CAPITULO 20 UN PASO MAS

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Fluke abrió mucho los ojos y se quedó muy quieto sin saber muy bien que hacer, pero Ohm no le dio tiempo de pensar ya que lo apretó contra si y profundizo el beso, lo que hizo que el menor cerrara los ojos para disfrutar de la presión y del sabor de los otros belfos, poniéndose de puntillas levanto sus delgados brazos y rodeo el cuello del pelinegro.
Ohm gustoso y mas atrevido sin pensar en lo que realmente estaba haciendo, introdujo su lengua en la pequeña y dulce cavidad de la boca de su Rosa blanca, nunca imagino que besar a un chico se sintiera de esa manera, era demasiado dulce, mas dulce que cualquier cosa que hubiera probado antes. Sus lenguas tuvieron una pequeña lucha de poder, lo cual hizo que se excitara mas, por Dios no sabía ni cómo ni porque estaban haciendo eso, pero le encantaba, y al parecer al pequeño también. Ohm apretó mas su pequeña cintura, devorando la pequeña y sensual rosada boca.
-Ohm- susurro separándose un poco, antes de ir mas lejos- ¿Qué estamos haciendo?- lo miro con la respiración acelerada.
-Nos besamos- respondió con mirada intensa sin soltarlo.
-Eso lo sé, pero, ¿Por qué lo hacemos?- lo vio con curiosidad en sus ojos y relamiéndose los labios húmedos.
-Creo que me gustas- confeso sin parpadear mirando el sensual camino que hacia la pequeña lengua.
-¿Crees?- frunció su ceño tratándose de apartar.
-Bueno, no creo, lo sé, sino, no te hubiera besado, y sé que yo a ti también.
-¿Quién dijo que me gustas?- pregunto con una sonrisa de lado.
-La forma en que me has respondido el beso- lo abrazo de nuevo y se apodero de sus labios.
Fluke tembló de placer mientras las lenguas se acariciaban mutuamente, no era su primer beso, pero si el mejor que le habían dado. Ohm le acaricio lentamente su delgada espalda disfrutando del leve temblor que eso género en el otro, y él se dejó hacer encantado. Al diablo, Ohm le encantaba, lo que paso es que no había querido pensar mucho en esa atracción, porque nunca creyó que eso pasaría alguna vez, pero ahí estaban, comiéndose con la boca. 
De repente sintió un bulto enorme sobre su estómago, Ohm estaba excitado, pensó sorprendido, eso tenía que parar, pero el beso era demasiado delicioso, así que se dijo que un poco mas no haría mal a nadie, así que hizo fricción contra el cuerpo grande y musculoso escuchando un gruñido muy sexy y sonrió internamente. Disfrutando mas y sintiéndose mas atrevido, bajo sus pequeñas manos por esa enorme y dura espalda.
Ohm esta vez bajo mas sus manos, y tomo los pequeños y respingados glúteos para levantarlo y que sus miembros tuvieran contacto, eso los hizo gruñir llenos de satisfacción, ya nada importaba, solo no querían seguir con mas.
-Rodéame la cintura- ordeno el pelinegro dejando de besarlo, pero sin dejar de rozar sus labios.
Fluke obedeció llevando sus blancas piernas alrededor de su cintura sin pensar en nada mas, su mirada y sentidos estaban nublados por un deseo que nunca había sentido, no había llegado a ese punto con nadie, pero con Ohm, lo quería todo.
El mas alto salió de la cocina, llevando con el a su Rosa blanca y se dirigió a su recamara.
-Aquí no- interrumpió el castaño que se aferraba a el como un bebé koala- vayamos a la planta de arriba- le dijo sonrojado y bajando la mirada sintiendo como la vergüenza quería salir de donde estaba escondida.
-Lo que pida mi Rosa blanca- le sonrió pasando de largo la puerta de su cuarto.
-¿Rosa blanca?- le pregunto dejándose llevar en esos fuertes brazos.
-No solo eres la Rosa blanca de tu abuelita, ahora, también la mía- le sonrió.
-Pero tu ya tienes tu Rosa blanca- rio el castaño abrazándolo mas fuerte.
-Son dos cosas diferentes, el primero es un barco y tu eres tu- se encogió de hombros empezando a subir las escaleras.
-Sé que yo soy yo- dijo divertido sintiendo como su cabeza burbujeaba- pero vamos, Rosa blanca es tu primer y único barco, por el que te esforzaste muchísimo.
-Mi barco es importante, pero tú lo eres más- le dijo sorprendiéndolo y sorprendiéndose a si mismo, porque lo que acaba de decir era cierto, Fluke era lo mas importante para el.
-Eso me gusta- hizo una pausa- y excita mas- dijo satisfecho y descaradamente el castaño.
Ohm sonrió seximente llegando a la segunda planta y girando a la recamara donde el siempre se duchaba, Fluke era precioso.
Entraron y Ohm cerró la puerta con un pie sin dejarlo de besar con ferocidad. Sin despegarse llegaron hasta la enorme cama. Ohm se inclinó lentamente, y con cuidado dejo sobre el colchón el cuerpo mas pequeño, miro esos deliciosos labios que estaban húmedos e hinchados por su culpa, sintió latir su erección. 
-¿Qué esperas para venir aquí?- cuestiono Fluke extendiendo sus brazos hacia el con una bonita sonrisa.
-No tienes que decírmelo- contesto posicionándose encima de el.
-Quiero mas de tus besos- confeso el castaño con mirada coqueta.
-Tendrás todos los que quieras- sonrió antes de apoderarse de sus llenos belfos.
Fluke se sintió durísimo al sentir el cuerpo mas grande aplastarlo contra el colchón y sin pensarlo le rodeo la cintura de nuevo con sus delgadas y tersas piernas. El pelinegro de inmediato posiciono su pene con el contrario y se froto deseoso de mas.
-Si- jadeo Fluke.
Se comieron con la boca empezando a quitarse la ropa, ambos quedaron sin la parte de arriba, y se observaron con deseo.
-Eres tan hermoso, amo tu piel tan blanca y tersa- dijo Ohm acariciándole uno de los pezones erectos.
-Tu no estas nada mal- respondió en un jadeo alargando su pequeña mano y tocando sus trabajados abdominales.
-Lo que te falta por ver- presumió el mayor inclinándose para apoderarse de uno de sus pezones.
El castaño sintió como una energía le recorría desde ahí hasta las puntas de su cuerpo.
Se recorrieron y saborearon la piel expuesta con besos, lamidas y caricias, deshaciéndose del resto de las prendas en el camino de la pasión. Cuando menos pensó, Fluke estaba totalmente desnudo y expuesto ante esos oscuros ojos, eso lo éxito mas.
-Veo que estás listo- dijo el menor viendo directamente el enorme miembro erecto del otro. No sabía de donde salía tanta osadía, no había bebido tanto, ¿entonces por qué permitía esa situación?, porque Ohm le gustaba mas de lo que pensaba, el capitán tambien era muy importante para el, así de simple.
-Mas que listo- aseguro viendo que su pene también estaba duro- te llevare hasta el cielo- aseguro Ohm.
-Demuéstralo- lo reto sin dejar de sonreír.
Y lo demostró, se comió el miembro ajeno como si fuera el mejor manjar, así lo sentía, así le sabia, aunque nunca se imaginó hacer eso con ningún chico, siempre le habían gustado las mujeres, hasta que lo conoció a el, tan bello, delicado, divertido y perfecto. Miro su rostro sonrojado y escucho atentamente sus jadeos, si, perfecto.
Los temblores de cadera y jadeos que salían de la boca del menor era lo mejor que le había pasado en su vida, quería darle mas, así que no se detuvo, se esforzó hasta hacerlo llegar al orgasmo. Ohm se tragó todo el esperma que expulso el bello pene rosado, una parte de el estaba sorprendido, y otra parte se sentía en la gloria, pero era la esencia de su Rosa blanca.
-No te lo tragues- se quejó en un jadeo el castaño dejando que el orgasmo terminara de recorrer todo su cuerpo.
-Sabe delicioso- le sonrió relamiéndose los labios.
-Por Dios- se tapó el rostro sintiéndose avergonzado por primera vez desde el primer beso- no deberías de haberlo hecho- se quejó de nuevo.
-Hey, Rosa Blanca- le llamo con voz suave.
-No me mires- pidió sintiendo la cara y orejas calientes.
-Eres suave y hermoso- siguió Ohm empezando a besar sus delicados y blancos muslos- eres tan delicado y delicioso.
-Por favor- jadeo Fluke temblando por el contacto de esos labios en su tierna piel.
-Nunca creí estar con un hombre- confeso el mayor sin dejar su tarea.
-Entonces no lo hagas- respondió tensándose de inmediato, mirando a su alrededor buscando algo con que cubrirse .
-Es demasiado tarde- avanzo hasta su rostro sonriéndole con los ojos brillosos.
-Aun no lo es- respondió algo tenso tratando de parecer casual pero queriendo escapar.
-Fluke, tu eres diferente- aseguro subiendo con besos por su tierno vientre sintiendo el temblor del menor.
-No lo soy, sigo siendo un hombre- contesto con voz temblorosa y desvió su mirada a un lado, se sentía humillado por la respuesta de su cuerpo. Ambos estaban desnudos, y solo el había tenido un orgasmo.
-Mírame- le pidió de nuevo Ohm poniéndose a su altura y tomando su barbilla con delicadeza para que lo viera.
-Me da vergüenza- reconoció Fluke bajando la mirada.
-No tenemos por qué avergonzarnos- le sonrió- nos gustamos, y mucho.
-Pero tu eres heterosexual- respondió mirándolo con ojos retadores.
-Solo tengo un amigo- empezó a decir el pelinegro- se llama Kao, a él le gustan los chicos, no se mucho sobre el tema ya que no hablábamos de eso- reconoció- pero si el sintió en algún momento  lo que yo siento por ti, ahora puedo comprenderlo- reconoció acariciándole el rostro con cariño.
-¿Al teniente Nine le gustan los hombres?- pregunto con los ojos bien abiertos olvidado toda incomodidad.
-Veo que eso no venía en el libro- sonrió de lado.
-No, el libro es sobre ti- dijo- además, no olvides que no avance tanto como me hubiera gustado- respondió sin dejar de mirarlo con impresión.
-Y esto se trata de nosotros- dijo apoderándose de nuevo y sin avisar de sus seductores labios.
Fluke lo abrazo de nuevo y se dejó llevar, al diablo todo, al menos por el momento, ya mañana se preocuparía por su imprudencia.
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Los Natouch estaban tensos, ninguno de los tres estaban preparados para lo que venía.
-Ya no debe de tardar en llegar- les dijo la rubia a sus padres.
Estaban tensamente sentados en la sala, esperando a la novia de su hija, los mayores se voltearon a ver. Martjha fue muy renuente a esa reunión, pero eran dos contra una, y en su familia siempre eran justos. Uno de sus hijos era Doncel, también conocían otros tantos, no eran cerrados de mente, si eso fuera, no habían adoptado a su precioso Fluke. Pero nunca esperaron que a su pequeño cisne le gustaran las mujeres, fue una gran sorpresa, y no tenía nada de malo, no meran unos esnob, el problema radicaba en el futuro de Samantha.
El silencio fue interrumpido por unos golpes en la puerta principal, lo que hizo que los tres miraran hacia la entrada de la casa.
-Yo voy- dijo Samantha levantándose presurosa antes de que su madre hiciera algo que empeorara mas la situación.
-Hola-saludo nerviosa la pelinegra en cuanto la puerta fue abierta.
-Hola- le sonrió a su novia- pasa por favor- pidió regresándole una sonrisa tensa.
Del entro sin dejar de sonreír.
-¿Estas segura de esto?- siseo la pelinegra mirándola intensamente- ¿no tienes miedo como yo?- bromeo.
-¿Miedo?- le siguió el juego.
-Ni un poco- contesto sin dejar de sonreír tomando su mano y sintiéndose mas tranquila, todo saldría bien.
Ambas mujeres tomaron oxígeno y se dirigieron con los mayores.
-Hola Del- le saludo el señor Natouch con una sonrisa sincera y tendiéndole la mano libre.
-Buenas tardes, gracias por recibirme- les dijo a ambos, aunque la señora Martjha no sonreía.
-Bienvenida Del- le sonrió tensamente la castaña.
Estuvo a punto de soltar la mano de su amada por la fuerza de esa mirada, pero no lo haría, si se dejaba intimidar en ese momento, no lograría su objetivo, que las dejaran estar juntas.
-Gracias- repitió- tenía mucho sin verlos- les dijo a ambos sin bajar la mirada.
-Por favor, tomemos asiento- pidió Sebastián.
-Yo iré por algo de beber- dijo la rubia viendo a su padre, pidiéndole con la mirada que tratara de calmar la situación turbulenta que se avecinaba. Su madre aunque no lo demostrara estaba muy alterada, esperaba que las cosas salieran bien, estaba asustada aunque no lo demostraba.
-¿Cómo están tus padres?- cuestiono el pelinegro.
-Bien, gracias por preguntar- respondió Del tratando de parecer tranquila. Samantha le había dicho que su madre estaba muy molesta por toda la situación, pero no se esperaba tanta hostilidad por parte de esta.
-Me alegro, aunque es algo tonto de preguntar, ya que los vimos hace unos días en Caballeros de Colon- rio bajito. 
-No diga eso, sé que todos estamos tensos- le sonrió conciliadora.
-Y que lo digas- interrumpido la mayor mirándola duramente.
-Señora Natouch, me dijo Samantha que usted no está cómoda con la situación- se atrevió a decir la pelinegra- y créame que no quiero causar ningún problema, es lo último que deseo.
-Ya lo hiciste- le dijo sin poder contenerse.
-Martjha- la reprendió su marido mirándola algo molesto.
Esta le regreso la mira llena de hierro.
-Aquí esta la limonada- anuncio interrumpiendo la menor, yendo con una bandeja llena de una jarra de cristal con agua fresca de sandia y cuatro vasos.
-Deja que te ayude- dijo su papá quitándole la bandeja a su pequeña hija.
-Bien- susurro la rubia notando que algo paso en su ausencia, y se sentó al lado de su novia- ¿en que estábamos?- cuestiono señalando que sabía que algo estaba mal.
-Tu papá me pregunto como estaban mis papas- le dijo la pelinegra tomándole la pequeña mano, todo o nada.
-Bien, empecemos- opino Sebastián queriendo terminar con la incómoda situación, al menos lo intentaría, su esposa no estaba por la labor.
-Se que esto los tomo por sorpresa- dijo Del levantando sus manos unidas- pero quiero que sepan que voy en serio con Samantha.
-¿Sabes lo que esta relación le va a hacer a la carrera de nuestra hija?- la miro la mayor.
-Lo sé, se todo lo que conlleva nuestra relación- contesto antes de que su novia se interpusiera, la sentía muy tensa a su lado, le apretaba la mano con mucha fuerza.
-No lo creo- siseo la mayor- nos hemos esforzado mucho, hemos hecho mucho para que Samantha pueda hacer realidad su sueño.
-Créame que lo sé, he seguido su carrera- dijo muy segura, ya que lo había hecho en sus redes sociales, además Prem y Boun la tenían al tanto, ya que les preguntaba casualmente. Al único que no pudo engañar fue al rubio.
-No creo que lo entiendas- le dijo Martjha.
-Amor, por favor, cálmate- pidió su esposo tomándole ambas manos.
-No estoy de acuerdo- lo miro tensa.
-Es su vida- Sebastián apretó el agarre, pero sin lastimarla.
-También es nuestra vida- se soltó lentamente de esas manos que querían calmarla.
-Queremos lo mejor para nuestra hija- concordó el pelinegro- y la hemos apoyado en toda su travesía, todos hemos puesto nuestro granito de arena, pero ella tiene derecho a tomar sus decisiones- intento tomar una de sus manos, pero esta se levantó de golpe.
-Samantha- dijo la mujer a su hija- sabes lo que estas arriesgando con todo esto- aseguro ya que habían tenido una plática anteriormente- no puedes tirarlo todo por la borda.
-Y lo hago mamá- la rubia también se levantó- como ya te había dicho- trago saliva- mi carrera es muy importante, y estoy mas que agradecida de todo su apoyo. Pero, mi relación con Del no es algo que quiera ocultar, la amo, así como ustedes se aman.
-No digas tonterías, son cosas totalmente diferentes-la miro sin creer lo que escuchaba.
-Señora Natouch…- trato de intervenir Del.
-No lo es- la rubia miro decidida a la mayor- Fluke es un Doncel, eso significa que su pareja tiene que ser un hombre, no una mujer.
-Como lo has dicho, tu hermano es un Doncel, pero tu no eres hombre ni un Doncel- contraataco la mayor.
-¿Y si Fluke se enamorara de una mujer también te opondrías?, si fuera así, no podrían tener descendencia- puntualizo.
-Eso es diferente- respondió de nuevo con voz temblorosa.
-No lo es mamá, ambos somos tus hijos.
La castaña no supo que responder, se quedó de piedra.
-Así es- intervino el mayor- los dos son nuestros hijos, nunca haríamos distinciones- enfatizo el pelinegro.
-Por favor señora Natouch- se acercó a los mayores- sé que es algo muy difícil de aceptar, pero el mundo es muy abierto en estos tiempos, además, y mas importante, yo amo a Samantha.
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Corría desesperado por el terroso camino que llevaba hacia su abuelita, o eso esperaba. Estaba muy asustado, sentía su corazón a mil por hora, y no era por el esfuerzo físico, ella tenía que estar bien, no se detuvo.
Después de diez minutos llego a la cima y nada, se paso las manos en un estado de desesperación que nunca había sentido, su abuelita estaba desaparecida.
Bajo de nuevo, y cambio la ruta, en algún lugar tenía que estar. Esta vez camino mas lento, no se dejaría llevar por su miedo, Esperanza era una mujer muy fuerte para su edad, además de inteligente, así que en algún lugar estaba esperándolo, a veces era algo dramática, pero la amaba.
Un quejido a varios metros a su izquierda llamo su atención y corrió hacia ahí. Su calzado sacaba polvo por donde caminaba, y las piedrecillas golpeaban fuertemente sus pues, pero no le importaba. Logro ver esa cabellera canosa a lo lejos, apresuro sus pasos aterrado, ahí estaba su segunda madre.
-Abuelita- llamo dejándose caer de rodillas junto al cuerpo inerte- Esperanza tienes que levantarte- pidió Kao con voz temblorosa- no nos hagas esto- llevo su mano temblorosa al cuello ajeno.
-¿Kao?- respondió con voz débil la mayor abriendo lentamente sus ojos- me lastime el tobillo- informo mirándose uno de sus pies muy hinchado.
-Gracias a Dios- dijo aliviado abrazándola -necesito llevarte a casa- le informo.
-Esta bien, esto duele como el demonio- también lo abrazo- súbeme a tu espalda- pidio con voz débil la mayor.
-Estarás bien pronto- la tomo con cuidado y la monto en su espalda.
-¿Por qué tardaste tanto?- cuestiono quejandose.
-Eres buena para esconderte- respondió feliz.
-No pongas excusas- se recargo sobre el.
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Tenía mucho tiempo libre, así que lo llamaría, si, solo por eso se dijo a si mismo.
-Hola- saludo Boun feliz.
-Hola, ¿Cómo estás?- cuestiono impresionado por que había contestado de inmediato.
-Todo bien, hace rato llegue a casa, estoy a punto de cenar.
-¿Qué cenaras?
-Compre unos tacos, ¿tú que cenaras?
-Mi mamá hizo pollo en chipotle- le dijo con una sonrisa.
-Extraño la comida casera- se quejó el rubio.
-¿Quién te manda no saber cocinar?- rio Prem.
- Se cocinar, pero no tengo mucho tiempo- lo volvió a sorprender, creía que su novio no sabia cocinar.
-No soy un chef, pero me defiendo- respondió eliminando su duda sobre ese punto.
¿Por qué no me has cocinado? - se quejó el rubio.
-No me le pediste- sonrió dejándose caer en su cama- además tu tampoco me has cocinado.
-Ya te dije que siempre me mantengo ocupado, pero tienes razón, debí haberlo hecho, ¿eso me habría ayudado a conquistarte?- soltó un quejido.
-Que poco me conoces- canturreo imitándolo.
-No me digas eso por favor.
-Tu fuiste el que me alimento con comida a domicilio- rio divertido.

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