Capítulo 4: Regresando.

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Capítulo 4: Regresando.

【Valeria Rutherford】

Luego de algunos días desde que Rousseblack le regalo todo un equipo nuevo a Droppy que sin duda alguna tiene que darme algunas explicaciones. Me encuentro de regreso hacia la ciudad de nuevo York, en estos momentos me encuentro muy relajado en la comodidad que prestan en el tren que tomé desde Boston.

Me encontraba en esa hermosa ciudad, realizando el apoyo que siempre le presto a la detective Rousseblack, ya que por su cargo nominal debió ser ella, la que representará al departamento de crímenes modernos en la asamblea de armamento de última generación que desean implementar en la policía de Nueva York, servicio de emergencia.

Aunque no me puedo quejar la atención en Boston ha sido una de las mejores. Y en este momento me encuentro de vuelta a Nueva York en este excelente tren merendando algunas golosinas de cortesía de parte de la asamblea, lo preferí así, ya que el de volar, aunque a corta la distancia muy rápido, es una de mis más grandes fobias. Tan simple que no puedo montarme en un aparato que no esté haciendo contacto con el suelo.

Estoy compartiendo cubículo con un chico de edad promedio de 22 años, y me quedo perpleja que le ha sonado el estómago, pienso en que posiblemente debe tener hambre, me registro los bolsillos y consigo que todavía tengo las divertidas golosinas que regalaban en la asamblea. Le voy a regalar uno.

—¡Qué tal! Apetecerías probar una golosina de estas. — Le invito de una manera afectuosa, mientras que también trago estas ricas golosinas que me vuelven adictiva. Lo distraigo de su mundo porque lleva unos audífonos en sus oídos.

—¿Ah, excuse me? —Me interroga porque no oyó lo que le dije. Mentalmente, llevo mi cabeza para atrás frustrada, pero de todas maneras se lo vuelvo a decir.

—Te dije que si te apetece una de estas golosinas. —Le insisto lo que traté de expresar antes. Él se queda pálido algunos segundos antes de reaccionar.

—Eh... ¿Seguro? — Trastea ante mi decisión volteo los ojos y se lo acerco más para que esté seguro de que no me arrepiento de compartir un detalle.

—Ten. —Aseguro, además he tragado tantos de estos allá en la asamblea, tanto que antes de subir en el tren estuve esperando un rato en un baño público de la estación, para ver si vomitaba o no, al final no pasó a mayores.

Pero, mi parte depravada sigue comiendo de estas golosinas adictivas, sin embargo, no con la misma premura que llevaba, como si tuviera varios días sin comer, creo que me hice notar tanto que una señora de avanzada edad se me quedo viendo cómo me atragantaba.

—Agradecido, déjame bendecirlo...— De allí lo toma con sutileza, murmura algunas palabras en otro idioma, probablemente en hebreo porque tiene fisonomía extranjera.

—Quería saber y, ¿Qué escuchas?, no soy muy fan de la música de ahora, el reggaetón y esas cosas, prefiero un Jazz relajante, aunque debo de admitir que me gustan mucho las canciones de Shwan Mendes. — Le aclaro mi última afición en cuestión de gustos musicales. Él se lleva la golosina a la boca y veo cómo la degusta. Me dan más ganas de tragarme la que tengo en el bolsillo izquierdo.

Por lo que paso mi mano por mi bolsillo, la tomo y la saco de allí se rompe el empaque porque el bolsillo de mi chaqueta cierra con una cremallera, y una cantidad importante del contenido se va hacia el suelo. «Que broma, estaba tan buena».

Tomo una pequeña parte de la golosina que se quedó en el asiento conmigo, lo guardo de nuevo en la bolsita y la como con calma porque sí no me dan unas ganas de vomitar que ni siquiera yendo al baño me las puedo quitar.

Te quiero pero soy feliz sin ti ll Detective RousseblackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora