bendita camiseta número 30.

La suya.

°°°

Ya estaba sentada en las gradas junto a Aurora  que es La hermana de Pablo, y sus amigas.

— Cuentame, ¿Cómo te ha ido, livvie?— Preguntó Aurora apoyandose en el barandal que teníamos en frente. El cual separaba la cancha con las gradas.

— Yo diría que bien, en unas semanas me iré a Londres...— Hable si saber que estaba esbozando una sonrisa.

—Me alegró por ti, y mucho. —Me sonrió Aurora dulcemente.

Me levanté y fui a recoger una botella de agua antes de que comience el partido, tengo la sensación de que la necesitaré en algún momento de estás próximas dos horas que estaremos aquí que probablemente deba un poco más.

Recogí el agua pero cuando me di la vuelta no me fijé en el chico que iba caminando, choque con el y el agua se estrelló en el piso, explotando y mojando todo.

Me resfale por la humedad, por suerte el chico alcanzó a tomarme antes de que me cayese.

—Whoa, ¿Estás bien?— me preguntó el chico, su acento era forzado, se notaba que no hablaba español, se sentía una pizca de... ¿Portugués?

Los cursos de doulingo dieron frutos.

—¿En cuál idioma te hablo? esse, This, o este?— Pregunté con una pequeña sonrisa.

— La verdad es que no me importaría empeñarme en hablar español, lo sigo aprendiendo. — Se cruzó de brazos cuando me levanté y está vez, no me caí.

—¿Sigues aprendiendo? Ya hasta dices más que yo en 10 años. — Imite su acción de cruzar ambos brazos, limitandome a solo contestar con una pequeña risa a la cuál el ladeó su cabeza.

—Me encantaría quedarme y hablar contigo, chica extraña, pero me tengo que ir. — dejó de cruzar sus brazos, dejándolos caer.

¿forever?//João FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora