La tarde llega vestida de naranja en el aeropuerto internacional de (Toronto Canadá). <<Había pasado tiempo desde mi último viaje familiar. No recuerdo con exactitud, cuando fue la última vez que retuve mi rutina un segundo para cosas que no estuvieran relacionadas con la farándula del cine. Francamente, es la oportunidad perfecta para darme un respiro y así aligerar mi mente un poco; despejarla, mejor dicho. Supongo que Empezaré con gastar lo que había invertido en el plató de Hollywood desde el año pasado. Como cualquier otro adolescente que sólo busca diversión y quién sabe, tal vez hasta doparse>>.
_ Iba arrastrando mis valijas en la búsqueda de un asiento para la espera de mi vuelo con rumbo a Niagara falls en línea a New York. Mi objetivo no era viajar solo, estaba en compañía de mis hermanos, quienes por cierto se encontraban dispersos en algún lugar del extenso aeropuerto.
— ¡Eeeeey! _ gritó una voz repentina y latosa al simple oído — ¿Mm? _ Me vuelvo hacia el origen de esa voz con complejo de adolescente de 12 años y se lograba oír a leguas que la fuente provenía de Alan; mi hermano menor, el más joven de los Patterson. Venía prácticamente jalando con mucho esfuerzo su equipaje mientras me decía gritando: — Oye ,¡¿ podrías aguardar un maldito segundo?!. No puedo seguirte el paso con todas éstas cosas ¡Aaahhh, Demonios!.
— Bueno, no es como si me hubieras escuchado en lo mínimo de llevarte tantas cosas juntas. Los mozos quisieron ayudarte, pero tuviste la descortesía de negarte _ Contesté tomando el asiento más cercano a mi.
— Es que es sencillo llevar mi propio equipaje sin lo que estén procesando en el detector de metales. Cosa que ya hice, de lo contrario no estaría aquí _ Aclaró Alan dejando salir una gran bocanada de aire en la última oración
—¿Y por qué te preocupa de cuál pueda ser el contenido que encuentren en las maletas? _ Inquirí curioso rodeando mis brazos unos con otros. — No me digas que traes una bomba o algo por el estilo. No quiero ser reportado y que me envíen la delegación por tu culpa_bromeaba con mis palabras en lo que Alan responde:
— claro que no esquizofrénico; Simplemente digo que es mejor llevar lo más importante para tí ¿Si me ubicas?._ Alan se deja caer en uno de los asientos de mi lado, disparando un suspiro.
— Correcto, pero respóndeme ¿Qué es lo que no quieres que cotejen los mozos?. Ellos necesitan hacerse cargo de cumplir con su trabajo con el transporte y descarga de las maletas _ De inmediato suelto un tono burlesco y empiezo a bromear de nuevo con él. — No descarté todavía la posibilidad de que puedas estar ocultando una bomba _ Alan decide seguirme el juego. — Me pregunto Qué pasaría si gritara "alla uh akbar" para provocar una reacción divertida _ se ríe_ todo el mundo saldría corriendo del aeropuerto. Me gustaría intentarlo algunas vez cuando no haiga tanta seguridad policíaca _ Mis ojos se blanquean a excepción de los suyos que denotaban una gota de seguridad en su cometido.
— Realmente soy conciente de que Alan puede ser capaz de decir eso sólo para ver la expresión de horror de otros. Era el Menos temperamental siendo el más inmaduro y sin escrúpulos. Durante la rebeldía adoptó un estilo un poco freaky considerando que se tiñó el cabello de azul claro con mechones morados y suele usar zapatos deportivos de Marcas específicas, con yins exageradamente ajustados y suéteres de color morado. Y para el remate de ésta descripción no debo olvidar los perces que tenía en el borde inferior de la oreja izquierda. Después de todo el decía que era un buen semblante para sus cosplays, aunque quería tener lentes de contactos verdes <<¿Razón de por qué?>>. No comprendía bien exactamente de por qué deseaba reemplazar el color de sus ojos azules naturales para tener unos de otro color, pero en fin; todo tiene una razón lógica.
La muerte de nuestros padres afectó demasiado a los tres. Es un golpe duro perder a un familiar cercano sin entender de por qué tuvieron que partir tan drásticamente. Esos fueron los sentimientos que se vieron influenciados en Alan cuando él Tío Benjamín nos dió la trágica noticia de aquel accidente automovilístico en Pensilvania. Era difícil asumir ésa realidad, nos sentíamos perdidos, despechado y dolidos. En particular ya nada lograba tener ningún sentido para mí. Lo único que podía hacer era fingir estar feliz para enmascarar mi dolor, y después de que mi única amiga se mudase lejos de Canadá fue como si una jabalina punzante atravesara mi corazón sin poder nunca acostumbrarme al sufrimiento. Era como estar inerte en medio de un océano negro, indeciso en si saber subir a la clara superficie o descender a la oscuridad plena. Salir de ése hoyo emocional no fue una tarea nada sencilla. Pero aún contaba con la compañía de mis dos hermanos, y eso era suficiente para seguir continuando con mi vida, después de todo seguimos siendo muy unidos actualmente.