XVIII - dulce

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Por fin estaba en su casa, en su fría y sola casa.

Había olvidado que al escapar por la ventana la había dejado abierta.

Corroboró que todas las cosas estén en su lugar y prendió la calefacción, cerrando la ventana.

Se sentía sucio así que fué directo a bañarse, se quitó la ropa y entró en la ducha, dejando el agua lo moje por completo.

Al salir se hizo un café y prendió su laptop, tenía que ponerse a trabajar después de varios días sin hacer nada.

Abrió un informe y empezó a completarlo.

Su cabeza rondaba los días que había tenido con Dabi y el sonrojo aparecía en sus mejillas y sus dedos se bloqueaban.

De repente se acordó del tipo con barbijo y dió un golpe en la mesa.

"Tonto, le hubiera dado un buen golpe"
Se quejó consigo mismo y frotó su rostro con su mano.

No lo sabía muy bien, pero a lo mejor quería que Dabi interfiriera.

Negó un par de veces y se volvió a concentrar en el trabajo.

Su concentración no duró mucho al notar que tocaban la puerta, así que decidió primero ir a abrir.

Sonrió un poco al ver quién se encontraba ahí.

-¿Que pasó?-
Preguntó el rubio.

-Te extrañé-
Rió un poco el chico pelinegro y al ver que Keigo el dejaba el paso entró.

-lo dudo-

-cierto, ¿Sabes que todas las veces que nos encontramos nunca te pedí tu número?-
Le extendió el teléfono Dabi a Keigo, para que anotaste su número.

-no lo había notado-
Anotó su número en el contacto vacío y puso de nombre "Kei" para luego entregárselo.

-supongo que no se ligar-

Volvió a reír Dabi y tomó el teléfono que Keigo le extendía.

Sus dedos borraron el nombre que había puesto el rubio y en cambio puso "Mi pajarito"

-¿Por que me llamás así?-
Preguntó el rubio, algo rojo por el adjetivo que puso al inicio.

-porque para mí eres un ángel y los ángeles son como pájaros-
Parecía una explicación rebuscada y un poco infantil para Keigo pero sonrió un poco.

-tonto-

Insultó un poco el rubio y vió como el pelinegro se acercaba a la puerta.

-¿Ya te vas?-
Ladeó un poco la cabeza.

-bueno...creí que estabas ocupado, no quería molestar mucho-

El rubio negó y tomó la mano de Dabi para llevarlo dentro.

-estas frío, te haré un café-

El pelinegro sonrió y se dejó llevar a la cocina.

-hace más frío aquí que afuera-

-¿Se nota?-

Preguntó Keigo haciendo el café para Dabi.

-puse la calefacción, pero estuvo mucho días abierta-

-¿No te robaron nada?-
Preguntó Dabi mientras se paseaba un poco por la cocina, viendo la decoración que no había prestado atención antes.

El Rubio negó ante la pregunta y llevó el café a la mesa, viendo al contrario.

Dabi se sentó y dejó que Keigo se siente frente suya.

El rubio apoyó sus pies en las piernas de Dabi por debajo de la mesa.

Mirándote ❘ 𝐃𝐚𝐛𝐢𝐇𝐚𝐰𝐤𝐬 | 🔞 | AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora