II. De una vez por todas

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—¿Qué sentido tiene seguir esos absurdos consejos? Dijiste que ya habías intentado acercarte a él antes, ¿Crees que algo va a cambiar si bates tus pestañas y le hablas con dulces palabras al oído?—Dice Gwen con diligencia.

Y Finney le da la razón.

No es como si no lo hubiera pensado antes, no por nada tiene unas bolsas violaceas debajo de los ojos y una posible jaqueca por desvelo. No pegó ojo en toda la noche por lo que ha pensado en cada posibilidad sobre su altivo plan, salga para bien o para mal ya exploró todos los caminos a seguir. Primeramente debía leer el contenido entero de la revista por lo que temprano por la mañana, cuando su hermana se alistaba para el día, entró a hurtadillas a su habitación para robar la pieza maestra de su plan. Seguía donde mismo, olvidada sin preocupación debajo de la cama y cuando se encontraba verificando el colorido papel en sus manos su hermana lo pilló desde la puerta de madera; sabía que debía arrancar la página de una vez para que no pasara esto, que más da.

Con un cepillo para el cabello en mano y los ojos aún somnolientos, Gwen le cuestionó que hacía en su habitación y de primera mano, Finney no puso excusa alguna puesto que fue atrapado con las manos en la masa, debía de contarle la verdad a detalle. A final de cuentas no es como que le esconda cosas a su mayor confidente sanguinaria, salvo por su enamoramiento por Robin; del cual tenía la ligera sospecha que no hacía falta tratar, su hermana lo conocía como los profundos pliegues en su mano.

Gwen en ciertas ocasiones demoraba más su mirada cuando Finney y Robin charlaban en el pórtico de la casa de este último, antes el chico castaño creía ilusamente que Gwen mantenía sentimientos románticos por su amigo pero con rapidez se dió cuenta que ella no está interesada en ese tipo de temas, al menos no por ahora. Sabía que la mirada analizadora de aquellos momentos no era por nada, pero Finney siempre dejó la conversación para otra ocasión, si pudiera evitarla la arrojaría debajo de la alfombra melenuda de su habitación y la olvidaría por la eternidad.

Volviendo al tema principal, que uno se va por las ramas; Finney si había pensado lo anterior dicho por su hermana. ¿Había sentido alguno sobre el seguimiento de los disparates de la revista? La respuesta es un sí. Finney pensaba que podía sacar algo de provecho, el propósito de los consejos es enamorar a tu chico por lo que si pudiera hacerle cambiar su perspectiva, de amistosa a romantica, a Robin la tomaría con gusto. De igual forma, sabía que con su nuevo comportamiento Robin podría mostrar sus verdaderos pensamientos por Finney, quizá una mínima señal de un amor recíproco o si mal le iba, dejar en claro que solo son mejores amigos.

—Mira es mi última oportunidad.—Dice Finney sentado en el suelo en posición india, su hermana apoyada contra el borde del colchón mirandolo expectante.—Si esta vez no funciona, si de verdad no siente nada por mí voy a rechazar lo que siento por él, me voy a olvidar de todo. Pero si logro gustarle aunque sea un poco, voy a esforzarme por enamorarlo.

—¿No crees que ya siente algo por ti?

—Eso me ahorraría muchas cosas, seguir cada paso de la revista por ejemplo.—Menciona sosegado.—Pero supongo que eso es algo que ya sabría, no por nada no ha correspondido ninguno de mis coqueteos.

—Ni siquiera he presenciado tus lamentables coqueteos pero estoy segura que claros no son.—Finney le entrecierra los ojos con ofensa.—Ya estás grandecito, ya sabes lo que haces. Yo solo voy a ser tu apoyo moral, ahora podríamos seguir aquí y perder el tiempo con tus fascinantes ideas o podrías ir al trabajo, porque se te está haciendo tarde.

—Mierda.—De un brinco Finney se levanta después de que Gwen señala su reloj de pared, son las 8 menos cuarto y el chico sigue en pijama, con una maraña de cabello en la cabeza y con el estómago vacío. Se apresura a su habitación para cambiarse de ropa, pasarse un peine con rapidez en sus rizos rebeldes y correr a la cocina por algo de comer. Sale de la casa despidiéndose de su padre, que le responde con un gruñido de confirmación, se trepa a su bicicleta y pedalea por las calles de la ciudad con una manzana en la boca y el pensamiento de no perder su trabajo de verano por llegar tarde. La suerte está de su lado porque justo llega a tiempo.

¡5 𝑻𝒊𝒑𝒔 𝑷𝒂𝒓𝒂 𝑬𝒏𝒂𝒎𝒐𝒓𝒂𝒓 𝑨 𝑻𝒖 𝑪𝒉𝒊𝒄𝒐! ⚝︎ 𝑹𝒊𝒏𝒏𝒆𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora