Capitulo 2

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Sorprendida, Karina vio como entraba en una amplia estancia decorada con mosaicos. Pese a estar un nivel por debajo de su celda, una claraboya con cristales de colores dotaba la sala de un caleidoscopio de colores luminosos. En el centro había un amplio jacuzzi, en un lateral un banco con distintas toallas y en el otro extremo una ducha de hidromasaje provista de varios jabones y fragancias. Un intenso olor a eucalipto llenaba el ambiente, penetrando en los pulmones de ambas chicas. Aquella era la sala favorita de Winter, allí ella pasaba horas, relajada, meditando sobre sus planes. Mindstorm era la primera visitante que entraba allí.

La heroína contempló fascinada cuanto la rodeaba. Nada faltaba en esa lujosa sala de baños. Winter, que se había acercado a la ducha, tuvo que llamarle la atención para que se acercara. Le tendió una esponja y le ordenó que enjabonara y limpiara su cuerpo, cubierto aún por la oscura pintura. La chica contempló unos instantes la esponja sin saber qué hacer. Contempló también la multitud de productos de aseo que había a su alrededor. Ella en su baño no tenía ni una décima parte y no terminaba de entender la utilidad de muchos de ellos. Winter la apremió.

Karina cogió la esponja y abrió un pote de aromático jabón. Ya lo había entregado todo a la villana, su ropa, su identidad, su dignidad... Qué más daba lo que le sucediera ahora. Tan sólo quería evitar que le hiciera daño y volver a su casa lo más pronto posible. Si se contentaba con que limpiara su cuerpo, ella lo haría, por un instante se había temido algo peor.

Winter, de espaldas a la heroína, no pudo evitar un pequeño gemido placentero al notar como la esponja recorría su cuerpo, frotando con suavidad la piel de su espalda. Tenía que reconocer que su cautiva ponía todo su empeño en ello, sus manos no eran ni demasiado bruscas ni demasiado flojas. Los hábiles dedos de la heroína enjabonaban sus hombros, relajando sus músculos, para luego frotar su piel y eliminar la pintura, que poco a poco fue bajando por sus brazos, axilas, espalda...

En más de una ocasión Karina tuvo que reprimir el impulso de meterse de lleno en la ducha con la villana. ¿Qué le sucedía a su cuerpo? Pensaba. Cuando más enjabonaba y frotaba la piel de la villana, más ganas tenía de seguir haciéndolo, de no parar. La pintura corporal de Winter era especial, preparada para aguantar la fría agua de la lluvia, pero se disolvía con facilidad ante la cálida agua de la ducha. A medida que el agua y el jabón diluían la pintura, ella entendió el porque del apodo de su captora. Tatuado en su pálida espalda, había una enorme y detallada figura: el zorro de nueve colas de la mitología japonesa. El animal tenía las patas traseras y la cola apoyadas justo encima del culo de la asiática, y se mantenía erguido, con sus patas delanteras rozando sus omóplatos, y su boca abierta terminando junto a su cuello. Pese a que la heroína no era aficionada a los tatuajes, no pudo sino admirar la belleza y el detalle de esa obra.

Cuando tuvo que ocuparse del trasero de la villana, una extraña sensación la ruborizó. La villana separó un poco las piernas y ella, instintivamente, deslizó la esponja entre ellas, causando un intenso gemido a su enemiga. La villana, con una sonrisa en el rostro se dio la vuelta. Los chorros de agua caliente diluían la pintura sobre sus pechos, pero aún así, ella aplicó la esponja en esos firmes senos, algo más grandes que los suyos y mucho más definidos y firmes. Mientras enjabonaba su barriga, Winter dio un paso hacia adelante. Ahora Karina notaba sus labios casi pegados a los suyos, su respiración, tan pesada como la suya, sus ojos vidriosos. La villana le arrebató la esponja de la mano y la arrojó al suelo. Agarró la mano de la heroína y la acercó a su entrepierna apretándola contra sus labios vaginales.

La heroína se sorprendió ante esa reacción por parte de la villana, y sobretodo por notar la humedad en la pálida chica. Al parecer Winter estaba tan excitada como ella ¿habría algo mezclado en el vapor perfumado de la sala? Por unos instantes, Karina dejó de pensar en que estaba en la guarida de su enemiga, que minutos antes aquella atractiva chica la tenía asustada, que tal vez debería aprovechar y escapar de allí. A partir de ese instante, el placer saturó la mente de la joven heroína, y su mano, casi automáticamente empezó a acariciar el sexo de Winter mientras sus labios rozaban los de la villana. ¡Diantre! A ella ni tan siquiera le gustaban las chicas en lo más mínimo, siempre había sido totalmente heterosexual, pero esa asiática albina tenía algo que la volvía totalmente loca.

La Cazadora De Super Heroinas 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora