3. Lo que alguna vez fui

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Lunas atrás en una tierra basta de belleza natural y un futuro prometedor para las manadas protegidas por un desierto enrome, mucho antes de que Mkali naciera donde comienza realmente una historia de descubrimiento que no se detendrá hasta que la verdad salga a la luz, se dice que al morir, ves tu vida pasar ante tus ojos, todo aquello que te condujo a tu destino, para reconocer tus errores y aprender de ellos con la finalidad de guiar aquellos que dejas atrás, can la finalidad de darle un verdadero cierre a la historia.

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Debajo de mis patas podía sentir el césped que se mese al ritmo de la fresca brisa del viento, a la vez que se siente como este acaricia mi rostro mientras me encontraba asechando con la finalidad de realizar con éxito mi cacería, de ser exitosa podría demostrar a mi manada que estaba lista para enfrentarme al mundo, que realmente era una leona fuerte que no necesitaba de una guardia o de alguna escolta que me vigilara en todo momento del día fuera del ojo protector de mi padre, el sol reposaba su rayos en mi lomo era claro que el calor era presente a esta hora del día, pude sentir una gota de sudor la cual corría por mi frente hasta llegar a mi mejilla, no supe distinguir realmente si esta se trataba del resultado del calor o de la alta presión a la que me enfrentaba. O quizás una mezcla de las dos razones.

Mis músculos se encontraban tensos en ese momento, estaba preparada para dar el salto en contra mi presa, quizás no era el antílope más grande, para muchos ni siquiera era considerado como una presa digna de una cazadora, tan solo era un pobre antílope que se encontró en el lugar erróneo en el momento incorrecto, pero en mi situación actual cualquier presa que le llevara a papá sería suficiente para demostrarle mi verdadero valor como leona. El viento se encontraba corriendo en contra de mi posición, mi presa estaba a escasos metros de distancia, con un sencillo salto podría derribarla sin problema, todo corría a mi favor de obtener mi objetivo, el momento era perfecto para obtener la cacería perfecta. Estaba tan concentrada en la situación que en mi mente parecía que me había trasportado a una dimensión donde solo estábamos mi presa y yo.

-¡Kwely!- y con aquel grito no solo logró sacarme de mi concentración sino que también había logrado espantar a mi presa.
-¿Que estás haciendo aquí enano?- era mi hermano, corría a toda velocidad hacia mí, podía ver en su cara algunos rastros de preocupación, parecía que tenía noticas para mí, en cuanto se acercó a mí, bajó su velocidad y se detuvo a escasos centímetros de mí.
-Papá te está buscando por todas partes, está por mandar un equipo de búsqueda si no apareces rápido- Nguvo era apenas un cachorro su melena estaba apenas comenzando a aparecer unos leves mechones en desarrollo, pero para su joven edad era bastante responsable, inteligente y hábil, pero claro que al crecer rodeado de adolescentes y adultos lo obliga a crecer rápido.
-¿Y tú como me encontraste, enano?- lo tomé con mis patas delanteras y comencé a jugar con sus escasos mechones de melena con una de mis patas para molestarlo -no estamos ni cerca de la cueva, y yo nunca te atraído a estos límites que marcó papá, bueno, no hasta ahora- hice ese último comentario con una sonrisa pícara, recordando aquellos momentos donde lo llevé a explorar la tierra del reino sin que papá se enterara.  
-La nariz feliz- dijo mientras señalaba con la punta de su garra su antes mencionada nariz con aires de superioridad juguetona acompañada de una cara presuntuosa, desde antes de aprender a caminar ya demostraba ser un rastreador nato y este tipo de situaciones me demostraban que mi hermanito era impresionante.
-Por supuesto- sin haberlo soltado desde que lo capturé le di un fuerte abrazo y un lengüetazo rápido en el cachete -rápido enano, regresemos a casa antes de que papá se dé cuenta de que tú tampoco estas y movilice todo el reino en nuestra búsqueda- tomé rápidamente a mi hermano del lomo y corrí a toda velocidad con dirección a nuestra cueva, el pequeño ni tiempo tuvo de reaccionar en cuanto ya estábamos en dirección a nuestro hogar.

¿Alguna vez supe quien fui? | One Shot | El rey León | Team LumbreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora