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[Capitulo 1] Silencio

Miami - Florida
Pov. Calle.

Siempre nos dicen que el silencio es bueno, que te ayuda cuando necesitas pensar, meditar o simplemente estar. Sin embargo, cuando lo que esperas es una respuesta, el silencio se convierte en la peor pesadilla.

-Señorita, llevo más de dos horas esperando. Por favor dígame algo -Suplico viendo a la enfermera suspirar. Era la novena vez que le preguntaba lo mismo y se veía en su rostro que la respuesta iba a ser la misma.

-Lo lamento, no tenemos información aún. En cuanto sepa algo, le aviso.

Con cada palabra el miedo calaba más hondo en mi cuerpo. Me abrazo con fuerza. Estaba congelada aún con todo el calor de Miami y ya no sabia si era por el aire acondicionado del hospital o el frio que me salía desde adentro ante tanta incertidumbre.

Sentía que me ahogaba con la estúpida mascarilla que debía usar por protocolo de bioseguridad post covid, pero aun así no podía dejar de moverme.

Camino de un lado a otro viendo los minutos correr en el viejo reloj de la pared, justo debajo de un letrero que jamás en mi vida me había causado tanto pavor "Emergencias".

Junto a mi solo hay dos personas más, un chico joven y una mujer mayor. Nadie dice nada, cada uno está metido en su propia mente, en su mundo de preocupación por la persona que está adentro en un frio quirófano.

Por favor papá, tienes que ser fuerte

Por favor...

Mi cabeza no se detiene tampoco. en mi mente repaso cada momento del día. Yo quería invitarlo a desayunar. Tal vez si me hubiera quedado más tiempo ahi...

Tal vez si él no hubiera sido tan terco....

Papá por favor... dime que estás bien...

Un par de lágrimas se me escapan con angustia mirando la puerta que no parece abrirse por nada del mundo.

Esperar... jamás había sido buena esperando.

Me iba a volver loca si seguía aquí. cada segundo se sentía como una eternidad.

Después de otra hora más, por fin alguien sale y todos los de la sala nos levantamos expectantes.

El llanto inunda las paredes de esta sala y un temblor me recorre de pies a cabeza. No eran noticias para mi, pero se siente fatal de igual manera.

Los hospitales jamás me habían gustado y menos ahora. Todo el lugar parecía tan lúgubre y triste. Lleno de melancolía y miedo. No quería estar sola ahora, pero tampoco es que tuviera a nadie a quien llamar. Mi hermana estaba lejos, mi mejor amiga al otro lado del país y mi papá justo dentro de esa fría sala.