-Capítulo 11-

11 2 0
                                    

No sabia cuanto tiempo había pasado, pero lo único que suponía, era que el árbol del polvillo estaba cubierto por completo, despues de todo, donde estaba, el lugar estaba oscuro en su totalidad.

Pasaron algunos minutos aun encerrados en ese pequeño agujero del gran árbol, fue, como por acto de un milagro, que se asomo un pequeño rayo de lo que pareció ser el sol, meterse entre las hojas que los cubrían.

Las hadas que estaban en ese escondite se miraron entre ellos, Bakugo opto por separar un poco la hoja, dejando ver directamente a donde antes, caía el polvillo. Observo a su alrededor al salir del escondite. El árbol estaba congelado. Más bien, todo estaba congelado.

-Mierda...- maldijo caminando hacia la lo que quedaba de la fuente. 

Izuku voló hacia el, poniéndose a su lado y agarrando su mano, pudo notar como con la mirada le pedía, no, mas bien, le suplicaba que lo perdonara.

-No es tu culpa tonto- apretó su agarre sonriendo un poco solo para el.

En poco tiempo, las demás hadas del lado cálido salieron de donde estaban, y empezaron a caminar directamente a donde, antes, caía el polvillo que los hacia volar.

Se miraron entre todos preocupados y ansioso ¿Y si todo fue en vano?, ¿Nunca volverían a volar?, ¿Qué les pasaría a ellos?.

Para su suerte, los rayos que antes se habían asomado, ahora brillaban aun más en dirección a la fuente, ocasionando que soltara pequeñas gotas de agua, señal de que se comenzaba a derretir. Después, este fenómeno se empezó a ver a los alrededores.

Lo que alguna vez fueron caras de decepción, tristeza, etc. Ahora, eran caras llenas de alegría, orgullo y victoria.

Antes sus ojos, polvillo de hadas empezó a caer por montones, como si fueran los viejos tiempos.

Izuku no dudo y abrazo a Bakugo con todas su ganas -¡Lo logramos Kachan!- cerro sus ojos deleitándose del calor que le provocaba Bakugo, en el "buen" sentido.

El rubio solo rio y abrazo al de menor estatura por la cintura, beso su frente y miro hacia el polvillo, aun sin soltar a su Deku.

Entonces, las otras hadas empezaron a dar gracias y felicitar a las hadas del invierno, admirando la hermosa vista que tenían ante sus ojos. Algunas hadas se quitaron la hoja que cubría sus hojas y empezaron a volar libremente.

Izuku en un momento de euforia voló lo más rápido que pudo a todas direcciones, asegurándose de que el polvo cayera a donde suponía que debería caer.

-Kachan vamos- dijo alegremente agarrando de la mano al rubio, quien sorprendentemente no se movió, en cambio, lo miro con una sonrisa que se veía mas como una mueca -¿Kachan?- pregunto confundido y preocupado -¿Estas bien?, ¿Qué ocurre?-

El de mayor estatura desvió un poco su mirada incomodo, ante el comportamiento de la pareja, los demás enfocaron su mirada en ellos.

-¿Katsuki?- pregunto su papá acercándose a el.

Con un par de movimientos, con sus manos se quito el abrigo que cubría sus alas, dejando ver un corte en ellas, muy notable.

-¡Kachan!- se alarmo Deku volando un poco para ver un poco mejor -¡¿Cómo te lo hiciste?!-

-Al volar hacia el lado del invierno, bueno, al parecer mis estúpidas alas no resistieron- trato de sonar desinteresado e incluso sarcástico, pero todo lo que pudo hacer es sonar triste y con una mueca que simulaba una sonrisa ladina.

-¿Porque no dijiste nada?- para sorpresa de todos, la reina le pregunto con una voz calmada, aunque sonaba triste. Camino hacia su hijo y lo agarro de las manos, haciendo que conectaran sus miradas.

Amor de hadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora