Anne Weasley, la melliza menor de Ron Weasley, y la séptima hija de la familia. Tiene fama de hacer bromas a los profesores, más especifico, a Snape. Todo el mundo sabe que la pelirroja ve lo mejor de una persona, encuentra aquella mota de luz hasta...
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- Anne despierta- la pelirroja sintió como una sombra de pelo rizado la zarandeaba por los hombros intentando que se despertara.
- Hermione? Cuando has llegado?- preguntó.
- Ahora mismo, va despierta que vamos al mundial de Quidditch, tienes dos minutos Anne Cedrella Weasley- le reprendió al ver como Anne cerraba los ojos lentamente sin darse cuenta.
- Ya, ya, no mi nombre completo por favor- se quejó levantándose mientras se desperezaba.
- Pues levanta tu culo dormilona, voy a despertar a Ron y a Harry- dijo mientras salía de la habitación.
Cuando Anne bajó ya cambiada vio que todos excepto Ron y Harry estaban ahí.
- Por fin Anne, pensaba que te habías vuelto a dormir- dijo su madre sonriéndole- Buenos días cariño.
- Buenos días familia- dijo bostezando.
- Hola hermanita- dijeron los gemelos al unísono.
- Como os va el asunto chuche?- les preguntó en un susurro, refiriéndose a la tienda de bromas que sus hermanos querían crear.
- Genial, pero mama nos ha descubierto un poco- dijo Fred.
Anne levanto una ceja divertida- Un poco?
- Bueno, acaba de encontrar todos los experimentos que hemos hecho- admitió George.
- Pero...- empezó Fred.
- Oh, no, ya vais a empezar con vuestra conexión alienígena- se quejó Anne rodando los ojos.
- No- siguió George ignorándola.
- Nos
- Vamos
- A
- Rendir
La chica iba a decir algo pero justo en ese momento bajaron Ron y Harry.
- Bien, bien! Vamos, que llegaremos tarde- exclamó Arthur.
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Anne ya había perdido la cuenta de cuanto tiempo llevaban caminando.
- Papa- dijo ahogada- No puedo caminar más, mi capacidad física no llega a tanto y lo sabes- se quejó dramáticamente mientras iba agarrada del brazo como una vieja con Ginny, la cual asintió, respaldando a su hermana mayor.
- No podemos más- dijo la menor.
- Ya casi estamos niñas- aclaró Arthur.
Fred y George se miraron entre si y cada uno puso a una hermana en su espalda.
