ꕤ | ❝ Nunca confies en el interés amoroso. ❞
A Leta siempre le costó dejar atrás su pasado, desde su hermana psicópata hasta su mejor amiga asesina. Pero tuvo que aprender a soltar para continuar con su vida.
Ahora, en una nueva ciudad y con el rec...
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Capítulo uno.
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LA MÚSICA resonaba fuertemente en aquella casa de fraternidad, Cierta rubia se encontraba recostada en uno de los sofás de la sala de estar, sus piernas subidas sobre la mesa ratona mientras observaba a las personas bailar, beber, e incluso drogarse, descontroladamente.
Leta estaba aburrida.
Había bailado hasta que los pies le dolieron y había probado un poco de aquel extraño trago que Mindy le había dado, pero la chica no era fan del alcohol por lo que le había entregado el vaso a Chad.
—¿Esto no les molesta? —preguntó Anika, quien se encontraba sentada entre medio de Leta y Mindy.
—¿Qué? —La rubia la miró confundida sin entender de qué estaba hablando. Anika tomó su rostro con una mano y lo giró hasta que su mirada logró captar a uno de los estudiantes vestidos de Ghostface—. Ah...
—Quiero decir, venir a una fiesta después de que casi las matan brutalmente en una reunión como esta.
—No. —Mindy se acomodó en el sofá—. Considero que es como que te caiga un rayo. Es muy poco probable que le pase dos veces a la misma persona. —Leta asintió ante la comparación, más no estaba del todo de acuerdo con la filosofía de su amiga.
Roberts ya había lidiado con dos apariciones de Ghostface a sus diecinueve años: el primero cuando era una niña y el último, y más reciente, hace un año atrás. Nada le aseguraba que no hubiera una tercera ocasión.
Solo esperaba que ese encuentro tardara más años en llegar.
—Entonces creo que quiero estar muy cerca de tí —pronunció Anika coquetamente aproximándose más a Mindy. La morena tomó las piernas de su novia y las subió sobre las suyas.
—De acuerdo. —Leta se puso de pie llamando la atención de la pareja—. Aquí es dónde me voy y las dejo solas para que hagan... sus cosas—pronunció entrecerrando sus ojos burlonamente.
