Haru abrazo fuertemente a su pequeña hermanita. Su liso y oscuro cabello cubría parte de su blanco rostro. Akari estaba conmocionada. Levanto levemente la mirada hacia el chico, cuyo rostro permanecía inexpresivo.
-¿como me encontraste?- le pregunto tímidamente. Haru levanto levemente la cabeza apartando algunos mechones de cabello de su rostro. Vio a su hermana y sonrió calidamente.
- Pequeña tonta ¿que tenías pensado hacer?- Akari bajo la mirada apenada. Sin embargo Haru pareció no notarlo, la aparto un poco de el y se inclino hasta que su mirada se cruzo con la de ella.
-Hay un lugar al que quiero que me acompañes. - le dijo tomandola de la mano y conduciendola entre las avenidas.
La chica seguía sin comprender lo que Haru trataba de hacer, pero su devoción hacia el era tan grande, que lo seguía sin pensar siquiera en las consecuencias.
Después de un corto rato llegaron a una vieja cafetería. Esta parecía un poco olvidada, daba un aspecto bastante deprimente por fuera. Akari no lo dijo, pero sintió miedo, por lo que tomo con más fuerza la mano del chico, quien al sentir aquella presión sonrió para si.-Hemos llegado - Anunció Haru-¿Que esperas?¡entra!-agrego mientras abría caballerosamente la puerta. Akari entro.
Dentro era demasiado distinto a como lucia por fuera.
Había algunos sillones alrededor del lugar, mesas, sillas y en el centro, un pequeño escenario con algunos instrumentos musicales. El lugar en si, no estaba tan mal, aunque para Akari no dejaba de ser deprimente.-¿Donde estamos?- pregunto confundida
-en un lugar secreto. Nadie en el colegio sabe de este lugar. Creí que estarías mejor asi.- respondió Haru tranquilamente.
De pronto una joven mujer de pelo castaño y ondulado, bellos ojos color esmeralda y un hermoso vestido rojo se acerco a ellos y abrazo a Haru plantandole un beso en cada mejilla.- me alegra que hayas venido. Creo que has llegado justo a tiempo ahora mismo te presentare. - le dijo sonriendo mientras daba la vuelta y subía al escenario.
-¿Que quiso decir con eso?- pregunto Akari. Haru volvió a sonreír.
-ya lo veras-
La mujer subió a aquel pequeño escenario, al hacerlo la música se detuvo y todos los presentes aplaudieron extasiados.-¡buenas tardes damas y caballeros! ¿están listos para nuestra tarde de karaoke?- los aplausos se escucharon con más fuerza-esta tarde nos acompaña nuestro cuatro veces campeón- continúo la mujer - por favor, denle un fuerte aplauso a ¡Haru!
Al escuchar aquellas palabras Akari se quedó helada. Haru volteo hacia ella, acercándose a su oido
-esto es lo quería mostrarte. Por favor espérame aquí.
Dicho esto, el joven avanzo hasta el escenario y tomo el micrófono. Todos los presentes aplaudían y gritaban entusiasmados.
En ese momento la mujer del pelo castaño se acerco a Haru y observo al público hasta que vio a Akari-¿pero que veo? Creo que nuestro querido Haru el día de hoy a venido acompañado, dinos Haru ¿es ella tu novia?- Haru bajo la cabeza mientras Akari se ponía roja de vergüenza. Haru levanto la mirada hacia la mujer y sonrió irónico.
-dejare que lo averigües-respondio.
-¿por que no cantan juntos?- pregunto la mujer. Akari se lleno de pánico. ¿cantar? ¿ella?
Ella nunca había cantado y mucho menos delante de tanta gente. Sin embargo los clientes del lugar parecían entusiasmados con la idea. Haru conocía muy bien a Akari y sabia que tenia miedo, así que bajo un poco del escenario, y se acercó a ella tendiendole su mano.-Ven conmigo. No tengas miedo. No te dejare sola.- le dijo mientras le regalaba una calida sonrisa.
La chica no pudo evitar perderse en la oscuridad de aquellos ojos. Sin darse cuenta tomo la mano del chico y subió al escenario.
Los gritos y aplausos continuaron hasta que una tenue melodía comenzó a escucharse. Haru comenzó a cantar. Akari jamás lo había escuchado, su voz era hermosa. Parecía la de un ángel. Motivada por aquella hermosa voz la joven tomo el micrófono con ambas manos y comenzó a cantar dejando a todos los presentes, incluido el mismo Haru completamente asombrados.
Su voz era sencillamente única.
Aquella joven cantaba con tanto sentimiento, que muchos de los presentes no pudieron evitarlo y se echaron a llorar. Sin embargo Akari se sentía en paz, tranquila, no llegaba a estar del todo feliz, pero no se había sentido tan bien en mucho tiempo, talvez demasiado.