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Hoy era el día libre de Jouno y Tetchou y pues ¿Qué mejor manera que pasarlo sentados en el sofá repartiéndose mimos entre ambos con cierto minino que había llegado hace apenas unos días a sus vidas? Realmente era una alegría para ambos tener al pequeño gatito en casa ya que siempre los estaba esperando y a pesar de rasguñar un poco el sofá y las cortinas no causaba más que eso, el castaño estaba leyendo un artículo que parecía bastante interesante mientras que el albino leía uno de los nuevos libros en braille que su novio le había comprado, el minino que estaba entre ambos se limitaba a dormir mientras ronroneaba por las caricias dadas

Afuera estaba lloviendo por lo que el clima era bastante agradable, de hecho solo faltaba una cosa para que fuera perfecto, algo que se le ocurrió a Jouno mientras leía, se levantó con cuidado dejando marcado el libro y poniendo a "Pelusa" que era como habían llamado al gatito en el regazo de Tetchou, aunque lo despertó un poco no se movió ya que el castaño seguía acariciándolo

—¿Qué vas a hacer? —Hablaba con una voz calmada y suave, afuera solo se escuchaba el golpeteo de la lluvia y en el departamento había un silencio agradable que ninguno quería interrumpir

—Voy a preparar algo que hará de este día perfecto —Dijo con un muy buen humor dirigiéndose a la cocina con una sonrisa en sus labios

Jouno realmente era feliz ahora que todo estaba tranquilo, pero el casi perder a Tetchou otra vez lo mantenía alerta casi siempre, pero ese día en particular decidió relajar su mente como le había recomendado su pareja, y es que necesitaba hacerlo, comenzó a preparar dos chocolates calientes y un poco de leche tibia para el pequeño, y la mente de Jouno a pesar de no estar pensando en demasiadas cosas, no podía evitar fantasear sobre como sería en un futuro su vida con el castaño, desde que llegó el gatito a casa lo había cuidado realmente bien, parecía ser un buen padre...un muy buen padre... Un sonrojo adornó su rostro de solo imaginar a ambos teniendo un hijo, tal vez era muy pronto para imaginar ese tipo de cosas pero no podía evitarlo cada vez que escuchaba como regañaba con suavidad a Pelusa cuando se portaba mal, o como se encargaba de darle tanta atención, oh cierto y también a la planta de ambos, era como su primer hijo por lo que no la dejarían atrás, pero el albino era quien más la cuidaba y lo mismo con el pequeño siamés

Casi estaba listo el chocolate cuando escuchó que Tetchou marcaba un número que teléfono y en la otra línea contestaba un chico, le extrañó un poco no reconocer su voz pero los escuchó hablar solo un poco debido al sonido del chocolate burbujeando por lo que rápidamente apagó el fuego y sirvió los tres recipientes con las bebidas, solo pudo escuchar un simple "Mañana iré a verlo para hablar mejor de ello" después simplemente colgó y dejo su revista de lado

Jouno era alguien que confiaba en su pareja con el alma, pero no podía evitar sentir celos, aunque no lo admitiera en voz alta era alguien realmente posesivo y celoso cuando se trataba de alguien o algo que quería. Simplemente se acercó a donde su novio entregándole su taza y puso en el suelo el plato con la leche del minino que al olerla se levantó del regazo de Tetchou y fue a por ella dejando un rastro de pelos en su pantalón

—En las próximas compras debemos buscar algo que quite los pelos de la ropa —Se sacudió un poco para soplar se chocolate, al instante el alvino volvió a su lado dejando que pasara su mano libre por su hombro acurrucandose en su cuello —¿Qué tienes?

—¿Nada? ¿Dije algo acaso? —¿Acaso Suehiro leía la mente? ¿Cómo es que sabía que pasaba algo?

—Tenías un rostro más feliz cuando fuiste a la cocina, ahora estás con cara de póquer, claramente quieres esconder algo —Ah si...a Jouno se le olvidava que el único que podía leer su rostro con solo verlo era Tetchou, ante esto suspiró inflando una de sus mejillas y dando un sorbo a su taza

—¿A quien verás mañana? —Decidió no darle vueltas al asunto o negar que algo le ocurría, así se evitaba una discusión innecesaria, ni el quería arruinar la paz del día con una discusión sin sentido

—Me imaginaba que era eso —Soltó una pequeña risita dejando un beso en su mejilla para después frotar su nariz con esta misma y hablar en un susurro sin separarse —Voy a ver a un vendedor

—¿Un vendedor de que? —No sabía que clase de productos solicitaban la presencia del castaño en lugar de venta, bueno había varios pero ese no era el caso, le daba curiosidad saber que quería comprar

—De casas —Esto hizo que Jouno abriera sus ojos de la sorpresa y dirigiera su rostro al suyo esperando que continuara —Bueno estuve pensando, y aunque nuestra vida es buena en este lugar, podría mejorar aún mas. Me gustaría tener un hogar donde envejecer a tu lado y ver a nuestros hijos correr en el patio, algo que solo se puede lograr si nos va...mos- ¡¿Jouno?! —Detuvo sus palabras en cuanto vio como del rostro del albino comenzaban a caer lágrimas sin parar, este al darse cuanta se limpió varias tratando de detenerlas sin mucho éxito

—N-no es nada es...es solo que no esperaba...que realmente quisieras hacer y tener...pues todo eso conmigo...y-yo  —El castaño no dudó ni un segundo en abrazarlo lo que solo hizo que las lágrimas de Saigiku se convirtiera en un llanto silencioso, escondió su rostro en el cuello de su pareja buscando calmarse y esperar a que al menos pudiera hablar con normalidad, una vez estuvo algo mas calmado por fin continuó sin separarse un milímetro —Tu realmente me has dado todo lo que creí que nunca merecía o tendría en mi vida...Gracias por existir Hiro...

Tetchou ante esto sonrió sintiendo como sus ojos se aguaban un poco de igual manera, pero se suponía que debía ayudar a calmarse a su novio, no ponerse del mismo modo por lo que rápidamente limpió el rastro de lágrimas tanto de sus ojos como de las mejillas del mas bajo —Gracias a ti

—¿A mi por qué? —Una mano sujetó su mentón con delicadeza y después los labios del mas alto dejaron un beso tierno y cariñoso el cual fue correspondido de la misma forma por el albino

—Por darle sentido a mi existencia —Dejaron sus rostros cerca por varios segundos rozando sus narices, se dieron varios besos que parecían solo ser roces, ellos realmente no siempre eran así de mimosos pero habían momentos en que lo ameritaban, lo único que les impidió seguir fue una pequeña bolita de pelos que volvió a ponerse antre ambos en busca de caricias, seguramente celoso de que ellos se mimaran demasiado entre si, ambos rieron bajito volviendo a subir al siamés colocándolo entre ambos

—¿Entonces quieres formar una familia conmigo?

—Ya somos una Jou —cargó al gatito haciendo que este lamiera la nariz del contrario y con una risita suave continuó hablando —Ya tenemos dos hijos ¿Eso nos hace una familia no crees?

—Si...tienes razón

Ambos volvieron a acomodarse del mismo modo que antes, recordando que aún tenían un chocolate que tomar, al parecer el único que no lo olvidó fue Pelusa, aún así retomaron su lectura y siguieron mimandose y mimando a su pequeño hijo peludo. Después de todo ese día si pudo mejorar, no solo con un chocolate caliente si no recordando lo mucho que se amaban, y sin darse cuenta, era primera vez que hablaban de sus planes futuros, les quedaba una vida por delante juntos eh iban a disfrutar cada segundo sin dudarlo

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Siempre ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora