2021
Mientras se recostaba contra el desgastado piso de su dormitorio, sus ojos se posaron en la silenciosa inexpresividad del techo de su departamento. Luz no pudo evitar pensar en sus vecinos. Los de arriba, con pasos pesados y peleas ruidosas.
Cuando se mudó por primera vez al espacio reducido, había puteado al ruido, constantemente prendia un ventilador de pie y se tapaba los oídos con auriculares. Sin embargo, los días y las noches se hicieron fríos y ya no se sentía reconfortada por la ciudad.
Podría ir a tomar un café ahora mismo. Sin embargo, su cuenta bancaria se estaba agotando y no parecía que eso cambiaría pronto.
Su cabeza una vez estuvo llena de fantasías sobre su futuro. Quería vivir en capital e ir a la universidad, pasar largas noches frente a su computadora estudiando, como lo haría cualquier chica de su edad. Tener algún interés romántico, amigos, algún perro. Tal vez viviría en una casa normal, con tres habitaciones; una para su mamá, otra para Santi y las mellizas, y una propia.
Pero ahora ella era solo una chica de 20 años, que debía ser el sostén de su familia. Se suponía que tenía que estar viviendo otra vida en este momento, en cambio, comenzó a considerar las implicaciones financieras de un café caliente. Nada lujoso, lo más barato de algún menú.
En el momento en que abrió la puerta de su departamento y entró en los pasillos al aire libre del edificio, Luz realmente se arrepintió. Hacia mucho frío en la calle.
El aire viciado y frío del invierno de la ciudad, era al menos un bienvenido despertar del aire viciado y frío de su casa. Quizás las largas horas que pasó en el piso estaban terminando con la culminación de su propia locura. Era como el cuento que leyó en la escuela, sobre una mujer joven que se mantiene aislada como cura para su "depresión nerviosa temporal".
La mujer terminó viendo ojos en las paredes, creyendo que alguien estaba atrapado debajo del papel tapiz. Luz se sentía loca, pero aún no era el tipo de locura que te lleva a un thriller psicológico.Empujó la fría puerta de metal de una cafetería local a la que había venido desde que llegó a capital hace unos meses. Solía parar ahí luego de largas horas trabajando en un local de ropa. Si bien muchas cosas cambiaron desde esos días, todavía tiene que detenerse para contar monedas antes de hacer su pedido.
No estaba segura de lo que esperaba de esta 'reunión'. Después de todo, Lola no le parecía la persona más confiable, considerando que se habían conocido en una fila, esperando para ir al baño en un boliche. Le había dicho que era muy linda y que tenía una oferta laboral que podría interesarle, intercambiaron números y pactaron un encuentro en el café para darle más información sobre el 'trabajo'.
Resultó que Lola trabajaba en un club de strippers donde gente famosa e importante solía concurrir. Tratando de convencerla le prometió una buena paga con la que podría alquilar un mejor lugar, vivir un poco más cómoda con su familia.
Luz realmente se entusiasmó con esto último. Necesitaba urgentemente la plata. Y aunque moralmente no fuera el trabajo desead, no tenía otra opción.
Si Luz hubiera sabido tenía que acostarse ocasionalmente con los clientes que más ofrecieran por ella, y tomar algunas drogas para aguantar bailar hasta que la brillantina de su cuerpo se convirtiera en sudor, se habría quedado en su dormitorio y buscado otro trabajo.
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2023Luz se sentó frente a su espejo, escuchando la música a todo volumen de fondo. Estaba nerviosa, incluso más nerviosa que de costumbre. Se aplicó una capa extra de lápiz labial rojo en la bica recordando cómo Lisandro la había estado mirando la noche anterior.
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《Club 25 || Lisandro Martínez》
RomanceLisandro conoce a Luz en un club de bailes eróticos. Sin embargo, el jugador queda enganchado con ella desde el primer momento en que la ve. ¿Podrán coincidir siendo de mundos tan distintos?