Capítulo 13.

94 7 2
                                    

     —¿Y qué pasó después de que hablaras con ese chico...?— preguntó el periodista concentrado en la historia.

     —Ese chico se llamaba Robin

     —¿Qué pasó después de que terminaras de hablar con Robin?— rectificó él.

     —Cómo comenté antes, tenía que enfrentarme a él como pudiera. Finney y yo le atacamos con el teléfono haciendo que cayera en el agujero que estuvimos cavando desde el principio. Fue algo que no planeamos — se me ponía la piel de gallina al recordar como terminó todo.

     —¿Hoy en día tienes contacto con Finney Blake?— me acercó el micrófono a la cara. Yo lo aparté un poco.

     —Es muy buena pregunta. Pero la respuesta es no. Han pasado doce años desde que sucedió todo. Hoy en día tengo veinticinco, por lo que Finney también. Cada uno tiene su vida hecha. Os mentiría si os dijera que no volví a tener contacto con él después de que me mudara. Sí que le hablé en muchas ocasiones, para preguntarle cómo estaba y sobre todo a Gwennie. Con ella si sigo teniendo contacto.

     —En la historia que estás contando se os veía mucho feeling entre ustedes dos ¿Nunca llegaste a pensarlo?

     —Realmente si. Pero todo lo que estaba pasando no me permitía centrarme en la buena relación que llegué a tener con Finney. Además de que Robin no salía de mi cabeza.

     —Tiene sentido ¿Nunca lo hablaste con él?

     —siendo sincera no. Nunca vi la ocasión y tampoco tenía muchas ganas de hacerlo, yo me mudaba, lo que había sucedido era muy reciente, y aún pensaba en Robin.

     —La última pregunta Cristina. Usted ha rechazado todas las entrevistas desde que le pasó todo esto. ¿Qué le ha hecho cambiar de opinión y querer responder las preguntas?

     —Al principio no quería responder ni hacer ninguna entrevista por la simple razón de que quería que todo eso quedara atrás, que se me olvidara. Tiempo más tarde me di cuenta de que todo eso que viví siempre iba a ser una parte de mi, y siempre iba a estar presente en mi.
Tenía que aceptarlo. También pensé en todas esas personas que vivían en la ignorancia sin saber todo lo que habían sufrido esos niños, incluyéndome a mi y a Finney. Esa es la única y simple razón.

     —Muchas gracias Cristina por querer contestar nuestras preguntas y querer contar tu terrible historia.— yo solo sonreí a la cámara y asentí—Bueno chicos, ya sabéis que no todo en esta vida es felicidad y alegría, que hay que tener precaución con todo. Nos vemos en el próximo programa. A-diós. ¡CORTAD!— gritó seguido.

Estábamos en una habitación mitad blanca y lo demás lleno de luces y cámara. Un plató. Habían dos asientos y en medio una mesita de madera con dos vasos de agua.

     —Ya hemos terminado—el periodista o lo que se suponía que era se levantó de la silla y salió del plató sin siquiera mirarme a la cara.

     —Pero yo...— me levanté de la silla y un cámara se me acercó poco después de que él saliera de la habitación de plató.

     —Muchas gracias por tu aportación, soy Andrews Willow, el cámara de todo el programa. El señor Andy Becker no tiene tiempo para despedirse y darle esto— de repente tendió la mano y tenía un cheque de diez mil dólares— Dice que lo siente y que tendrá esta conversación él mismo contigo cuando salga de todas sus tareas. Puede irse— me acompañó a la salida con una sonrisa en su rostro.

     —Em yo...— no me dio tiempo a decir ni adiós cuando me cerró la puerta en la cara y se fue.

Parecía buena idea eso de contar mi historia al mundo. Muchas personas sabían de la existencia del captor pero me sentía con la obligación de que esas personas que no tenían ni idea supieran la historia y reflexionaran.

Cuando todo acabó me reencontré con mamá y papá. Que estaban afuera de la casa, esperando a que los policías hicieran algo. Llevaban a Gina, mi perro, en brazos.

Cuando Finney y yo salimos cada uno se fue para una dirección distinta. Él fue corriendo hacia su hermana y su padre llegó más tarde. Yo fui directa a papá. Con las lágrimas que caían al suelo sin un final.

Todo era muy triste. Vi como sacaban los cuerpos de todos esos niños de la casa, incluyendo a Robin, me consolaba pensando en que ahora podrían ser libres sin depender de estar en una casa así, reviviendo sus muertes constantemente.

Llegué a contarle a papá y mamá toda la historia, incluyendo la parte en la que veía a esos chicos.
No me creyeron. Decían que era por la falta de aire, que eran alucinaciones y que era algo imposible. Pues esas "alucinaciones" me salvaron la vida. Yo solo decidí no darles juego, simplemente yo sabía lo que vi y lo que no, me daba igual que me creyeran o no.

Mi teléfono empezó a sonar.

Aun me asustaba cuando escuchaba el sonido de un teléfono. No es algo normal. Pero cuando pasas por una experiencia así, es imposible quitarte el recuerdo.

     —¿Si?—Pregunté.

     —Hola señorita Jones. Han llegado los resultados de su prueba, puede venir a recogerlos cuando quiera. Pero la respuesta es sí. Sí está embarazada.— mi cara cambió por completo al escuchar al médico diciendo esas palabras.

Si, se habéis perdido mitad de toda la historia. No volví a ver nunca más a Finney, aunque hablé más de una vez con él por teléfono. A Robin le lloré mucho. Estuve días y días sin salir ni de la cama ni de la habitación. No me sentía con las fuerzas necesarias.

Cuando nos mudamos llegamos a un pueblo pequeño donde todo el mundo ya se conocía. Me sentía extraña, porque literalmente yo era la extraña ahí. Y cuando pase de curso conocí a Jason Jones. Un chico muy alto, rubio, de ojos claros, muy blanquito, y además era popular.
Enseguida me fijé en el, pero no me había dado cuenta de su existencia hasta que llegue a cuarto.

El no parecía darme importancia, simplemente pasaba de mí y yo también hacía como que pasaba de él. Era como si no existiéramos el uno para el otro. Pero por lo que se, él estaba colado por mi. Mucha gente me lo decía pero yo no me lo creía. Siempre me preguntaba. ¿Cómo Jason Jones iba a estar colado por mi?

Fue el primer chico en el que me fije después de todo lo que sucedió con Robin.

Poco a poco fuimos hablando, nos ponían juntos para hacer trabajos de clase. Y nos llevamos bien enseguida, conectamos muy bien.
Y después de unos años, aquí estamos esperando un bebé.
Nunca le había hablado a Jason sobre Robin hasta hace unos meses. Él conocía mi historia porque yo se la conté omitiendo la parte en la que yo lloraba por Robin. Pero me veo en la obligación de contarle sobre él, porque al fin y al cabo Robin fue una persona muy importante en mi vida y no tenía porque ser olvidada. Pude conectarme con la madre de Robin algunas veces para preguntarle cómo estaba, también fui a su funeral. No podía permitirme a olvidarme de él.

Y después de unos largos años finalmente me casé. Hice eso que no quería hacer ni por muy enamorada que estuviera, pero las cosas cambian, y sobre todo los pensamientos. Ya no soy la misma que hace doce años.
Todavía suena raro el apellido Jones detrás de mi nombre, siempre me imagine lo bien que quedaría c
Cris Arellano.

Pero a veces no se puede tener todo en esta vida.
Aunque duela.

Fin

Creo que te perdí// the black phoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora