❖Escondites❖

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Los hermanos jugaban en la orilla del mar, ya que sus padres no estaban.

Pues claro, las tareas de Ao'nung)(como Olo'Eyktan) y Neteyam (como Tsahik) no eran faciles, así que tardaban mucho.

Se suponía que los niños debían estar con sus abuelos, pero no quisieron ir.

Natleyhi nadaba, haciendo trucos para divertir a Ma'ki, su hermano menor. Mientras que Ey'ma buscaba conchitas en la arena.

Mientras tanto, Neteyam y Ao'nung ya habían terminado sus tareas hace rato; por lo que, estaban en su escondite.

Una cueva situada lejos de la aldea, donde nadie los podía oír o escuchar.

¡Ah! ─ gimió el Omatikaya, sintiendo un escalofrío recorrer todo su cuerpo.




─ Ni que estuviera tan fría ─ río el Metkayina, resulta que en la cueva había una pequeña 'Piscina' adentro.

La pareja solía ir allí cuando estaban aburridos, aunque ahora era para escaparse un ratito.

─ ¡Esta jodidamente helada! ─ se quejó, notando como su pareja estaba sereno en el agua. Net no dudó en empujar a su pareja, para que se mojara completamente.

─ ¡Ay! ¡Gato malo! ─ dijo temblando de frío, abrazándose a si mismo.

El Omatikaya río, saliendo del agua para secarse.

El Metkayina salió después, para luego abrazar a su pareja para así empaparlo denuevo, recibiendo quejas del contrario.

Las risas inundaban el lugar, no querían irse de ahí.

Ok, Teyam y Nung amaban a sus hijas. Las amaban con todo su ser, pero aveces querían tiempo a solas.

Sienten que aveces quieren volver a jugar, bailar o gastarle bromas a la gente, pero ya eran adultos.

Por eso aprovechaban esos pequeños momentos para divertirse, como niños otra vez.

El gatito miraba con curiosidad las plantas que había en la cueva, siendo muy bonitas a la vista

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El gatito miraba con curiosidad las plantas que había en la cueva, siendo muy bonitas a la vista.

El pesecito miraba la carita asombrada de su amor, le daba mucha ternura, queriendo comerlo a besos en ese momento.

Lo abrazó por detrás, hundiendo su carita en el hombro del contrario; quien le acarició la cabeza con dulzura.

Ao'nung empezó a morder la espalda de su gatito, dejándole notables marcas. Eso ya se le había vuelto costumbre.

Neteyam se ruborizó por completo, como la primera vez de cuándo lo hizo.

En un rato, se encontraban acostados en el suelo, mirando el techo de la cueva.

─ ¿Qué estarán haciendo los niños? ─ preguntó curioso el Omatikaya, tomando la mano de su pareja sin despegar la vista del techo.

─ Probablemente estén haciéndole bromas a Jake ─ río Ao'nung.

Jake era un blanco fácil para las bromas de las pequeñas demonios. Y lo peor era que Neytiri también estaba algo involucrada en las bromas.

La última vez le habían pintado toda la cara de color rosa, ¡Y la pintura tardó dos días en irse!

Hablando de blancos fáciles, otros dos eran Lo'ak y Roxto.

Lo'ak siempre terminaba cansado, ni siquiera su hijo lo cansaba tanto. Por eso cada vez que Natleyhi iba a jugar con Yun'al, le rezaba a Eywa para que se cansaran rápido.

Y Roxto era el conejillo de Indias de Kiri, Ey'ma y Spider. Le hacían peinados, le pinturajeaban la cara, etc...

La pareja siguió hablando de otras cosas, por ejemplo; que cenarian, lo rápido que crecian sus hijos...

Neteyam bostezó, mientras se pegaba al cuerpo de su esposo; quedando dormido.

Net (aparte de los embarazos) no era de quedarse dormido así como así, pero cuándo lo hacía era porque estaba muuy cansado.

Ao'nung sonrió al ver a su gatito así, se levantó despacio con cuidado de lo despertarlo, y lo cargó como Koala.

Salió de la cueva, viendo como ya estaba atardeciendo. Caminó lentamente por la playa, cuidando de no mover a su pareja y despertarlo.

Mañana podrían descansar de las tareas, ya que era día de descanso, y podría pasar todo el día con sus estrellitas y su sol.

Cuándo llegó a su Marui, lo esperaban tres pequeños demonios haciendo desastre; jugando a las guerritas.

Sonrió y luego de dejar a Neteyam en la cama, fue a hacerle la cena a sus niñas.

─ Y entonces, Natleyhi dió una voltedeta en el agua ─ contó Ey'ma moviendo sus manitos. Su papi escuchaba atentamente todos los relatos de sus pequeñas.

─ ¡Tambien atrape un pez! ─ canturreo con entusiasmo su hija mayor, alzando sus bracitos con alegría.

─ ¿Enserio? ¿Y no lo trajiste? ─ dijo en broma, sabía que su hija no podía comer algo después de verlo vivo, ya que se sentí mal por el animal.

─ No no, ¡Se me escapó! ─ mintió la pequeña, pero siendo descubierta por su papi. No sabía mentir

Al igual que su madre.

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