Prólogo

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La dependencia emocional. Un tema que es poco tocado, pero está demasiado presente en nuestras vidas.

Ya sea dependencia a un objeto. Dependencia a un sentimiento. Dependencia al pasado. Dependencia a las personas que más amamos…

Normalmente, juzgamos a las personas con dependencia emocional sin darnos cuenta. Comentarios como “al menos yo no dependo de…” hasta comentarios como “yo no soy una loca dependiente de alguien”. Y si, pasa. Son ejemplos muy específicos, pero los hayamos de diversas maneras.

Y, seamos sinceros. Alguna vez en nuestra vida nos ha dado coraje ver a las personas con dependencia emocional. Sin embargo, no sabemos muy bien cómo se siente.

Es un proceso doloroso. Muchos dicen “pero sólo aléjate y ya” pero, es muy difícil.

Es como decirle a alguien que deje un hábito diario de la noche a la mañana. Y es entendible, cuando lo ves en otro, parece fácil. Es fácil hablar. Pero si nos pasara a nosotros, ¿no creen que sería muy distinta la situación?

Está claro que la dependencia emocional no es sana en absoluto. Esta historia no trata de hacer pensar que la dependencia es buena o que debería ser normal. Es una manera de que empecemos a entender. Porque uno de los primeros pasos para ayudar a alguien psicológicamente, es entenderlos.

Saber que está mal, pero entenderlos ayuda a buscar maneras de progresión equitativas y funcionales. Lentas, pero efectivas.

Un proceso lleva tiempo. No podemos juzgar a alguien por el tiempo que le demore sanar. Es simplemente un pensamiento que no llevará a nada.

Gina dependía emocionalmente de su novio, Josh.

¿Qué serías capaz de hacer por amor?

‘En asuntos de amor los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes nunca a los cuerdos. Los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca.’

-Marwan

Y es verdad. Las locuras que haces por amor (ya sea por amor de familia, amor de amistad, amor romántico, etc.) son de las cosas que valen la pena en su momento. De esas cosas que te irán a enseñar algo. Porque de amor, si estás cuerdo, sería como amar con el cerebro, y el amor es un sentimiento que se vive con el corazón.

Estos chicos estaban enamorados. Él lo tenía todo. Ella no tenía nada.

Él era su todo. ¿Y ella para él?

De ahí otra cuestión, ¿cómo saber si de verdad quieres a alguien?

¿Se supone que sólo lo dices y es verdad? ¿Será que es como una enfermedad y tiene síntomas?

Estoy segura que muchos de nosotros hemos pasado por eso. ¿Cómo saber si lo que sientes es amor mental o amor de verdad?

La respuesta, no está aquí por si lo esperas. Aquí lo que está es una muestra de acompañamiento. No estás solo. No estás sola. Simplemente, estamos en un mundo que no tiene respuestas.

Él nunca tenía las respuestas que esperaba. Ella desearía no tenerlas.

¿Si te mintieran preferirías saberlo o seguir en tu mundo ideal?

Muchos pensamos en ese momento ‘Bueno, claro que prefiero la verdad’, sin embargo cuando la tenemos, ya no la queremos. Deseamos nunca haberla descubierto. Claro, no todos, pero al menos la mayoría, en el fondo, muy en el fondo, les pasa.

Ella estaría dispuesta a dar lo que sea para no perderlo, sin darse cuenta que perderlo era el primer paso para perder su carga interior.

Una historia que si le buscas otro sentido más allá de la acción, lograrás ver los mensajes que tiene. Ve más allá del drama y verás que no siempre sentir con la cabeza, es lo mismo que con el corazón.

Te darás cuenta, de que por más que ya pasaste por algo, una parte de ti sigue creyendo que cambiara.

Esta historia tiene mucho de eso. Porque el inicio es el fin y el final es el inicio. Simplemente, lo de ambos era que sus destinos no iban a cambiar fácilmente. Sus destinos estaban sellados.

 Fecha de publicación : Lunes 03 de abril


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