La vuelta del partido de Champions contra el Manchester City sería en un par de minutos, Olivia estaba arreglándose el cabello para bajarse del auto. Estaba nerviosa y demasiado, últimamente los partidos del Real Madrid en esta edición de Champions se podían describir con dos palabras que encajaría perfectamente; adrenalina pura. Desde que habían comenzado los octavos de final, el equipo merengue parecía que empezaba a jugar desde el minuto setenta, porque desde entonces, a partir de ese momento era que comenzaban a remontar partidos que iban empatando, o en su defecto perdiendo por un gol de diferencia.
Hacía una semana que habían jugado en Londres, más precisamente en el estadio del Manchester City, el club azul que había causado más de un infarto en todos los madridistas. El equipo dirigido por Pep Guardiola quería aplastar al Madrid, y lo puso haber hecho perfectamente de no ser por las grandes atajadas de Tibu Courtouis.
Olivia estaba nerviosa, y por consiguiente sabía que su mejor amigo Rodrygo Goes, también lo estaba.
Ella y Rodrygo se habían conocido cuando el jugador llegó al equipo merengue. Olivia era estudiante de fotografía contratada por el equipo, solía sacarle fotos a los chicos ya fuese en entrenamiento o en partidos, era muy amante del fútbol y se llevaba bien con todos los jugadores, pero desde que llegó Rodrygo los dos congeniaron desde el primer momento.
Su relación como amigos se vio más vinculada ya que Olivia solía ayudarle a Rodrygo con el español, desde entonces, los dos se la pasaban juntos todo el tiempo. Para Olivia, Rodrygo era un chico demasiado divertido, agradable, buen futbolista, y también le parecía increíblemente guapo.
