3 | Thea Ravenstone

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Thea Ravenstone observa a Julieta Pipparola a lo lejos

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Thea Ravenstone observa a Julieta Pipparola a lo lejos. Está atravesando el pasillo de habitaciones con paso apretado, como si huyese de algo. 

La política opina que el tranquilo Centro de Recuperación Hospitalario no es el mejor lugar para esas prisas. Camina tan acelerada que choca contra su hombro sin querer.

Oh! Pardon moi!

Thea le dirige una mirada glacial como respuesta. Ni siquiera sabe qué ha dicho; la cocinera de la Tripulación del Calor habla idiomas muy raros y es tan excéntrica como muestra su aspecto. Llaman la atención esos pelos teñidos de dos colores, su ropa anchona y fea y esas gafas suyas en forma hexagonal. Thea, en cambio, usa esos vestidos que estilizan su silueta gruesa, y sus cabellos están perfectamente peinados en dos moños laterales de color negro. No tiene los rasgos faciales más agraciados, con esos labios demasiado fruncidos y esas facciones demasiado rectas, pero Julieta tampoco los tiene. La diferencia entre ambas, a ojos de Thea, es que ella sí que consigue mostrar elegancia.

Está claro que la Consejera Thea no soporta a Julieta. ¿Qué es eso de que ahora existan piratas que dejan de ser piratas? Criminales que a todas luces no se han reintegrado en la sociedad, que continúan con sus fechorías mientras la Autoridad que rige el planeta aprueba sus actos. ¿Cómo puede alguien como Julieta Pipparola estar participando en Cocina Estelar, uno de los reality shows más populares del planeta Corinto?

Para Thea Ravenstone, era evidente que todo esto pasaría. Ella sabía que alguien como Julieta manipularía el concurso por un mero capricho. El engaño y la estafa corren por sus venas. Esa manera de actuar solo forma parte de su naturaleza criminal.

Por tanto, puede que Julieta Pipparola haya chocado contra ella por ir demasiado deprisa o puede, seguramente, que oculte algo más.

No. Eso de padrón mua no le sirve.

—¿Lo has hecho adrede? —masculla Thea.

Julieta frunce el ceño de forma notable.

—Por supuesto que no.

Thea siente que le hierve la sangre.

—Creía que habíamos dejado claro que no nos volveríamos a dirigir la palabra...

—Thea, por favor —suplica una tercera voz femenina—. Te pediría que mantuvieses un poco la compostura.

—¿Compostura? —se escandaliza la aludida—. ¿En esta situación denigrante tú me pides que mantenga la compostura?

Aura Ravenstone ahoga un suspiro tras sus labios cerrados. Permanece cruzada de brazos a la espalda de Thea, muy seria y quieta, como si hiciese aplomo de toda su paciencia. Más atrás, supervisando toda la escena, está la guardaespaldas privada de las dos, Georgia, sin intervenir en ninguno de los asuntos que presencia.

Julieta les dirige una sonrisa nerviosa y se excusa para marcharse. Aura la despide con un asentimiento de cabeza.

Thea no lo entiende. No comprende por qué Aura se muestra tan educada con los tres delincuentes que participan en esa edición del concurso. Cualquiera diría que la pirata, la loca habilidosa Sólida o el loco habilidoso Termo no le suponen una amenaza. Uno de esos tres tuvo que ser el que causó la intoxicación que los ha llevado a todos al Centro de Recuperación Hospitalaria.

Pesadilla En La Cocina EstelarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora