1O

1.2K 107 7
                                    

No era la primera vez que pensaba que de haber leído la carta en la escuela, hubiera revelado las fotografías muchísimo más rápido. Al final, dos horas después apenas terminaba de tener frente a mí todas las tomas, miraba muchas que recordaba haber captado pero no podía distinguir una especial, una donde yo fuera el foco.

Repasé con la mirada de nuevo las imágenes que había en la mesa y colgando; nada, nada sobre mí en el pasillo, en la escuela, en el porche o… Ahí estaban. Había cuatro fotografías mías. ¿Cómo no las había notado antes?

No eran lo que yo esperaba, algunas ni siquiera mostraban mi rostro por completo; era yo pero tenía los ojos cerrados, el cabello enmarañado sobre mi rostro, tapándolo ligeramente y mis labios entreabiertos, una de las fotografías incluso alcanzaba a captar la piel desnuda de mi hombro y el cabello esparcido sobe su cama.

Él las había tomado después de que me quedara dormido esa noche.

No podía dejar de mirarlas, no podía dejar de recordar, lo bueno y lo malo, y no podía dejar de pensar en que necesitaba dejarlo todo atrás. Necesitaba una despedida.

—Sólo promete que si llama dirás que estoy ahí— repetí al móvil, sin aliento.

—Harry, no creo que…

—Solo promételo— insistí mientras caminaba hacia la casa de Draco.

—Lo prometo— gruñó Hermione y colgué la llamada, con la seguridad de que aquel gesto me costaría bastante caro pero lo pagaría.

Lo que hacía ya iba más allá de un lento razonamiento el cual mi amiga me haría hacer.

Miré su porche, la quietud y el silencio, hacía poco había anochecido, no era muy temprano pero tampoco muy tarde, el auto de su papá no estaba y aquello no podía clasificarlo como algo bueno o algo malo. ¿Acaso importaba?

El viento fresco erizó mi piel o quizás fue el nerviosismo. Había caminado tan rápido de la escuela hasta allí, más de lo que había caminado en semanas, que apenas tenía aire, mis pies dolían y mis manos sudaban. Me acerqué hasta tocar su puerta, dos veces, y esperé. Los segundos parecían horas, podía sentir cada latido de mi corazón en todo mi cuerpo.

Él abrió la puerta por completo mirándome fijamente, sus ojos grises mostraban sorpresa y algo más, ¿alivio?, ¿alegría?

—Harry —murmuró en voz muy baja, soltando el aire retenido. Entré sin esperar invitación, cerró la puerta de nuevo y nos quedamos en la entrada con el silencio y la expectación rodeándonos.

—Harry, yo…—comenzó de nuevo pero yo miré alrededor captando su atención—¿Qué buscas? —preguntó confuso.

—¿Y tu papá? —repliqué mientras él fruncía el ceño.

—Pasará la noche con… va con ella un noche a la semana —terminó.

Me acerqué un poco mientras Draco alzaba la mano acariciando mi mejilla como si no pudiera detenerse.

—Necesito terminar con todo esto —murmuré y un gesto de dolor apenas perceptible pasó por su rostro—, Necesito tener un recuerdo bueno, sincero, libre y sin secretos para dejar todo atrás —seguí diciendo y esperando que él comprendiera, al final me conocía demasiado bien, tenía que entenderlo.

—Harry, no creo que…—comenzó de nuevo antes de que yo colocara dos dedos en sus labios, la sensación me causó un estremecimiento.

—Ahora yo te necesito, Draco—. terminé mientras él cerraba los ojos y tomaba la mano que aún estaba en su boca entre la suya. Me miró un momento antes de apretar nuestro agarre y caminar hacia las escaleras, llevándome con él.

Otra Oportunidad © DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora