Capítulo 2: Comida caliente.

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Fin de semana, los únicos días dónde esta curiosa familia se podía dar el lujo de despertar tarde por la mañana o al menos así debía ser...pero justo ese día Miri tenía una fiesta de cumpleaños a la cual asistir. Por eso mismo Kazuki se encontraba peinando el cabello de la menor mientras Rei limpiaba -en su habitación- las armas que guardaba como protección en casa. Miri le había pedido ir peinada de dos moñitos altos y por esa razón Kazuki llevaba media hora intentando hacer dicho peinado y con cada intento imperfecto su paciencia se iba muy lejos.


- ¿Seguro que esas clases sirvieron? - Kazuki intentó no sentirse furioso por el comentario del azabache que los miraba desde la puerta del baño donde Miri podía verse a la perfección en el espejo y decir si algo en el peinado no le gustaba.

- Se hacer peinados básicos - gruñó mientras veía como una coleta quedaba más arriba que la otra - Muy bien, Miri muéstrame el siguiente paso - hablo con aquella mirada sería que solo colocaba ante misiones sumamente importante.


Pero para Kazuki era importante que su hija luciera como una princesa y si para eso debía pelear por hacer bien dos moños entonces lo haría las veces que fueran necesarias.

Rei salió caminó hasta la sala principal donde entre los peluches de Miri en el sofá un pequeño cuaderno rosa destacaba y él sabía a la perfección de que se trataba por lo que caminó hasta donde se hallaba para abrirlo y leer lo que Miri había escrito, la última vez que hizo caso a comprar flores para Kazuki este se veía muy feliz e incluso ese día se apoyó sobre su hombro mientras veían aquella película que Miri insistió en ver. Sin duda fue un buen día en familia.



"Querido diario hoy papá Kazuki se veía muy preocupado por que papá Rei tardaba mucho en llegar del trabajo, me dijo que no volvería a calentar la cena, pero en cuanto llegó, Kazuki papá calentó la sopa de miso y la carne de hamburguesas. Supongo que lo quiere mucho y por eso le gusta darle comida caliente"



Todo aquello venía acompañado por un par de dibujos de lo que seguramente era Kazuki con delantal, el recuerdo de aquella vez donde nada más entrar Miri le dijo que el rubio estaba muy preocupado porque no llegaba lo hizo sonreír de lado, esa vez Kazuki negó todo con una mirada avergonzada y él había decidido no ponerle atención a nada de eso - tenía tanta hambre que aquella vez no se quejo de la comida - incluso recuerda como el hogareño hombre lo miró fijo hasta que le aseguró no estar lastimado por la misión.

Dejó el diario de su hija en donde estaba al verla salir corriendo del baño con dos lindos moños y su vestido de princesa que había insistido en usar para esa fiesta. Su mirada fue directamente a Kazuki que miraba a la menor con una sonrisa dulce que solo ella podía lograr en el rubio, este al parecer sintió su mirada pues sus miradas se encontraron y antes de que pudiera hacer cualquier cosa la suave mirada acompañada de una sonrisa más leve por parte de su compañero lo hizo sentir aquella calidez que hasta ahora solo había logrado sentir con Miri.


- El peinado fue complicado - hablo con una sonrisa grande y brillosa - Pero yo soy muy bueno en esto - agregó petulante, como esperando un halago que él no le daría.

- Rei papá, ¿Me veo linda? - la menor llamó su atención y solo pudo asentir.

- Muy bien ahora solo falta que te cambies de ropa - intervino el rubio con una sonrisa animada que parecía permanente en su cara.

- ¿Eh? - se limitó a decir pues hasta donde sabía ellos solo dejarían a Miri en el salón de juegos y luego irían por ella, se supone que él podría jugar videojuegos sin interrupciones...¿verdad?

- Bueno...nos enviaron a nosotros también, somos sus padres debemos ir...- por alguna razón la manera nerviosa en la que hablaba el más alto lo hizo entrecerrar los ojos, pensando en que seguramente había más de lo que en realidad decía.



Esa mañana fue realmente estresante para él, empezando por tener que enfrentarse a las madres chismosas, pasando por los esposas de algunas de ellas que los miraban mal cuando sus hijos no estaban cerca y aunque Kazuki le dijo que no le tomara importancia a los malos comentarios la verdad era que no le molestaba que escupiera mierda sobre él sino lo que decían al hablar del rubio y aunque eso pudo haber sido un gran problema lo que vino después sí que lo fue.

Él sabía que Kazuki había estado escondiendo algo, aunque nadie lo preparó para la grandiosa idea en la que los metió y solo por eso cuando Kazuki le enseñó aquella peluda botarga quiso matarlo ahí mismo, claro que no lo hizo pues este lo convenció - demasiado rápido- con un discurso tartamudo y acompañado de un gran sonrojo de porqué ayudar a la pobre mamá de la pequeña hija de Miri los haría mejores padres.

"Espero una recompensa por esto" Le susurro al oído antes de colocarse aquel ridículo traje y salir a entretener a un montón de mocosos. 


******


La noche llegó acompañada del sonido suave de la risa de Miri quien veía algún programa animado infantil mientras él se dedicaba a ver como Kazuki centraba toda su atención en la cena de esa noche, mientras lo miraba caminar de un lado a otro en la pequeña cocina no pudo evitar pensar en lo bien que se veía con aquel delantal o lo lindo que era saber que la única razón por la que Kazuki se esmera tanto en la cocina es porque le gusta cuidar de ellos, le gusta cocinar para las personas que aprecia y eso solo significa que para el rubio ellos ya son una familia.


- ¿Qué tanto me miras? - la voz algo alterada del cocinero lo hizo recordar lo que estaba haciendo.

- Te ves bien al cocinar - se limitó a contestar disfrutando del suave rosa que cubría las orejas del más alto.

- Deja de decir tonterías y ayuda a poner la mesa - obtuvo por respuesta mientras le daban la espalda.

- ¡A mi me gusta papá Kazuki cocinero! - la voz alegre de Miri solo hizo aumentar el sonrojo en las mejillas del rubio.

- ¡Deja de decir cosas raras frente a nuestra hija! - grita Kazuki y el puede sentir como su pulso se acelera por lo bien que se escucha y siente ser parte de aquella pequeña y rara familia que formaron.

- ¿A Rei papá también le gusta? - pregunta la menor y puede sentir la mirada disimulada del rubio mirándolos desde la pequeña cocina.

- Si, a mi también me gusta - le contesta e inmediatamente puede ver como Kazuki lo mira fijamente - No cocina tan mal - agrega aun viendo a su hija que sonríe satisfecha con la respuesta.

- ¡La comida siempre está calientita y a Miri le encanta! - grita la menor con una sonrisa de oreja a oreja que lo hace sonreír un poco de lado.




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Hola :) 

Espero el capítulo de hoy les haya gustado, como siempre gracias por leer y por sus votos. 

Cualquier duda o sugerencia son bien recibidas. 

Nos leemos en los comentarios. 

31/02/2023.

Querido diario...(Reikazu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora