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Ethan Hunt

Todo por ese detonador

Estabas siendo acorralada. Sabías perfectamente que desde que robaste el artefacto te rastrearían, casarían y luego de obtener lo que les robaste te matarían.

Estabas asustada y por lo general no lo demostrabas. Te hacías ver cómo una persona sin sentimientos, era lo que a tu agencia le gustaba. Tener en su poder a una chica letal y fría que hacía sin rechistar y de una forma impecable todo lo que le pedían.

Eso fue hasta que te rompiste.

Hace solo unos días atrás robaste un artefacto que detonaba una de las bombas más grandes hasta ahora y solo porque no podías dejar morir a niños, mujeres y cientos de familias africanas.

Por eso corrías por las calles de Berlin. Los tuyos trataban de matarte, mercenarios también. Derrepente todo el mundo parecía estar en tu contra.

Te metiste en una cafetería más adelante un poco más segura de que nadie te había seguido y pediste algo de beber.

El detonador era único, de metales extraños que tardarían meces en volver a encontrar y armar.

No sabías que hacer.

Trabajaste con otros espías de distintas organizaciones, pero no sabías en quién confiar, a parte de tí que país no estaría dispuesto a detonar una bomba.

A lo lejos viste La mesera que te había tenido unos minutos atrás echándole una pastilla a tu bebida por lo que te pusiste en alerta otra vez.

—Que lo disfruté—te entrego tu vaso y se alejó. No parecía tener nada extraño, pero buscaba la forma más disimulada para votarla en la maceta al lado mío.

No sabía cuántas personas me observan a parte de la nevera que disimulaba muy mal.

De repente caí en cuenta. Estaba completamente sol, pensé.

Casi siempre hacía las misiones sola pero siempre que regresaba había alguien que me recibía con una sonrisa ya sea, un amigo del trabajo o mi jefe, pero ya no tenía a nadie o eso creí...

Enfrente mío se sentó un chico de gorra bastante nervioso pero eso no fue lo que llamó mi atención, el audífono en su oído y el puño cerrado me indicaba que traía un objeto en el.

Sacaste tu arma y lo apuntaste bajo la mesa, para ser más específicos en su entrepierna por lo que el chico comenzó a balbucear cosas que apenas podías entender.

Le quitaste el seguro y el chico quedó pasmado y callado—Te lo preguntaré por cortesía una sola vez, ¿Qué quieres?—.

El chico parece estar pensando o escuchando por el audífono por lo que se demora en contestar. En eso que esperabas notas que la chica gira la cabeza y déja de mirar por unos segundos que aprovechas para tirar el café y hacerle creer a La mesera cuando volteo a verte denuevo que lo has tomado.

Ella también hablo al aire por lo que supiste que también tenía un equipo y un audífono—te queremos ayudar— por fin hablo el chico tratando de relajarse. Fingiste que te daba sueño para continuar haciendole creer el tema del café.

—Muchas Personas me han dicho eso durante los últimos días— respondiste perdiendo la paciencia. No quisiste repara en la voz del chico que se te hacía familiar hasta que le encontrarte el parecido en la voz con una persona con la que trabajaste pero nunca se vieron en persona.