capitulo seis.

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Cuando llueve también diluvia

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Cuando llueve también diluvia.

Lisa pensó y pensó, recostado sobre su gran cama mientras el cielo se entristecía fuera del gran ventanal.

Cuando Lisa era pequeña siempre miró cómo sus padres reprendieron a todos esos demonios que atormentaron las vidas de las personas. Ella tuvo miedo.

Pero siempre fue reconfortada por su madre diciendo que Dios siempre estaba con ella y nunca le pasaría nada. Así fue hasta que conoció a Rosé.

Cuando esos hombres... Cuando ellos atentaron contra sus vidas no fue Dios quien defendió a Lisa y la salvó. Fue Rosé.

Fue Rosé quien la sostuvo contra su pecho y la reconfortó. No su madre. Fue Rosé quien estuvo con ella y la protegió. No Dios. No Dios. El... No estuvo ahí.

Lisa recordaba el miedo y la horripilante sensación de temor y preocupación recorriendo su cuerpo. Los nervios y el sudor acumulándose.

Y después paz y tranquilidad.

¿Miedo? Aún temblaba de ella.

Aún temblaba por Rosé. Porque Rosé no había sido misericordiosa y en cambio ella había acabado con la vida de sus atacantes. Pero si lo miraba desde otra perspectiva...

Lisa tomó las sábanas y se cubrió hasta la cabeza, dio vuelta sobre la cama y gimió.

Sus pensamientos estaban hechos un lío. No sabía qué pensar. Qué hacer.

¿Debería ir y agradecer a Rosé por salvarla? Lisa sabía que tenía que hacerlo.

Pero...

Lisa gimió nuevamente y giró al otro lado de la cama.

Tenía que poner en orden sus pensamientos.

Así que enlistó.

Primero, estaba agradecida por ser salvada de la muerte. Correcto.

Segundo, Rosé había asesinado a dos personas. Así tan fácilmente como lo era comerse un hotdog. Eso fue escalofriante.

Tercero, ¿Por qué siquiera estaba considerando las opciones? Debería de tenerle más miedo a Rosé. Ella mismo había dicho que era la hija del mismo satanás y eso es malo y cruel e incorrecto, ¿No?

¿Porqué se sentía preocupada por Rosé y por lo que sentiría si le dijera que estaba asustada?

Pensó en Rosé. Y en sus ojos oscuros y atrayentes. En la determinación en su mirada y... El deseo. El anhelo. Cariño.

Lisa pensó en su madre y en su padre.

¿Qué dirían de ella ahora? Deberían de estar decepcionados de ella por olvidar su fé en Dios. Lisa ya ni siquiera oró por las noches. No sentía que fuera correcto estando en el hogar de Rosé.

Pero Rosé y estos sentimientos por ella tampoco lo eran.

¿Entonces qué lo era?

JooHyun entró en ese momento a la habitación con su bandeja de comida diaria. Ella se veía calmada y paciente como siempre. Tomó lugar en la cama después de dejar la bandeja.

born for evil ଓ chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora