Buena chica

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La nueva actitud dominante de Shinobu fue entretenida y excitante al principio, no iba a negar que le gustó obedecer las órdenes de una joven más pequeña y con un peso más ligero que el suyo, pero después de unas aventuras más volvió a extrañar ser quien dominaba en la relación, quería dejar de seguir sus órdenes y retomar su poder.

Camino despacio por la habitación dando un pequeño sorbo a su vino, llegó al balcón a tomar un poco de aire y apreciar la vista que tenía para sí.

-Creo que te gustaría está vista - hablo suave y de manera calmada.

Dio media vuelta y camino hasta la cama donde ahora estaba Shinobu con las piernas separadas y los muslos atados al resto de sus pies, sus manos también estaban atadas y detrás de su espalda.

El profesor ahora tomo asiento en un sofá y siguió bebiendo un poco más mientras su alumna se retorcía ante el placer, a Shinobu se la había pasado una cuerda por su cuerpo además de atar un vibrador en su sexo.

~Mmmmm mmmm mmmm - por último, Tomioka le había puesto una mordaza para impedirle hablar. 

-Habla un poco más fuerte, casi no te escucho.

Shinobu solo podía retorcerse y suplicar con una cara que le pedía ¿Parar? O ¿Cambiar el vibrador por algo más caliente y vivo?

Su amante apago el dispositivo y después de quitarle la mordaza la joven soltó un enorme suspiro de placer, más no de satisfacción.

Su mente estaba tan perdida y necesitada de sexo que no pensó en como había pasado de ser ella la que mandaba en el sexo a ser quien ahora obedecía las órdenes.

Le beso la frente, orgullo de si mismo y de ella, de lo que eran. Cuando estuvo decidido a retomar su papel como el dominante en la relación se lo tomo muy enserio, primero comenzó por provocarla y luego por retarla en una competencia de placer, quien hiciera terminar al otro más veces y en menos tiempo sería quien tendría el título de alfa y el perdedor debía ser el beta que estaba para obedecer las demandas. En esta ocasión la fuerza física y la resistencia de Giyū le jugaron a su favor, recupero su título y para festejar se llevó a Shinobu al mejor hotel del amor para consumar su victoria.

Comenzó a besarla mientras ella seguía atada, otra manera de satisfacción era hacerla querer,  necesitar y de ser necesario que suplicara por tenerlo. Ella luchaba por tocarlo y unir sus cuerpos hasta más no poder, pero él solo se divertía con sus intentos de liberación.

-Portate bien y te daré un poco de mí.

Ella obedeció asintiendo felizmente esperando su recompensa.

-¿Dime qué quieres y te lo daré? - le susurro al oído.

Tuvo un pequeño orgasmo al escucharlo con una voz profunda y sensual, solo esperaba que la nueva actitud de su Giyū estuviera para quedarse.

-Te quiero a ti, te necesito dentro de mi ahora.

Volvió a besarla pero con más pasión, mientras sus bocas se unían y sus lenguas jugaban y bailaban, llevo sus manos hasta cuerda para liberarla y que ambos gozarán del placer.

En algún punto del sexo ambos miraron el espejo que estaba sobre ellos, miraron sus reflejos observando el gozo y lujuria que reflejaban sus expresiones lasivas. 

El impulso sexual volvió a crecer, la habitación se llenó de ruido, la cama de sudor y Giyū llenó varias veces a Shinobu con su fórmula para bebés.


Algunos días más pasaron y ella estaba feliz, su relación prohibida era sexualmente satisfactoria, lo más emocionante venía cuando ambos debían mantener las apariencias como si no hubiera nada más que un maestro y una alumna.

-Permiso para pasar Tomioka-sensei. 

Y ahí estaba de nuevo, fingiendo ser una estudiante que debía ver al profesor de deportes solo para "hablar" de su rendimiento en la clase de deporte.

-Pasa.

-¿Qué es lo que se le ofrece Tomioka-sensei?

El aludido se puso de pie, abrió su casillero y saco una caja, un obsequio para ella, le dio la caja y al abrirla se sonrojo al instante.

-¿Qué es ésto? - pregunto nerviosa.

-Quiero que lo uses ahora.

-¡Tomioka-sensei! ¿¡Ahora!?

-No tardes mucho.

Recibió la caja y después uso el baño personal del profesor, entró usando su uniforme habitual y salió usando un disfraz similar al de una maid con un par de accesorios como unas orejas de gatita, un cascabel y una correa para mascotas.

Cuándo él la vió casi se puso duro al instante, vestida de manera provocante en ropa ajustada, diminuta y reveladora solo podía dar como resultado una erección que demandaba ser atendida. 

-Ven aquí, estoy duro y debes satisfacer mi cuerpo.

A penas dio el primer paso Giyū gruñó, así no quería que fuera hasta él.

-Te quiero gateando con la correrá en la boca.

Dudo al principio pero había algo en la palabras de Giyū que simplemente no pensó mucho y obedeció, se puso en cuatro con la correa en la boca y fue hasta él como gata en celo, a decir verdad la situación la emocionaba, el poder de él sobre ella, la parte de ser descubiertos e incluso la parte humillante ayudaba a la excitación.

Le bajó la ropa liberado la polla palpitante de Tomioka para acto seguido devorarla.

-Ya eres una experta en esto, sigue así - puso su mano en la nuca de Kochō y le ayudo con el vaivén. 

Con su otra mano comenzó a acariciar los pechos de la joven deleitándose con la suavidad y su tamaño. Su habilidad oral le valieron una recompensa pegajosa en la boca y parte de su rostro, decidió tragar por propia voluntad lo que pudo y compartir una sonrisa. 

Ella dio media vuelta dando una vista a su trasero meneando de un lado a otro, su invitación fue bien reciba ya que en segundos estaban follando en plena oficina, no le importo que aún fuera un horario en el que las clases aún continuaban, tampoco le importo que la puerta no tuviera seguro, si alguien entraba estarían en problemas pero él solo hecho de que existiera esa posibilidad de ser atrapados en el acto era emocionante, ella en el papel de la presidencia del consejo estudiantil que obliga a los demás a cumplir con las reglas, él como el profesor estricto que no se atrevería a ver a su alumna de otra manera, eran perfectos, nadie sabía nada y nadie sospechaba que ambos llevaban una vida romántica y sexualmente activa.

Tuvieron sexo durante las horas de clases siguientes,  y después de clases cuando ella llegó a casa guardó su nuevo atuendo con cuidado, mirando el resto de su ropa decidió que tal vez era hora de agregar más atuendos para la sus próximos encuentros.


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