nicolás.
limpio los restos del líquido blanco y espeso que quedaron en la comisura de mis labios con la lengua y lo saboreo.
frunzo un poco el ceño.
— sinceramente, creí que iba a tener otro sabor.— confieso.
— bueno, nada te viene bien a vos.— chista enojado y continúa moviendo su mano.
— es que me vendiste tremendo cuento y al final no es para tanto.— reclamo.
— buah, encima que te cocino ñoquis con la salsa blanca secreta de mí mamá, te quejas.— suelta bruscamente el cucharón en la olla y abre los brazos al cielo.— ¿qué querés de mí?— inquiere con falsa desesperación.
interesante pregunta.
— en primer lugar, quería que te vayas de mí casa pero acá estás, haciendo la tercera comida del día en mí cocina.— expreso cruzándome de brazos.
ya son las nueve de la noche, la tormenta sigue desatando su furia y aunque la luz haya vuelto, hay algo que sigue sin volver a su casa...
— ¿que mierda es esto?— inquiere con desprecio mirando una de las latas de suplemento de carne.
— carne picada.— contesto.
— carne picada vendo yo. en bolsitas y con... color.— corrige viendo el interior de la lata con asco.
— sí, con el color de la sangre que derraman.— exclamo con la misma expresión.
— uh, ya empezamos con green peace.— rueda los ojos y revisa los ñoquis.— esto en diez minutos va a estar, andá poniendo la mesa.— ordena.
— sí, lo que vos digas, mamá.— bromeo y voy hacia la alacena.
— yo no soy mujer, a mí me tenés que decir papi.— corrige con una sonrisa pervertida.
— uno de tus sueños más húmedos, ¿no?
se ríe y apaga las hornallas.
— ¿cómo supiste que te gustaban los hombres? — pregunta de la nada después de un momento de silencio.
lo pienso unos segundos hasta que un recuerdo golpea mí mente.
— cuando me di cuenta que me hice monaguillo solo para seguir al pibe que me gustaba.— contesto.
suelta una carcajada que casi hace que los ñoquis se caigan del colador.
— ¿y vos? ¿cómo fue tu gay awakening?— devuelvo la pregunta y su ceño se frunce.
— ¿mí gay qué?— la confusión pinta su rostro.
— que cómo te diste cuenta, bestia.— digo, rodando los ojos.
— ah, porque mí primera erección la tuve viendo pasión de gavilanes... digamos que literalmente me apasione con ellos.— explica.
ahora el que se ríe soy yo, sin poder evitarlo.
— igual eso no fue lo peor.— agrega.— lo peor es que lo estaba viendo con mí vieja y... lo notó.— finaliza rojo como un tomate.
mí risa se hace más fuerte mientras llevo los platos a la mesa.
— dah, basta de reírte de mis desgracias y fíjate si la comida te gusta.— exclama con molestia. su sonrisa brilla cuando trae la comida.
una vez que mí risa va cesando, me doy cuenta de un detalle.
su sonrisa es tranquila, no hay rastros de nostalgia o algún tipo de tristeza después de contarme su anécdota. él- él tuvo suerte.
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el carnicero - licha martinez x nico tagliafico
Humor𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐧𝐢𝐜𝐨𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐫𝐚 𝐜𝐚𝐫𝐧𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐬𝐮 𝐯𝐞𝐜𝐢𝐧𝐚 𝐚𝐮𝐧𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬 𝐯𝐞𝐠𝐞𝐭𝐚𝐫𝐢𝐚𝐧𝐨. 𝐨 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐥𝐢𝐜𝐡𝐚 𝐬𝐞 𝐩𝐞𝐥𝐞𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐚𝐭𝐞𝐧𝐝𝐞𝐫 𝐚 𝐮𝐧 𝐦𝐚𝐥𝐡𝐮𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐦𝐮𝐲 𝐥𝐢𝐧𝐝...