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CAPITULO II

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Al día siguiente volví a la biblioteca después de clases para empezar el plan con Allan; esta vez había llegado primero que él, así que cuando Allan llegó y me vio ahí se sorprendió y mucho.

—  Supongo que estás aquí para aprender matemáticas — comentó con un tono burlesco, nuevamente con esa sonrisa socarrona.

— Supones bien — dije poniendo los ojos en blanco.

Aún no podía creer cómo Allan descubrió mi secreto amoroso por Alex en cuestión de segundos. Supongo que Allan es un tipo bastante astuto o tal vez solo es un chismoso de primera... o yo soy muy evidente.

Aunque si le ponemos una peluca a Allan, seguro puede pasar por una señora de vecindad o por E.T con peluca.

— ¿Entonces? ¿Estás lista para empezar? — asentí mirándole con detenimiento.

— Esto es lo que haremos — Allan sacó de su bolso una hoja con todo un plan de estudio diseñado en una de sus caras. En la otra estaba todo lo que haríamos en "El Algoritmo Hale". Así lo había bautizado.

— ¿Qué acaso no dormiste? — le pregunté quitándole la hoja para leerla — Ya entiendo por qué eres tan aburrido — Lo vi rodar los ojos y acomodarse los lentes. 

— Si fuera aburrido como dices no estaríamos haciendo esto — protestó. Él tenía razón.

— Bueno, vale, eres menos aburrido de lo que pensaba hace cinco segundos — me reí al oírlo rechistar. 

— ¿Lo leíste? —  me preguntó después de unos minutos y yo asentí.

— Bien — respondió pensativo. — Entonces nos dividiremos así, un día lo dedicamos a estudiar y otro al plan — 

¿Una sesión completa de hora y media para estudiar matemáticas? Suspiré; ya no me estaba gustando cómo sonaba esto.

— Vania, prometiste que no habrían quejas — insistió Allan. Se le estaba marcando la vena de la frente así que no me quedó más que asentir.

— Así está bien — dije entre dientes. 

— Hoy empezaremos con las clases ya que ayer fue una pérdida de tiempo — me dijo. Yo asentí sin llevarle la contraria y revisé los ejercicios que Ashley me había enviado y los que Allan me estaba entregando. 

— ¿Entonces? ¿Qué es lo que no entiendes? 

— ¿Qué pasa si te digo que no entiendo un carajo? — me volví a sonrojar. 

EL ALGORITMO HALE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora