Finney, al ver cómo buscaba y arañaba la pared para intentar buscar los números se arrodilló para buscarlos junto a mi.
Llevábamos unos minutos hasta que él consiguió ver algo. El corazón se me puso a mil, podríamos salir. Íbamos a lograrlo.
Memoricé los números, y creo que Finn también por si acaso se me olvidaban. Eso de acordarme de las cosas no era lo mío.
—¿Vamos?— preguntó él poniendo su mano en mi hombro. Cuando hizo eso dejé de temblar y asentí con la cabeza. No me salían las palabras de lo nerviosa que estaba.
Nos levantamos y nos dirigimos hacia la puerta. Cuando Finn abrió la puerta y salió me quedé lo que parecía ser petrificada, no me salía moverme, simplemente no se si era por el miedo o por la alegría de que por fin podríamos salir de aquí.
O quizás porque no sabía nada de Robin, ni de él ni de su cuerpo.—Finn...— él se giró y se quedó confuso.
—¿Qué?—preguntó volviendo a entrar en la habitación.
—No podemos dejarlo aquí...
—¿Cris de que estás hablando?
—Robin... no podemos simplemente irnos.
—Cris...—apoyó su mano en mi hombro de nuevo.—Cuando consigamos salir avisaremos a la policía. Ellos harán lo que sea, encontrarán a Robin.
—Pero él... quiero encontrarlo...
—No podemos arriesgarnos... Tenemos que salir de aquí cuanto antes. No podemos desaprovechar esta oportunidad de salir de este sitio Cris.—Solo asentí con la cabeza y salí de la habitación detrás de Finn.
Mientras subíamos intentaba pensar en los números para no pensar en las cosas tan horribles que nos podía hacer si nos pillaba aquel hombre.
No podía dejar de pensar en lo que le podía haber hecho a Robin...
Cuando subimos las escaleras para llegar a la parte superior de la casa había otra puerta que también estaba abierta. Me lo pensé dos veces antes de abrirla, me giré a ver a Finn y él me asintió la cabeza en signo de aprobación. Las manos me temblaban cómo nunca lo habían hecho.
Abrí aquella puerta tan oxidada por dentro y tan bonita por fuera y ahí estaba él. Aquel hombre que nos había encerrado sin ningún remordimiento.
Estaba con aquella máscara tan horrible, sentado en una silla de madera, sin camiseta y con un cinturón en la mano. Estaba dormido como nos dijo el chico.No pude evitar que se me escapara una lágrima por la situación.
Volví a girarme para ver a Finney y estaba tan impactado como yo.
Me dio un pequeño empujón para que entrara y silenciosamente cogimos por otra puerta que daba a una sala que parecía ser un salón. Tenía una televisión, un sofá... y un corcho donde había un mapa de casi todas las casas que habían al rededor del barrio, habían varias casas tachadas. ¿Qué quería hacer con todo eso? No dejaba de preguntármelo.
Me giré y vi la puerta de salida que efectivamente tenía un candado, el candado de aquel chico.
Finney estaba girando los números lentamente, y efectivamente los números estaban funcionando.
Faltaba por poner un número y no sé cómo Finney me indicó que fuera con él.—Escúchame bien...—susurró él. Yo solo escuchaba— Es la única oportunidad que tenemos, la única. Tenemos que correr cómo nunca ¿vale?
—Si...—susurré tan bajito que casi ni se escuchó.
—Prométeme que vas a correr lo máximo que puedas.
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Creo que te perdí// the black phone
FanfictionCristina es una chica que nunca ha querido superar sus miedos, nunca había vivido la vida que ella quería, y nunca había estado con la persona que ella deseaba. Gracias a una persona con la que nunca creería que fuera a tener contacto, se dió cuenta...