I. ¿Qué tiene de bueno el amor?

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Finney realmente realmente realmente está enamorado de su mejor amigo.

Podría despotricar durante horas porque atesora pasar su tiempo con el chico de piel canela o cual fue el preciso momento en el que, sin reparo, cayó enamorado a sus pies, lo lindo que le parece el surco en sus cejas al no entender los complicados problemas numéricos, lo agraciado que le queda esa bandana para sostenerle su lacio cabello negro o la cantidad de viejas cicatrices marcadas en la extensión de sus nudillos. Sin embargo, no tiene tiempo para eso y gracias a Dios porque Bruce lo estrangularía con sus propias manos si lo escucha suspirar con pesadez por Robin de nuevo.

Entierra su cara en una mullida almohada y suelta un grito ahogado, detrás de él Bruce rueda los ojos tomando otra almohada para darle un golpe por la espalda. Están pasando el rato en la habitación del chico japonés antes de que tengan que separarse para tomar sus respectivas prácticas de béisbol.

Hace calor fuera, es un verano del '82 en un monótono suburbio en Denver, Colorado. El aire acondicionado a duras penas los refresca de modo que sienten como las sábanas de la cama se pegan a sus pieles sudorosas dejando una sensación mucho menos que agradable, la hermana menor de Bruce, Amy, le grita desde la sala de estar que debe apurarse a llegar al campo de béisbol sino quiere que lo pongan a correr vueltas por un retardo.

—Vamos levántate, quiero tomar un helado antes de la práctica de hoy.—Palmea el tobillo de Finney y con pesadumbre el chico se levanta con pellizcos en la cara por la almohada. Toman sus bolsos con sus cosas y con una gorra en mano Bruce se despide de su hermana y guía a Finney calle abajo hacia su destino. Mira que Bruce en realidad no quiere preguntar pero ver a su amigo más ausente de lo normal; con un silencio que quema el aire, la vista pegada a sus zapatos y su labio inferior metido entre sus dientes por la angustia lo motiva a hablar.—Bieeen cuéntame qué pasó esta vez con Robin, prometo que no estoy hablando con sarcasmo.

—No pasa nada—Responde de forma simple con un alzamiento de hombros, restándole importancia.

—¿Nada? Finney estás molesto, algo tuvo que haber hecho. ¿Es por la confesión de amor de Sam en la mañana? Creí que la había rechazado.—Finney niega con la cabeza asombrando con levedad a su acompañante. 

—No lo hizo...Pero tampoco la aceptó.

—Entonces es un punto muerto.

—Es un lo voy a pensar. Decir sí o no es porque no sabes lo que quieres, ¿Qué sentido tendría decirle “No creo que tenga una respuesta ahora, pregúntame después”?—Cita las palabras de Robin puesto que estaba unos metros más atrás presenciando el suceso. Creía con inocencia que sería como las veces anteriores; Robin rechazaba a cada chica sin excepción alguna, tenía el suficiente respeto por escucharlas hablar de su enamoramiento por él para luego declinar una cita con la debida sutileza y un semblante imperturbable.

Grande fue su sorpresa cuando le respondió con una voz dubitativa, algo que no ha pasado antes y que pudo haberse pasado por alto para cualquier otro, pero no para Finney. Conoció a Robin a los 10 años cuando el niño se mudó desde México después de la muerte de su padre, era nuevo en el vecindario así que estaba en boca de todos los vecinos los chismes de unos recién llegados de una viuda y su hijo. La madre de Finney le había dicho que la Señora Arellano era bastante amable y de cierta forma cohibida, aunque su rostro mostraba desconsuelo. Siempre se saludaban en las mañanas al hacer las compras del día y en reiteradas ocasiones, cuando dichos chicos acompañaban a sus madres, hablaban del último número publicado en historietas populares y el más reciente episodio de sus caricaturas favoritas.

Con el paso de los años fueron acercándose más a tal punto que se invitaban a sus fiestas de cumpleaños y pasaban las tardes de verano sentados en la hierba reseca del patio de Robin. Un punto clave en su relación es el hecho de que Robin con frecuencia lo sacaba de aprietos, Finney nunca fue un aclamado luchador como su amigo pero si se lo proponía podía igualarlo mano a mano y codo a codo.

¡5 𝑻𝒊𝒑𝒔 𝑷𝒂𝒓𝒂 𝑬𝒏𝒂𝒎𝒐𝒓𝒂𝒓 𝑨 𝑻𝒖 𝑪𝒉𝒊𝒄𝒐! ⚝︎ 𝑹𝒊𝒏𝒏𝒆𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora