prólogo

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Prólogo

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Prólogo.

Año 2022

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Año 2022.

LETA corrió escaleras abajo intentando escapar de Ghostface. Su mano derecha haciendo presión en su abdomen para detener el sangrado de la apuñalada que Richie le había dado minutos atrás, antes de dejarla encerrada en el armario. Gracias a que siempre llevaba alguna hebilla en el cabello, y aunque parecía demasiado cliché de película, eso le sirvió para abrir la puerta y poder escapar.

Llegó a la planta baja de la casa y sin pensarlo fue hasta la puerta de entrada, pero al querer abrirla se dio cuenta de que estaba cerrada con llave.

—No tienes dónde esconderte, Leticia. —La voz del asesino se hizo presente.

La rubia giró hacia las escaleras y lo divisó bajando por estas lentamente, disfrutando de su desesperación por huir.

Leta corrió hacia la cocina de la casa en dónde ni bien entró divisó los cuerpos de Gale Weathers y Sidney Prescott inconscientes en el suelo. Su corazón se oprimió en su pecho y las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos al ver que su madre tenía una gran herida en el abdomen por lo que se acercó rápidamente a ella. Tomó su pulso y suspiró aliviada al saber que aún seguía con vida. Acababa de perder a Dewey, no resistiría perder a Gale también.

Su mirada se posó en el cuerpo de su prima y en cuanto se propuso ir hacia ella, la figura de Ghostface apareció por la otra entrada de la cocina.

—Juego terminado, Leticia —pronunció Ghostface—. Este es el final.

—¿Por qué no das la maldita cara, cobarde? —Leta escaneó disimuladamente su alrededor en busca de algún cuchillo o algo con lo que pudiera defenderse.

—¿Quieres que dé la cara? —La rubia mantuvo su rostro serio.

—Deja de jugar, Amber. Ya se acabó.

—¡Esto se acaba cuando yo lo diga! —exclamó la pelinegra quitándose la máscara finalmente. Terminó de desprender la túnica negra y miró a Leta con una sonrisa desquiciada—. Y tu tiempo se acabó, perra.

Amber corrió detrás de Leta ni bien vio sus intenciones de escapar. Se abalanzó contra ella deteniéndola y la arrastró de regreso a la cocina. Se subió sobre la rubia y alzó su cuchillo lista para enterrárselo en la garganta.

Leta logró detener su muy posible muerte tomándola por las muñecas usando todas sus fuerzas para empujar el arma lejos de ella. Amber hizo más presión, pero al ver que Leta no cedería quitó una de sus manos y en un rápido movimiento hundió dos de sus dedos en la herida que la rubia tenía en el abdomen.

Leta aulló de dolor. Su vista comenzó a nublarse y sentía que en cualquier momento podría desmayarse por la pérdida de sangre pero no podía darse por vencida, lucharía hasta sus últimos segundos.

Aprovechando la distracción, Amber le clavó el cuchillo en el hombro. Leta gritó al sentir como la pelinegra giraba el arma dentro de ella.

—¿Sabes Leta? Yo en verdad lamento mucho todo esto —pronunció Amber quitando el cuchillo y poniéndose de pie—. Podríamos haber formando un gran equipo juntas.

Leta giró sobre su lugar respirando agitadamente. Comenzó a arrastrarse por el suelo jadeando de dolor por las heridas hasta que algo llamó su atención a unos metros de ella. Su salvación.

—¿Te digo un secreto? Realmente estaba interesada en ti. —Leta detuvo sus movimientos por un segundo al oír las palabras de su amiga—. En verdad llegué a creer que haríamos esto juntas. Pero tuviste que elegir al maldito de Wes. —La rubia giró levemente su cabeza conteniendo sus lágrimas. Amber soltó una carcajada—. Supongo que el amor te cegó. —Al ver que la chica no respondió, continuó—. Es una pena que no pudieras despedirte bien de él.

—Eres una perra —murmuró Leta cerrando sus ojos dejando que las lagrimas cayeran libremente.

—No, no. ¡La perra eres tú! —La rubia regresó su mirada al objeto frente a ella. Dio una larga inhalación en busca de aire. Solo faltaban unos cuantos centímetros y lo tendría en sus manos—. ¡No quisiste unirte a mí! —Estiró sus dedos rozándolo ligeramente—. ¿Qué pensaría Jill de ti?

La sangre de Leta se heló ante la mención de aquel nombre.

—Ella era increíble. Fue la Ghostface perfecta, logrando lo que nunca nadie pudo hacer. Estuvo demasiado cerca de acabar con Sidney. —Amber la tomó de los tobillos y la arrastró hasta ella nuevamente—. Creí que tú también habías heredado su ingenio... Pero me equivoqué. —La volteó y se subió sobre ella. Tomó su cuchillo y lo pasó lentamente por su cuello—. Tú eres inútil —Leta la miró sin ninguna expresión en su rostro. Amber presionó el cuchillo en su garganta—. ¿Últimas palabras?

—No soy una psicópata como ella. —La pelinegra frunció los labios con lástima—. Pero si puedo ser una asesina. —Amber no tuvo tiempo de procesar sus palabras cuando el sonido de un disparo resonó en el ambiente y un horrible dolor se hizo presente en su abdomen.

Se levantó a duras penas alejándose de Leta mientras se llevaba ambas manos a la zona afectada. La rubia se puso de pie y le apuntó nuevamente disparándole en el centro del pecho.

Amber cayó al suelo comenzando a respirar agitadamente. Leta la observó sin ningún tipo de remordimiento en sus ojos. Su mirada recayó en el cuchillo a un lado de su pie, el cual Amber había soltado al recibir el segundo disparo.

Leta se agachó y lo tomó.

Dio unos pasos acercándose a la pelinegra, observando atentamente como luchaba para no ahogarse con su propia sangre.

Se subió sobre ella y acercó su rostro al de Amber.

—Tu tiempo se acabó, perra —susurró en su oído para acto seguida cortar su garganta de lado a lado. La sangre comenzó a salir sin control de la zona, salpicando a Leta en el acto.

En todo el momento, la rubia mantuvo su mirada en los ojos de la chica, esperando ver el momento en el que estos quedarán vacíos, sin vida. Recién cuando eso pasó, Leta dejó caer su cabeza en el pecho de Amber. Y las lágrimas volvieron a aparecer.

—Leta. —La mencionada levantó la cabeza viendo a Sam caminar con dificultad hacia ella.

La rubia se puso de pie enseguida y se acercó hasta ella. Ambas se fundieron en un abrazo cuando se encontraron.

—Todo acabó —murmuró Sam acariciando su cabello—. Todo acabó —repitió.

Pero la verdad era muy diferente. Esto solo era el principio de lo que estaba por venir.

𝐒𝐎𝐌𝐄𝐎𝐍𝐄 𝐇𝐀𝐒 𝐓𝐎 𝐃𝐈𝐄 ! ethan landryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora