Oceánica

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CAPITULO 1



"Sonido misterioso"


No sé quién leerá lo que estoy escribiendo, no me animé a contárselo a nadie. Sólo lo saben quienes lo vivieron conmigo ya que estoy seguro de que nadie me creería. Por eso decidí hacerlo por este medio hasta que el destino quiera que se descubra la verdad. Y si esto no ocurre, seguro quedará como un cuento o una leyenda jamás demostrada.


Mi nombre es Benjamín Lust. Mi vida transcurría de una forma normal. Me levantaba temprano para ir a trabajar, una función estructurada y rutinaria, pero poniéndole mi toque personal encontraba siempre la forma de divertirme de aquellas tareas que cualquiera hubiese tildado de aburridas. Luego, pasadas las seis de la tarde, me iba hacia la facultad, otro lugar cotidiano en donde buscaba perfeccionarme y equilibrar mi imaginación sin límites.


Vivía con mis padres adoptivos y mi Perro caniche Deseo Teodoro, aunque mucho no conocía acerca de mi historia pasada, tampoco me interesaba indagar demasiado. Me sentía bien con mis padres y entonces no tenía motivos para querer saber las causas de mi abandono.


Amaba el arte y los cuentos de todo tipo. Cuando tenía tiempo libre, dibujaba en cualquier trozo de papel, un don innato. Actuaba, bailaba y me gustaba fantasear con sueños y relatos. Lo único inusual en mi vida lo ocasionaba siempre el constante y recurrente "Sueño" de una tierra desconocida para mí que surgía cada vez que cerraba mis ojos al descansar.


Pero cierto día mi normalidad cambió. Lo primero que escuché, cuando se inició mi odisea por terrenos nunca imaginados, fue un apasionante, pero diferente ruido. Provenía de algún lugar que ya no estaba en mi perspectiva visual conocida o en mis recuerdos olvidados, sino que procedía de espacios aparentemente desconocidos, fuera de mi cuarto, pero dentro de mi casa.


Pensé que sólo se trataba de un sonido de mi libertina cabeza voladora. Siempre me decían que tenía una imaginación creativa, que me resultaba fácil soñar y crear historias, ya que, como les conté, amaba los dibujos y las historias de fantasías. Me preguntaba si no sería otro ataque de mi fantasiosa imaginación (aunque para otros fuesen ataques de locura).


Después de varias horas de escucharlo, fui a encender la televisión para no pensar ni oír, creyendo que sería esa una solución posible, pero no. Una especie de tentación a buscarlo me invadió y ya no podía resistirme. No podía dejarlo a un lado, podría decirse que se oía como un llamado que me perseguía, que yo sólo podía escuchar y que despertaba poderosamente mi curiosidad.


Me dirigí a la cocina para saber si mi madre también los oía, pero a juzgar por unos panecillos quemados que le demandaban su atención, todo lo demás parecía normal, incluso el tarareo constante de una canción de su ídolo.


Me alejé de mi casa por un tiempo pensando que pronto cesaría el extraño sonido. Pero ahí aparecía, cada vez más intenso, no causaban dolor, me envolvía, me atrapaba y acorralaba. Parecía una especie de guía de sonido que me hacía repensarlo y querer hallarlo deprisa. ¿Acaso estaría por volverme completamente loco? Me preguntaba una y otra vez, asustado, sin resolver el enigma.


No podía callar más; debía compartirlo, necesitaba que me ayudaran. Tenía muy pocas personas, valiosas por cierto, en las cuales confiaba ciegamente. Muchas veces por mis pensamientos se han reído de mí, por eso analicé seriamente con quién compartir lo que me sucedía. Mi mamá sería una correcta elección, aunque no quería exponerla a que se preocupara por algo que ni siquiera ella podía oír. Debía recurrir a otras personas.

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⏰ Última actualización: May 29, 2015 ⏰

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