6; Té para tres.

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Chiara había terminado de preparar el almuerzo

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Chiara había terminado de preparar el almuerzo. El día estaba hermoso para comer guiso de arroz y pollo. Así que sin pensarlo demasiado, esa mañana mientras sus dos amigos dormían, comenzó a cocinar.

Se abrigó lo mejor que pudo, sin importarte si se veía linda o no. Cerró la puerta de la habitación y preparó todo para que ellos tuvieran la comida lista, nunca les había cocinado de esa manera pero el cariño que les tenía ameritaba de esto.

De puntitas de pie, se acercó y abrió la puerta, los miró desde ahí, dormían plácidamente.
Cristian con la cara pegada al colchón, boquiabierto, y a su lado Lisandro, abrazando una almohada.

Sirvió algo de arroz en un plato pequeño y se dirigió hacia ellos nuevamente, sentandose al borde de la cama.

—Chicos—Los tocó suavemente del hombro, mirándolos detenidamente.
El morocho se sobresaltó y se despertó al instante, en cambio Lisandro tardó un poco más en tomar conciencia.

—Uy que rico olor—Cristian se acercó a ella, sonriendo mientras se frotaba los ojos llenos de ojeras.
Lisandro imitó la acción de el y se sentó, mirándola.
Chiara juntó un poco de arroz en el tenedor y le dió a probar en la boca al morocho, para luego seguir con su otro amigo.

—Que rico—La pelinegra les limpió la comisura de los labios, que se les había llenado de salsa, parecían dos nenes.

—Pero más rica estas vos—Lisandro la agarró de la cintura, ella se vió obligada a dejar el plato sobre la mesa de luz y sus dos amigos la metieron a la cama.

—Paren, paren—Comenzó a decir cuando empezaron a llenarla de besos por todos lados.
Y como si eso no era suficiente para hacerla reír, la llenaron de cosquillas.

—Ay basta, no no, me hace mal basta—Trataba de ser seria y alejarlos, pero no podía parar de reírse.

Era la mañana ( o el medio día ) más hermoso de su vida.

Chiara se acercó a ellos cuando dejaron de molestarla y plantó un beso en sus labios, muriéndose por más y por el amor que ellos le tenían.
Lisandro no podía evitar morderse el labio inferior cada vez que la veia, tampoco podía evitar agárrarla fuerte del cuello cuando la besaba, la volvia loco.

Todo el ambiente se había vuelto intenso, hasta que el celular de Cristian comenzó a vibrar y se levantó para atender la llamada.

—¿Hi?— De repente tenía el acento perfecto en inglés.

Sus dos amigos solo lo miraban curiosos.

—Ah, Celia ¿Cómo estás?—Chiara frunció el seño y miró a Lisandro, cómo preguntándole quién era.
—Yo estoy bien, ¿Vos dónde andas?...No, no creo que vaya esta semana a Londres ¿Porqué?...Si yo también, yo también te extr—El morocho vió que sus amigos estaban escuchando y salió al balcón a hablar.

Two | Lisandro Martínez, Cuti Romero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora