Capitulo 9

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Un estruendo ensordecedor resonó por todo el recinto. La alarma resonó por toda la guarida, automáticamente, paneles de acero blindado empezaron a cubrir todas las claraboyas que dotaban de claridad el nivel inferior.

- ¡Maldición!- Masculló Winter.- Nos han encontrado.

- Pe… pero… ¿Co… cómo...?- Preguntó una asustada Karina.

- No tengo ni idea de cómo han logrado llegar hasta aquí.- Gritó la albina mientras la alarma retumbaba por toda la guarida.- Pero lo han hecho. Ya puedes empezar a sacar todo tu potencial o no saldremos vivas de esta.

Karina se acercó a una bonita cajonera de diseño y apresuradamente sacó Su nuevo traje . Botas de cuero negro hasta las rodillas, minifalda y top oscuros y una máscara negra con una espiral dibujada en la frente.

Winter tampoco perdió el tiempo, sabía que dejar libres a las tres heroínas que habían capturado era un riesgo demasiado grande. De un mueble del salón sacó varios juegos de grilletes y esposas.

- ¡Deprisa!- Les gritó a Giselle, Wendy y Ningning mientras les lanzaba las cadenas.- ¡ponganse esto si no quieren verme realmente enfadada!

Giselle y Wendy obedecieron inmediatamente. Agarrando temblorosamente las cadenas que les habían lanzado, mirando asustadas a Winter, se colocaron los grilletes en sus tobillos y muñecas, para luego sujetar el último tramo de cadena con un candado a un radiador.

La única que aún no obedeció fue Ningning, contemplaba dubitativamente las cadenas en sus manos sin saber que hacer.

Pero no había tiempo que perder, Winter estaba centrada en el ruido que se escuchaba un par de niveles por encima. Sus fieles secuaces estaban siendo brutalmente aplastados por quien fuera que había entrado.

- ¡No te quedes ahí pasmada!- Le gritó a una asustada Karina, mientras agarraba el lazo de la amazona.- ¡Te dije que sacar a Ningning a la calle era arriesgado! ¡Como lleguen hasta aquí estamos perdidas!

Karina, molesta, se dirigió hacia dónde procedían los ruidos. Con Winter pisándole los talones subió una ancha escalera de caracol. El piso que tenían por encima era el aparcamiento dónde guardaban los vehículos que utilizaban. Karina continuó subiendo, el sonido provenía del nivel superior, dónde se apostaba el nutrido grupo de corpulentos guardias encargados de que nadie alcanzara los niveles inferiores de la guarida. Y aún había otro nivel por encima, un local de oficinas dónde había ubicada una empresa de asesoramiento financiero, tapadera de los negocios de la asiática albina.

Tan nerviosa estaba Karina que no se percató de que su compañera había dejado de seguirla. Atravesó una destrozada puerta metálica y contempló unos instantes el desolador panorama que había a su alrededor.

Por doquier estaban esparcidos fragmentos de runa, muebles, material informático y armas, completamente rotas e inservibles. Los guardias que debían haber detenido a los intrusos estaban tirados en el suelo, muertos o inconscientes. La chica no llegó a comprobarlo.

Un poderoso rayo de energía la impactó en el pecho. Sorprendida, se vio arrojada contra una columna de cemento medio rota, su espalda crujió mientras un grito de dolor escapaba de sus labios. Fue pura suerte que no se rompiera la columna.

- ¡Tu!- Escuchó que gritaba una voz conocida.- ¿Dónde están? ¡¿Maldita zorra, qué les han hecho!?

Mientras Karina se incorporaba, alzó la cabeza. Ante ella había una chica de piel anaranjada y cabello rojo fuego, vestía unas botas altas de color púrpura y un apretado bodi del mismo color que poco dejaba a la imaginación. Los verdes ojos de la chica brillaban de furia con la intensidad de un volcán.

La Cazadora De Super Heroinas 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora