EL HAREM V: El juego de la mesa.

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Al llegar de nuevo a aquel salón, tanto Esther como yo fuimos al encuentro de nuestros amos. Said departía con Hamtum en una pequeña barra de bar que había en uno de los rincones. Al llegar, mi amo me indicó, con el dedo señalando al suelo, que me arrodillara entre él y su acompañante. Cosa que hice inmediatamente.

Escuche como los hombres volvían a hablar de chicas como nosotras. Said decía refiriéndose a lo que había escuchado hablar durante la comida, que las españolas éramos las que más les gustaba, porque éramos dóciles y muy calientes, que las europeas menos porque eran un poco más problemáticas y las rusas, tenía entendido, que tan pronto llegan a la cuadra de un árabe, se vuelven desobedientes y hay que estar sometiéndolas en todo momento. Y dijo: "Tú ves esta esclava de la cuadra de Mustafá, esta vale un imperio...lo hace todo...mama pollas como ninguna...tiene un coño estrechito aún, donde metes tu polla y notas que es acariciada con esmero por los movimientos que hace el chocho de esta cerda...ésta es muy completa". Me sentí halagada y mi amo lo notó. Dirigiéndose a mí me dijo "Furcia... mámale su polla al amo Hamtum... para que compruebe lo buena mamona que eres...".

Levante la cabeza y vi como el amo Hamtum asentía con su mirada. Abrí su chilaba y pese a que era un moro madurito, tenía también un vergón como de unos 20 centímetros, más fina que la verga de mi amo Saíd, pero también muy apetecible.

Como estaba flácida, la levanté con mis dos manos hacia arriba y comencé a lamer con mi lengua, sus huevos. Ellos continuaron hablando como si nada, mientras que yo seguía arrodillada trabajando.

Hamtum decía que él de las mejores yeguas que había tenido cuando montó su harem, una fue una tal Karin que tenía un coño muy jugoso siempre, que se la trajo de Tetuán, y tuvo que vender, y Hadifa, la más completa de las diez esclavas que trajo de Marruecos, a la que ponía por las nubes porque era completísima, motivo por el cual nunca la vendió y la seguía conservando, hasta que se haga una anciana, añadiendo "pero morirá en mi casa...por los servicios que me ha prestado".

Yo ya estaba liada con aquella verga jugosa del amo Hamtum, que enseguida se levantó como si tuviera un muelle, cabeceando de vez en cuando, apreciando yo el balanceo tenue de arriba abajo que aquel falo hacía de manera intermitente. Me gustaba también mucho la polla del madurito amo Hamtum. Teniéndola toda en mi boca, le acariciaba sus cojones con mis dos manos. Aunque él no manifestaba ningún sentimiento. Sí llegó a reconocer que yo era una hembra muy completa, porque además de ser muy guapa, tenía un cuerpazo de yegua "jaquetona" y puteaba muy bien. Más halagos para esta perra, me dije yo a mí misma.

Llegó Hadifa y le dijo al amo "Amo está todo dispuesto". El amo Hamtum, sacó su polla de mi boca y dando dos palmadas dijo "señores ahora vamos a jugar". Mi amo Said, me indicó que me levantara y me ordenó que fuera a la cocina y le trajera otro whisky.

Llegue a la cocina y pregunté a Hadifa qué era lo que estaba tomando el amo Said, me dijo que whisky chivas regal de 12. Cuando estaba preparando la bebida de mi amo, sentí como me abrazaban fuertemente por detrás y me daban un pequeño bocado en el lóbulo de mi oreja izquierda que me estremeció. Por el rabillo del ojo me di cuenta que era Hadifa, a la que le conminé para que me dejara en paz. Ella teniéndome aun agarrada me dijo "putón...que sepas que antes de que te vayas...serás mía y te pondré a cuatro". Yo le contesté diciéndole que yo era solo propiedad de mi amo Mustafá y ahora de mi amo Said y que ella, no tenía potestad sobre mí. A lo que me recordó la frase del amo Hamtum cuando llegamos a la casa, que dijo: "Haced caso a todo lo que diga Hadifa, como si os lo dijera yo, que sepáis que aunque ella es esclava mía, vosotras sois esclavas de ella". Me soltó y me marché a servir el whisky a mi amo, el cual se hallaba sentado en una butaca del salón. Por indicación de mi amo, me arrodille a sus pies y así permanecí.

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