Los trámites fueron largos, Sana a pesar de no cambiar el apellido de las niñas dejando el apellido "Park" original de GeumJo, agregando también el "Minatozaki", eso no sería nada de malo, recibió las cosas de Momo y Mina en un lapso de varios días, y la mayor prefirió darles un pequeño descanso -también para ella- para poder acostumbrarse un poco más al nuevo ambiente que tendrían que tener probablemente hasta muchos años más.
Momo era una niña bien portada, era energética y le gustaba hablar hasta por los codos con su tía favorita y ayudó un poco a Sana con los caprichos de su pequeña hermana.
Sana veía a sus sobrinas una vez al mes o cada dos meses, y eso hacia un poco más difícil su experiencia con la más pequeña agregando que ella no era la mejor con los niños y no tenía mucha paciencia para una Mina inquieta en las noches, hambrienta o cuando su pañal debía ser cambiado, esa era la peor parte para la peliazul, comprar ropa de niños, la habitación de las niñas que compartían, Momo no tenía problema con ello y pues, Mina menos.
Luego de un fin de semana muy radical para la mayor estaba a punto de llegar el día lunes y con ello, no sabía que hacer.
Momo debía ir a su jardín infantil de nuevo, ya había faltado bastantes días, Mina al parecer tenía una guardería, pero eran horarios difíciles para Sana. Su sobrina mayor salía a las 2 de la tarde, hora en que Sana los lunes tenía su segundo y último receso hasta su salida a las 5 de la tarde. Mina podía estar en su guardería hasta las 6 de la tarde y eso le facilitaba más las cosas, pero Momo era distinto.
—Tía Sa, no puedo colocarme mi pijama.
Ah, y eso también, porque Sana no sabe como cuidar a dos pequeñas niñas. La peliazul se agachó hasta la altura de su sobrina pasando delicadamente la camisa manga larga por sus brazos y por último su cuello dejando la parte de arriba puesta. Luego fue con el pantalón que fue mucho más fácil, Momo se apoyó en su mayor al levantar una de sus piernas y luego hizo lo mismo con la otra para colocar finalmente su pantalón.
Mina ya se encontraba durmiendo desde hace una media hora y era tiempo de que la mayor de las niñas se durmiera también. La acompañó hasta su habitación arropandola y dejando un suave beso en su mejilla que la pequeña devolvió de manera boba e inocente.
Sana había tenido que guardar su dolor todos estos días, pero en las noches solía a veces llorar lo más silencioso posible para no asustar a Momo. Muy en contra a su pensamiento, los padres de GeumJo aparecieron de la nada con rostros enojados y ni una mirada hacia sus pequeñas parientes, ellos se ofrecieron a pagar los gastos del funeral y demás, pero al parecer solo lo hacian por hospitalidad porque Sana no vió ni un atisbo de tristeza en ninguno de ellos, pero era menos dinero que gastar, dinero que no tenía y aceptó, era su única opción.
Al día siguiente despertó con el sonido de la alarma, debía hacer las cosas rápido si no quería llegar tarde o atrasar a las niñas, se dio la ducha más rápida de toda su vida y tal vez las tendría más seguido, se vistió con lo primero que le pareció decente y mientras secaba su cabello fue a despertar a Momo que se quejó y Sana tuvo que vestirla casi dormida, la cargó para dejarla de pie en el suelo arreglando la ropa mientras la pequeña se tallaba los ojos bostezando.
—Ve mientras a la cocina, prepara tu mochila.—Dió un leve toque a su hombro y Momo con pasos pesados se dirigió a donde su tía le indicaba.
Trató de no despertar a Mina mientras le colocaba otra ropa no muy distinta a la que ya llevaba pero no pudo cumplir su misión cuando la pequeña niña comenzó a llorar removiendose en la cuna. Sana la cargó meciendola suavemente y caminando a la cocina para preparar el desayuno, al menos el de Momo y Mina ella podía soportar un poco más.
Pero todo comenzó siendo un desastre cuando se dio cuenta de lo vacía de su despensa.
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