Joel Miler (Pedro Pascal)

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Perdiste la paciencia como arena entre los dedos.

Todos los días disponias de la misma rutina.

Revisar las armas, entrenar más soldados, darle de comer a la joven encerrada, tener una reunion con tu jefa y volver a casa para comer y dormir.

Odiabas las cosas cotidianas, antes de la pandemia con tu trabajo y tú vida siempre tenías algo nuevo que contar cuando regresabas a casa.

Ahora todo estaba vacío, frío y el lugar era distinto.

—oh!, mira quién hace su brillante entrada!—Ellie patea la charola vacía junto a ella mientras murmura enojada.

Suspiré frustrada, la verdad es que había venido a verla mas seguido de lo que debería.

—te conseguí una manzana y una barrita extra de mi ración—murmure mientras dejaba mi fusil a un lado y recogía la charola del piso para después llevármela.

—apuesto que está envenenada— observo molesta mientras la alejaba con su pierna e ignoraba mirarme.

Trate de no discutir con ella, solo trataba de cuidarla dentro de lo que mía recursos podían pensando que era tan solo una niña que no merecía un trato como este.

—por favor come un poco más—murmure y me arrodillé frente a ella ofreciéndole la manzana.

—porque debería hacerlo—inquiere desconfiada pero no sé.aparta de mi.

—Debes tener fuerzas para el día que salgas de aquí Ellie, porque se que lo harás—insisto una última vez y ella toma la manzana y la come en silencio mientras me recuesto en una pared.

Pase casi una hora con ella hasta que terminó la comida, solo miraba la pared mientras jugaba con mi anillo.

Me lo había colocado ya que últimamente pensaba demasiado en Joel, en la posibilidad de que allá sobrevivido o... Que este muerto, lo último me quitaba demasiadas horas de sueño por lo que a penas dormía

—A quién le pertenecía?—murmuro la joven mirándome —El anillo... Estás comprometida?—

—era de mi esposo—respondo sintiendo como un nudo se crea en mi garganta —nos casamos cuatro meces antes de toda esta mierda— cuento y la miro a ella.

Se queda en silencio, su cara me dice que supone lo mismo que yo a veces

Que él probablemente esté muerto

Le dedicó una pequeña sonrisa y me levanto, le dejo mi suéter para que se lo ponga por encima ya que especialmente esta noche hace demasiado frío, luego tomo mis cosas y me voy, directo a mi casa.

Tenía la fortuna de no compartir con nadie ya que tenía cierto rango dentro de esta sociedad, algo militar por tener experiencia con mi anterior trabajo en fuerzas especiales.

Deje pasar la noche junto a un pequeño tocadiscos que había conseguido y de milagro funcionaba, una taza de café para espantar las pesadillas que no me dejaron dormir.

—Sargento se encuentra ahí!?— golpes fuertes en mi puerta hicieron que saltará del sofá en el que caí dormida, tome mi arma y me hacer que a la puerta.

—con quien estoy hablando!—podía ser un peligro si llamaban a mi puerta a las 6 de la mañana sin que halla empezado mi horario de trabajo.

Resulta ser que mi jefa había convocado una reunión de emergencia en la que me solicitaban.

Al llegar y escuchar lo que tenían planeado mi corazón se apretó al ver que sacarían a Ellie de aquí para llevarlas con Las Luciérnagas.

No participe de la conversación pero era la encargada de trasladarla horas más tarde por lo que debía cuidar que ahora a ella no le faltará nada.

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