4 | Aura Ravenstone

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Aura Ravenstone se siente algo inquieta, y no es para menos

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Aura Ravenstone se siente algo inquieta, y no es para menos. El enorme buque de Mónica Bayas permanece anclado durante dos días. La Almirante de la Flota Marina Autoritaria solo dedica dos días a realizar comprobaciones a lo largo de ese islote donde se sitúa el Centro de Recuperación Hospitalario.

Mantiene a Aura y Thea Ravenstone inmersas en sus investigaciones. Por supuesto, se presume su inocencia. Aura no encuentra ningún placer en ser tratada de forma distinta o especial, al contrario. Solo es un martirio derivado de su puesto de responsabilidad.

Las Consejeras y Almirante disfrutan juntas de comidas privadas durante la estancia del escuadrón. Mónica Bayas lanza preguntas incómodas a cada uno de los participantes del concurso y sonsaca información a diestro y siniestro. Manda a sus peones a revisar habitaciones vacías, ocupadas, incluso almacenes de medicinas y salas de operaciones. No se deja ni un solo rincón por visitar. Pronto comienza a insistir en que todo está en orden.

Demasiado pronto confirma que todo está en orden.

Mónica concluye que todo está siendo una gran exageración. La población del planeta Corinto es demasiado propensa al pánico, a la tragedia y al estado de alarma. Es comprensible, después de todos los desastres que ocurrieron mientras se colonizaba ese planeta tan hostil. Sus equipos no han detectado nada fuera de lo ordinario en ninguno de los participantes. No se trata de buscar a ningún culpable. La intoxicación fue un accidente, eso es todo.

—Y eso es lo que transmitiréis en vuestra rueda de prensa —añade.

—¿Qué rueda de prensa?

La cuestión que resbala de la boca de Thea Ravenstone va dirigida directamente a Aura.

La Consejera de urbanismo toma aire despacio.

—La que yo voy a conceder mañana.

Thea se queda estupefacta. Aura sabe por qué.

Sin embargo, ambas guardan silencio frente a la Almirante Mónica Bayas.

La comida termina mientras tocan otros temas intrascendentales y las tropas autoritarias de mayor volumen y responsabilidad abandonan el islote a las pocas horas. Únicamente queda la vigilancia estándar de cualquier otro Centro de Recuperación.

Maldita sea, piensa Aura. Eso era lo que más se temía.

Si la Autoridad ya ha descartado cualquier peligro allí dentro, el peligro va a suceder sin que haya nadie para detenerlo.

Y esa era la perspectiva que más asustaba a Aura de todo el abanico de posibilidades que barajaba.

Ninguna de las dos Consejeras vuelve a mencionar la rueda de prensa hasta que no cae de nuevo el periodo de sueño. Aura acude hasta la habitación de Thea solo con la intención de dejarle las cosas claras. Ambas visten su ropa de dormir y sendos Curadores en sus muñecas. El de Aura permanece libre de ningún cable o vía, solo controla sus constantes vitales. El de Thea enlaza con la máquina Curadora que hay en casi todas las habitaciones.

Pesadilla En La Cocina EstelarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora