01.Una razón

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Capitulo 1

Una razón

- Natasha ¿por qué hay tanto ruido al lado? - pregunte a mi hermana, tapandome ambos oídos con las manos.

- ¿No te lo dije ayer?.... despues de casi un siglo tendremos vecinos nuevos, y lo que hace tanto ruido debe ser el camión de la mudanza, porque no vas a ayudarles, y de paso te ganas un escalón al cielo, que buena falta te esta haciendo diablillo- respondió mientras jugaba con la consola, estaba jugando a matar zombis asi que probablemente el ruido no le afecte.

Subí a mi habitación puesto que mi hermana estaba tan imnotisada con su juego que no me prestaba mucha atención, debo decir que mi hermana es algo pesada cuando se lo propone, pero ya estoy más que acostumbrado a ella, vivo mi vida totalmente relajado y despreocupado, pienso en el "vive hoy y no te arrepientas mañana".
Gozar lo bello de la vida es mi trabajo, joder, regañar y joder es el trabajo de mi hermana mayor, nuestros padres trabajan en el extranjero y nos envian dinero mensualmente, pero eso lo administra mi hermana yo solo extiendo mi mano para recibir mi mesada, habro mi boca para comer lo que ella prepara y la acompaño a comprar el jabón con el que ella laba los platos. Toda una rutina que suele dejarme exhausto, ser el hermano divertido es muy cansado, y soportar a mi hermana es una tarea aun más difícil, no entiendo como es que aún no se casa, estudia comunicación pero no creo que le sirva de mucho, pues no se comunica muy bien con otros chicos al único hombre que a vuelto loco en esta tierra ha sido a mi y no en un buen sentido.

Tengo algo claro en la vida y es que quiero convertirme en un gran futbolista y es por eso que entreno muy duro, y hoy no fue la excepción quería aprender una nueva jugada y me quede hasta las siete de la noche en el estadio, al llegar a casa me encontré con mi hermana recostada en el sofá de la sala viendo una serie en la televisión, trate de no llamar su atención al no hacer ruido cerrando la puerta, pero ella tiene más censores que vida y me descubrió al instante.

- Quítate tus mugrosos zapatos, o te pondré a trapear el piso Messi.

-Tranquila Antonella ya me los quite.- levante los zapatos con mis manos a forma de rendición.

- Yo no sería Antonella, más bien, yo sería como....- hizo una pausa y pensó - como la suegra que te detesta. -dijo burlona.

- Te aseguro que incluso la suegra de Messi lo quiere mucho más de lo que tu a mi ...¡Ah! Y estoy seguro que apesár de su edad no es tan amargada.- dije divertido mientras subía las escaleras y ebadía el cojín que me lanzó.

Al llegar a mi habitación deje los zapatos en una esquina, para que la suegra que me lanzó un cojín venga por la mañana los vea allí tirados se enoje y los lave mientras resonga. Darme un baño después de entrenar es algo que atesoro y disfruto mucho, almenos hasta que mi hermana me grite que el agua no es gratis, es ahí donde detengo mi baño y salgo antes de que ella entre para intentar matarme he invada mi pribacidad.

Despues de ponerme mi pantalon de pijama me dirigía hacia mi portátil que se encontraba en el escritorio mientras me secaba un poco el cabello con una toalla, pero algo capto mi atención antes de llegar a ella, una luz que venía desde afuera, soy muy curioso no puedo negarlo, misma razón por la que salí al pequeño balcón de mi habitación siguiendo esa luz y pude ver la cilueta de una mujer en la habitación de la casa de los nuevos vecinos, estaba ordenando unas cosas se movía de un lado al otro con cajas y libros o almenas eso era lo que la cortina me permitía apreciar a travez de ella, me causo gracia al verla algo frustrada porque parecía no encontrar algo y lo buscaba con desesperación, sorreí sinicamente al ver tal escena, pero me detuve en seco al ver que ella aparto las cortinas de golpe y cinco segundos después posó su mirada en mi.

Anhelos del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora