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Cuando los padres de Tweek salieron del consultorio, el hombre estaba más serio de lo normal, y la mujer parecía congestionada, con su nariz rojiza y los ojos hinchados.
Craig quiso preguntar qué pasaba, pero se mordió el labio, parecía un tema que debería hablar con la madre de Tweek en privado.
─ Chicos, ¿Se trajeron la ropa que les pedí? ─ habló la mujer, su voz sonaba algo rota.
Tweek asintió, al mismo tiempo que Craig respondía con un bajo "Si".
─ Creo que nos quedaremos unos días ─ habló la mujer ─ Ahora el doctor me dió unas órdenes para unos exámenes, iremos por unos estudios de sangre ahora, ¿Sí?
Craig volvió a responder con el mismo "Si", aunque Tweek ya no parecía querer decir nada.
El padre de Tweek arranco el auto, andando con tranquilidad por la calle.
La mujer sonó su nariz con fuerza.
─ Craig ─ habló la mujer.
El pelinegro hizo un sonido afirmativo.
─ ¿Recuerdas lo que te pedí hace un año?
El chico tardó un momento en recordar.
Hacía casi un año, cuando también había acompañado a los padres del menor a los estudios, y la mujer le había pedido estar junto a Tweek sin importar lo que pasara.
Un poco asustado, Craig asintió, la mujer vió el gesto por el espejo.
─ Te pido lo mismo está vez ─ dijo.
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