Capitulo 4 - Un poco de drama

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Está lloviendo afuera, mientras que Cristian y Nahuel están adentro de la casa del primero -viven ahí durante el tiempo que estén jugando en el país- se arman un porro y miran una película de terror medio cursi. Escuchan un auto detenerse afuera, el convertible plateado nuevo de Lisandro, estacionado al otro lado de la entrada.

-¿Por qué estás vestido así?- preguntó Nahuel a penas lo vio. Alcanzó sus cigarrillos en la mesa y encendió uno, soplando el humo hacia él con una sonrisa.

Él dudó. Si decía la verdad, ellos le harían cincuenta preguntas boludas y aún no estaba listo para eso. Si mentía, Cristian lo sabría de inmediato y tendría que lidiar con otra charla sobre la importancia de la honestidad y los lazos que los mantenían como amigos.

-Tuve una cita- dijo finalmente Lisandro, suspirando. -Y no, no quiero hablar de eso-.

La mandíbula de Nahuel cayó antes de que su boca se curvara en una sonrisa. -Fue la piba esa, ¿no? La del club- Le dirigió una mirada de suficiencia y Licha se burló.

-¿Y qué tiene?-

-De nada ¿No?- Añadió Cristian sonriendo

-¿Como te fue?¿A dónde la llevaste?- Cuestionó Nahuel

La puta madre, ambos iban a hacer un lío por esto. Odiaba toda la situación, deseaba haber conocido a Luz de una manera más normal. Como en una librería o una cafetería.

Aunque Lisandro tendría que ir a una librería o a una cafetería para que eso sucediera. Tenía incluso menos tiempo libre para perder dando vueltas, esperando a que ella apareciera.

-Fuimos ahí a la vuelta, desayunamos un café con medialunas- Nahuel hizo un ruido de disgusto cuando abrió un paquete de papas fritas y exhaló.

-¿La llevaste a desayunar? A las cuatro de la mañana?- Cuestionó

-Ella salía a esa hora, además duerme durante todo el día- defendió, recordando a Luz sentada frente a él en la mesa de vinilo rojo, luciendo tan bonita con la ropa que tenía puesta. Su pelo era largo, negro oscuro con reflejos más claros, cayendo sobre los hombros delgados. La forma en que sonaba su voz, la forma en que le sonreía. Lisandro sintió que la conocía desde hacía mucho tiempo. Algo en ella lo tranquilizaba. -Era lo mejor que pude hacer-

-Está bien, agradecé que ahí hacen buenos cafés- dijo Cristian, permitiéndole el punto.

-A ella le gustó. Estaba contenta con la salida- dijo Licha diplomáticamente. Pensó en su cara. Ella no tenía experiencia en eso de las citas, eso era obvio. Martinez encontró eso entrañable.

-¿Y vos la pasaste bien?- preguntó Nahuel y Lisandro lo miró por el rabillo del ojo. Bien no era la palabra correcta. Se sentía como un nene otra vez, como si estuviera garabateando su nombre en corazones en su carpeta. Se sentía tonto como la mierda, estaba dispuesto a atribuirlo al buen humor posterior a la locura y todo eso. Había pasado mucho tiempo desde que había sentido algo así por alguien, de hecho ni siquiera con Muriel había sentido algo parecido. Luz lo hizo sentir seguro de que su paciencia estaba justificada y bien recompensada.

-Si, más vale- murmuró. No pudo luchar contra la sonrisa de costado que inclinó sus labios.

-Ay Licha- dijo Cristian, con las manos revoloteando hacia su corazón. -¿Qué onda te chupó hasta el alma? ¿eh? Siempre son las que más cara de santita tienen-

Lisandro ciertamente no estaba discutiendo eso con ellos. Le dio vergüenza admitir que no había pasado nada. Sin embargo, tampoco le gustaba que hablaran así de ella.

-¿Y qué onda Licha, te cobró o fue de onda?-  preguntó Nahuel, apoyando los pies en la mesita de luz. Ignoró la mirada que él le dirigió y a sus zapatillas Balenciaga. -Viste como son las minas así-

《Club 25 || Lisandro Martínez》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora