Capítulo 2: El rastro perdido.

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Capítulo 2: El rastro perdido.

【Adelaide Rousseblack】

De verdad con la única que comparto algo de mi vida íntima, es con la más chismosa y metiche de toda la oficina, es esa la que viene sentada a mi lado, aquí adentro de mi auto, es tan metiche que siempre logra sacarme la información que necesita de mí. Pienso por eso que me veo reflejada en ella.

«Eso jamás se lo diré».

— ¡Mujer!, deberías tener algún novio de vez en cuando, es aburrido que te quedes sola todo el tiempo, algún día necesitaras a alguien para compartir tu vida. — Me da un discurso de amiga preocupada, solo pongo los ojos en blanco, sigo manejando, aunque muy en el fondo de mi ser es cierto.

—Ya basta de parloteo y vamos a concentrarnos en la investigación, no te preocupes por mí. — La corrijo, llegamos al estacionamiento que está cerca del local de comida rápida, el cual está protegido por vidrios con letras que dice "Promoción 2x1", por el anuncio me percato que también venden helados.

«Buena idea, tengo un pretexto para conversar con la sospechosa».

—Ya que estamos aquí, voy a comprar...

—Shh, vamos a suponer que vamos a comprar helado, para hablar con la sospechosa. — Me apuro en decir.

—Ah, bueno, pero nada más te dejo en claro que en la vida real, si voy a comprarme un helado. — Balbucea con una voz alegre, la cual ignoro, abro la puerta y espero que pase primero, al entrar se huele el aroma de una buena hamburguesa acompañada de papas fritas y una variedad de bebidas.

Con mi vista analizo disimuladamente todo el local hasta que doy con la gerente sospechosa.

—¡Hola!, ¿Qué les puedo ofrecer? — Nos habla tranquilamente, nos acercamos, la miramos expectante.

—Mi amiga quiere un helado, podemos escoger...

—Claro, tomen el menú. — Caminamos hacia una mesa que se encuentra cerca y nos sentamos. Valeria me enseña que es lo que desea pedir y es un helado de mantecado de la marca Tío Rico.

«Los he probado y puedo decir que tiene buen gusto».

Lo pide y se lo entrega en las manos y me dirijo a cancelar el helado como siempre de todas maneras no me cuesta pagar, dinero me sobra.

Analizo apresuradamente su lenguaje corporal y está nerviosa, como mueve sus manos, tiembla, llevo mi vista hacia la pared que tiene atrás y veo una pizarra con los certificados de sanidad, a simple vista se puede ver por el sello que son falsificados. Frunzo mis cejas, la miro y me entrega la factura.

— ¿Me permite hacerle una pregunta? — Cuestiono de manera neutral, no quiero que se alarme porque una mujer que esté vestida como yo lo estoy como si va a ir para un funeral le haga un interrogatorio, da mucho que pensar.

—Eh... Supongo que ¿Sí? — Se encoge de hombros, frunciendo un poco la nariz, sin saber qué hacer, se apoya en el mostrador, entrelaza las manos. La miro inquisitivamente.

— ¿Cuándo fue la última ocasión que el inspector de sanidad paso por aquí? — Suelto tranquilamente, mientras la veo sin ninguna emoción. Valeria, que ha estado alejada devorándose el helado se acerca, la miro de reojo y también está expectante. La mujer traga grueso y palidece.

—Mmm... Hace dos meses. — Por su tono de confianza fingida sé que miente y a mí nadie me engaña. Asiento salgo del local con la información necesaria como para conectar algunos puntos.

Abro la puerta de mi auto descapotable me siento, me pongo mis lentes oscuros y espero a que Valeria se siente.

—Agradecida por el helado...

Te quiero pero soy feliz sin ti ll Detective RousseblackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora