JIHOON

95 9 2
                                    

No pensé que fuera posible sentir más dolor. Mi piel había ido de sentirse encendida a como si estuviera siendo cortada por cuchillas de afeitar a sólo la insensibilidad por los cambios deliberados de temperatura que había tenido que soportar el último par de horas, calor tortuoso, cambiando seguidamente a frío insoportable. Intenté liberar mis brazos y piernas retorciéndolos mientras el dolor me atravesaba pero las esposas que los atrapaban lo hacía imposible.

Apreté los dientes, reprimiendo que el grito en mi garganta se escurriera entre mis dientes. Mi espalda se arqueó. Los dedos de mis manos y pies se pusieron rígidos. Pero mis ojos nunca se movieron del hombre que estaba de pie frente a mí. El monstruo que había regresado hoy con penetrantes ojos azules como el cristal. Las pupilas negras dilatadas habían desaparecido, y en su lugar había intensas piscinas azules. Una característica engañosamente bella en un hombre tan cruel.

Me miraba ahora mientras el calor hacía sudar mi piel, y podía ver en su mirada fija y vacía que mi dolor y sufrimiento no afectaban su corazón. Era enorme, severamente lleno de cicatrices y musculoso, la cosa más aterradora que había visto nunca.

Mi cuerpo seguía sacudiéndose y saltando por los efectos de los cambios de temperatura. Pero observaba a mi captor. Nunca moví mis brazos, confundido de repente cuando, en ocasiones, sus ojos se entrecerraban un poco en las esquinas como si se sintiera un poco incómodo al causarme dolor. Sus manos se cerraban fuertemente a sus costados, como si estuvieran luchando contra la urgencia de apagar el calentador o el ventilador de aire frío.

Mientras las horas pasaban, me preguntaba si tan solo me lo estaba imaginando, pero estaba ahí: un elemento de empatía o de remordimiento.

Quizás este monstruo duramente marcado tenía sentimientos después de todo.

Desde que había llegado a esta cámara del infierno, desde que éste hombre me había obligado a desnudarme, sentí mi inocencia romperse a pedazos. Nunca había estado con un hombre. Pero él me había desnudado. Había tocado mi piel desnuda, había recorrido su nariz a lo largo de mi cuello y se había apretado contra mi cuerpo desnudo.

Aun así, algo era diferente entre este hombre y el de la noche pasada. Anoche, sus ojos azules estaban dilatados e hinchados. Su cuerpo estaba tenso, como si estuviera lleno de rabia y odio. Anoche, el hombre era fríamente cruel y violento. Daba las instrucciones como si no tuviera otra opción. Como si algo muy adentro estuviera obligándolo a hacer esas cosas despreciables.

Esta versión de hombre tenía reconocimiento en los ojos. Sus movimientos no eran tan tensos, definitivamente eran más fluidos. ¿Y sus ojos? Sus ojos eran hoy definitivamente más brillantes y llenos del azul más increíble. Y sabía exactamente lo que estaba haciendo. La manera en que me miraba. La manera en que me olía. Tentaba y probaba mi resistencia. Era todo él. Esta versión del monstruo estaba muy al cargo de sus propias acciones.

Esta versión de hombre me aterrorizaba como nunca había sido aterrorizado antes, me hizo gritar conscientemente. Y aun así, pude ver una llama de humanidad en su mirada.

Anoche, no había ninguna.

El monstruo apagó el calentador, mi cabeza cayó por el agotamiento. Dio un paso para acercarse y se agachó, su aroma almizclado de oscuras especias cubrió mi rostro. Como antes, su nariz se enterró en el hueco de mi cuello, la punta de su nariz restregándose bajo mi oreja. Mi tierna piel subió y bajó, hasta que su cálido aliento se detuvo junto a mi oreja y susurró:

―¿De qué conoces a Vernon Kostaba? ―Su voz era suave, casi convenciéndome a pensar que sentía algún tipo de remordimiento. Luego recordé sus puños y sus ojos entrecerrados y me pregunté si era así.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 28, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¿ ERES REAL ? - JICHEOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora