¿Alguna vez supe quien fui? | One Shot | El rey León | Team Lumbre

10. Reencuentro

No estoy seguro de cuanto tiempo pasó dentro de aquella cueva pudieron ser horas, estando solo y en esa profunda oscuridad la ansiedad comenzaba a tomar el control de mi ser sin que yo pudiera hacer algo al respecto, el futuro siempre me ha dado qué pensar, pero en este instante el saber que mi futuro no correspondía a mis acciones sino a los deseos de mis captores, me carcomía por dentro.

Aquella gran piedra que me mantenía cautivo comenzó a moverse permitiendo el paso de algunos leves destellos de luz en la cueva para después abriendo paso a un par de leones mucho más grandes que cualquier león que halla visto antes. Al entra a la cueva tan solo se dirigieron en frente de mí e hicieron una seña de que los siguiera. El primero comenzó a caminar quedando enfrente de mí, mientras el segundo tomó su lugar detrás mío como escoltándome hacia la salida. Al salir lo primero que divisé fue la plateada  luna enfrente de mí, siendo la prueba de que las horas habían transcurrido dentro de aquella cueva.

A mi alrededor puede notar un prado gigantesco lleno de vegetación, una serie de árboles alrededor que tenía una cortina de enredadera y un par de estanques que brindaban de vida aquel patio delantero de la cueva. Los leones que cuidaban cada movimiento que diera me dirigieron a una cueva cercana de a la que yo estaba, pero a diferencia de la cueva en la que yo me encontraba, ésta era mucho más agradable, césped creciendo dentro de ella y una pequeña charca de agua al fondo, realmente era un sueño de cueva, algo que cualquier desearía para sí mismo.

Estando dentro de aquella cueva me encontré con una serie de leones entre machos y hembras los cuales venían en mi dirección creando un medio círculo, estos eran leones considerablemente grandes a comparación de un león común, incluso las leonas tenían un tamaño mayor. Todos juntos eran imponentes por si solos, a eso agregarles aquellas posturas llenas de confianza y fuerza, cuerpos notoriamente trabajados y expresiones no muy amigables, tenían la receta perfecta para atemorizar a cualquiera. Este reino no se tomaba a juego la seguridad del mismo, darían todo por proteger a los suyos.

Curiosamente el león que llamó en especial mi atención era el más joven del grupo, era obvio que éste era mayor que yo, pero aun así era considerablemente menor al resto y aun así este sobresaltaba del resto, no solo estaba en medio de este círculo sino que éste contaba con una singular marca en su frente, como una serie de montañas juntas en su frente, como simbolizando algo. El primero en hablar fue uno de los leones que le escoltaron, este se inclinaron como presentándose.

             -Mi rey, encontramos a este invasor vagando por las tierras del oeste cerca de las cataratas Boyoma,- el mencionado habló dirigiéndose al león del centro, mientras el segundo me tomó de la melena para dirigir mi mirada al mencionado - creemos que podría ser parte del grupo de forasteros que atacó hace un par de noches atrás-

Aquel león que parecía ser el rey de estas tierras escuchó con atención las declaraciones de los guardias, para después pasar a prestar su atención hacia mí, poder ver como sus ojos de iluminaron al verde, su nariz comenzó a resoplar rápidamente como si buscara algo con ella, después de que el guardia terminó de hablar, el resto de presentes voltearon su mirada en mi dirección y con la misma rapidez de la luz el resto de integrantes comenzaron a murmullar entre llenos como buscando la respuesta a sus cuestionamientos.

El entorno se había tornado extraño, las vibras del lugar comenzaron a reflejar las inseguridades y dudas de los presentes, puesto que se sentía una vibra pesada y demasiado tensa, desconociendo el origen de las inseguridades de los presentes mi vista iba y venia en busca de alguna pista de que me diera una idea de qué estaba pasando en es lugar. En un instante el habiente había cambiado y se tornaba alborotado, el rey, al darse cuenta de la situación que se estaba viviendo con un movimiento de pata detuvo el alboroto armado y con una señal de cabeza ordenó a los guardias el retirarse