Prólogo

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La luna iluminaba el cielo que yacía en la penumbra de la noche, el aire era gélido de manera que esto no ayudaba a reconfortarme. Estaba internado en la oscuridad en algún rincón de mi habitación, suplicando por un amparo que jamás vendría.

Desconozco la razón en como llegué a éste punto. El miedo era la única fuente que me instruía de las amenazas cercanas pero para mí era dudoso fiarme de estos sentidos.

Pensé que sabía lo que estaba haciendo; pensé que podía tener la suficiente  moral  como para brindarle ayuda a una persona magnífica que me ayudó a salir de la oscuridad en la que me encontraba cuando perdí a mis padres, sin darme cuenta que solo la sumergiría  involuntariamente  también en ésa oscuridad.

Ahora esa persona me está buscando frenéticamente. Solo quiero pensar en mente positiva como solía hacerlo siempre antes de ser secuestrado, pero ya se convirtió en algo abrumadoramente imposible. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo debía reaccionar o responder?. Mi mente viajaba vagamente entre los pensamientos más recónditos para hallar las posibles resoluciones en las que la pude haber ayudado y evitado que ésto ocurriera.

Quería quedarme sentado sin oír nada más que el silencio absoluto, mientras que mis rodillas cubrirían mi rostro hasta tratar de dormirme y olvidar esas imágenes atemorizantes que me atormentaban a cada minuto. No tenía la percepción de saber la hora ya que mi despertador no tenía baterías, a juzgar por la poca distancia de luz que se disipaba lentamente eran aproximadamente  las 6:30 PM. Sabía que no  podía quedarme en el mismo sitio por mucho tiempo; tenía que empezar a moverme antes de que ella pudiera encontrarme, ahora más que nada estaba asumiendo mi papel de víctima y estaba conciente en que eligí un lugar realmente obvio en donde ella empezaría a buscar pronto.

Únicamente contaba con la disposición del deseo de querer salir ileso de ésta. Puesto que tenía amigos y familiares que aguardaban por mi llegada en la jefatura de policía. Todos incluyendo mis hermanos y a mi novia la cual fue la causa principal de que mi raptora se desquiciara por completo.

No tenía formas de comunicarme con ellos por ningún medio. Así que era momento de darme prisa cuánto antes. Pero en ése entonces, escucho un ruido que provenía detrás de la pared de mi dormitorio, parecía ser el sonido de un cuchillo de cocina que surcaba sobre el cemento y para rematar ésta sensación de pánico, oigo como suena un  tarareo dulce y suave a cerca de un tema que escribí para el amor de mi vida. De alguna forma u otra tenía que salir de allí, pero estaba rodeado y acorralado como un pequeño animal indefenso.

Sujeto la puerta en un intento desesperado de obstaculizar el paso. Pero resulta que ella ya había entrado con sigilo por la puerta posterior de mi baño, me acomplejé en solo cubrir la puerta de entrada del cuarto, confiando en mis sentidos en donde escuchaba el cuchillo.

Giré mi rostro muy despacio en su dirección. Con el corazón en la boca y el hecho impactante de que fué más astuta y rápida que yo, disolvían todas mis Razones de seguir huyendo.

Ella demuestra una sonrisa mientras jugaba con el cuchillo mortífero. Finalmente la tensión se rompe con ella diciendo seis palabras que me imposibilitaron a decir algo contundente para el momento:

fuiste un niño muy travieso, Erik.
Mamá no está contenta.

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