2; Noche de vinos.

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2015

TW: VIOLENCIA.

Lo que sucedió aquel día no volvió a mencionarse durante un largo tiempo, aunque tampoco lo consideraban necesario, al menos para los dos varones, había sido una travesura de niños

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Lo que sucedió aquel día no volvió a mencionarse durante un largo tiempo, aunque tampoco lo consideraban necesario, al menos para los dos varones, había sido una travesura de niños.
Estaban a meses de terminar el colegio secundario, habían madurado bastante desde entonces, se encontraban en la plenitud de la adolescencia.

Cristian seguía jugando al fútbol. No iba a parar hasta que lo llamaran desde el club con el que tanto había soñado; Belgrano de Córdoba. Sus calificaciones eran excelentes, su madre estaba sorprendida por eso, ya que habían tenido una charla sobre las responsabilidades. Si el quería ser jugador profesional debía ser responsable con todas las áreas de su vida.

Lisandro seguía en el mismo club, con esperanzas de que otro lo llamara para jugar profesionalmente. No podía negar que tenía malos días, a veces sentía que no era lo suficientemente bueno.
Su familia lo presionaba bastante, no tenían mucho tacto con el y no le daban el apoyo que necesitaba, pero había aprendido a vivir con eso.

Chiara, por otra parte, comenzó a practicar varios deportes, pero ninguno le había gustado tanto como la natación, entrenaba casi todos los días. Para su suerte, el club vecinal no cobraba demasiado, así que podían pagarlo.

También, había tenido varias citas, algunos eran chicos de su escuela y otros del barrio, pero no se había puesto de novia aún. Claro estaba que sus dos mejores amigos no estaban muy felices con esto, aunque ninguno le decía nada y por el momento preferían guardarselo.

Las fechas de la Copa América en aquel año habían llegado, los tres estaban emocionados de ver los partidos. Algunos los veían en casa de Lisandro y otros en casa de Cristian, quien vivía en un barrio lejos de la ciudad.
Jugaron piedra papel o tijera esa tarde para decidir y nuevamente les tocó verlo en casa del cordobés.

Buscaron la sube para cargarla en un kiosco que se encontraba cerca de su colegio, para poder viajar en colectivo.
—Chicos—El morocho se palmeó los bolsillos y se dió cuenta de que no le había quedado plata—Me quedé sin un peso ¿Me pueden pagar el viaje ustedes?—Los miró preocupado, odiaba pasar por esto.

—Si, ni se pregunta eso Cristian—Lisandro sacó su billetera para cargar la tarjeta.
Se sentaron en la parada, justo donde daba el sol ya que era un día frío.
Chiara estaba sentada al medio, mientras que los dos chicos aburridos y esperando, jugaban con su pelo.

Hasta que el morocho entrecerrando los ojos y mirando hacia la avenida, diviso el colectivo y rápidamente se pararon para tomarlo.
Lisandro pasó la tarjeta tres veces mientras que sus dos amigos se adelantaron para sentarse.
Ella del lado de la ventana y Cristian a su lado, el tercero decidió quedarse parado.

Two | Lisandro Martínez, Cuti Romero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora