Relive || König (Call of Duty MWII)

Episodio 01 - Cuando la ley desaparece

ADVERTENCIA

Este capítulo contiene violencia y abuso que puede perturbar a algunos lectores, se recomienda discreción.

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Desde siempre se ha dicho, año tras año y de boca en boca una misma frase "Las ciudades parecen tener vida". Inicia con los rayos del sol que parecieran tocar suave y cálidamente por las puertas y las ventanas de aquellos que viven en las entrañas de la localidad de "Los Vélez", anunciando lo que ya es costumbre una refrescante y renovada mañana lleno de nuevas sorpresas.

Los infantes se alistan para iniciar la escuela, permeando las calles con inocentes risas a lado de sus padres o tutores que de manera devota los escoltan a las instituciones día con día. Las voces amistosas de algunos cuantos manteniendo gratas charlas que parecían hacer de los minutos fugaces, no siendo suficiente tiempo sea cual sea la conversación; y como olvidar las obras de caridad y los actos de bondad que dan un rayo de esperanza a aquellos que las viven y las miran, endulzando un poco más su experiencia en la tierra, la experiencia de vivir... Siendo esta y varias cosas los pulmones que alimentan la buena cara de las urbes, esa cara alegre para el común.

Aunque en lo más profundo de las entrañas de aquellas selvas de cemento y asfalto, aquellos lugares donde la luz teme llegar y el frio solo aguarda, donde las risas se sustituyen por llantos y penas, donde las dulces voces se transforman en aterradores gritos faltos de optimismo, donde solo la maldad aguarda y donde no existe un próspero mañana; caen desdichadas almas donde la gente no puede o no quiere encontrarlas. Por más que griten por ayuda, por más que supliquen por su vida. A veces siendo sus propios pasos quienes los llevan a esta oscura cara de la monera, o mayormente no siendo su decisión estar ahí.

De aquellos desdichados humanos, solo podían ver las maravillas del mundo con sus grises ojos, pero no vivirlas.

Así eran los días para una pequeña niña de ocho años de nombre Denisse, quien con su mirada triste solo podía darse el lujo de ver a la gente pasar por en frente de ella a través de una ventana tapeada con madera de una espantosa casa el cual la gente parecía querer evitar. Apenas el sol podía entrar por aquellos viejos y hostiles tablones hacia su habitación, era el único brillo con el que podía contar entre la humedad y la suciedad en la que vivía, pero sobre todo en la pena que la acompañaba desde hacía tiempo.

Denisse se encontraba encerrada contra su voluntad en aquella húmeda y fría pieza rodeada de algunos niños más que le hacían compañía. Unos de mayor o menor edad que ella. No eran hermanos, primos, o siquiera amigos, no se conocían de nada antes de concordar en aquel lugar; sin embargo, todos compartían un solo deseo, el de sobrevivir a toda costa.

Aquellos pobres infantes se encontraban secuestrados, algunos tenían pocos días, otros como Denisse perdían la cuenta de los meses que llevaban ahí. Mantenidos con pan y agua al día, buscaban mantener la esperanza que se desvanecía día con día como agua entre los dedos. "Deni" como la conocían algunos era quien más guardaba la esperanza; buscando siempre y de alguna manera proyectarla en los demás a pesar de los golpes y abusos que recibía a diario a manos de aquellos hombres que más bien se les podía llamar bestias. La pequeña niña buscaba compartir su ración de comida a aquel infante a quien le daban muy poco, curaba las heridas de algunos más con las pequeñas cosas que se robaba de un botiquín en el sitio cada que la obligaban a salir para un nuevo trabajo, pero no podíamos olvidar que siempre defendía a los más pequeños de sus captores con valentía, aunque sus débiles piernas le temblaran del miedo y las lágrimas se le escaparan por sus redondas mejillas; no estaba dispuesta a que alguien más viviera lo que ella vivía aun y aunque le costara una terrible paliza.